Charo Camprubí
Desde España
Para Lampadia
La Unión Europea está a la defensiva. Teme que el proyecto europeo, tan laboriosamente desarrollado desde los años cincuenta, se vaya al traste por el auge de la extrema derecha. En las elecciones del 9 de junio al Parlamento Europeo, los partidos ultraderechistas quedaron los primeros en Francia, Austria, Italia, Bélgica y Hungría y los segundos en Alemania, Países Bajos, Polonia y Chequia. Es un gran éxito, sobre todo si se tiene en cuenta de que Francia, Alemania, Italia, Países Bajos y Bélgica son países fundadores de la Unión Europea (antes CEE), y que Francia y Alemania son el motor de la Unión Europea.
Cuando surgieron los partidos de extrema derecha, algunos países de la Unión Europea decidieron imponerles un cordón sanitario, es decir, no pactar con ellos ni permitirles entrar en gobiernos de coalición. Aislarlos. Esta política se siguió a rajatabla en Francia, Alemania y Bélgica. Es gracias a ella que el partido de la ultraderechista Marine Le Pen, que partía como favorito, terminó el 7 de julio en tercer lugar. Como las elecciones tienen dos vueltas en Francia, en la segunda vuelta la derecha clásica retiró a su candidato, si éste tenía menos opciones de ganar, para apoyar al de la izquierda y viceversa. Fue así como Francia paró a los ultraderechistas.
Alemania también mantiene un estricto cordón sanitario a ADF, partido ultra muy agresivo que utiliza lemas nazis, hace desfiles nazis, y cuyo líder pregona que no todos los SS eran criminales. La mayor parte de sus votantes provienen de la RDA (Alemania oriental) otrora zona de ocupación soviética.
En otros países no se aplicó el cordón sanitario pues la derecha clásica pactó con los ultraderechistas desde un principio. Es el caso de Italia, Suecia, Finlandia y Países Bajos, donde actualmente la extrema derecha gobierna en coalición. En Austria ya lo ha hecho cuatro veces. En España el PP gobierna con Vox a nivel autonómico.
Los votantes ultras se concentran en las zonas rurales (agricultores y ganaderos) y en las ciudades medias o pequeñas. Viven precariamente en la periferia y las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania les ha dado la puntilla. Se sienten desposeídos y olvidados. Rechazan la multiculturalidad, la inmigración y la globalización.
La ideología de los ultraderechistas se hace eco de dichas frustraciones. Inicialmente abogaban por salir de la Unión Europea y del euro. Ahora pretenden cambiarla radicalmente desde dentro. Frente a las políticas supranacionales de la UE responden con la exaltación del nacionalismo. Frente a la globalización responden con una llamada al proteccionismo. En Francia Le Pen lo denomina “proteccionismo inteligente”. En Alemania ADF propugna la salida de Schengen (espacio sin fronteras que permite a los ciudadanos y residentes de la UE vivir, circular y trabajar libremente en cualquier país de la UE). Sería volver a las fronteras de antaño.
Su principal caballo de batalla es la lucha contra la inmigración. Consideran que la UE ha fracasado en sus políticas migratorias ya que está siendo asediada por inmigrantes africanos que llegan por mar a las costas griegas, italianas y españolas. También buscan endurecer las políticas de asilo. Abogan por reforzar la seguridad ciudadana. Quieren frenar las políticas medioambientales de la UE ya que son negacionistas del cambio climático. En su opinión, las políticas verdes van en contra de los intereses de algunos sectores que requieren protección. Su moral es la tradicional: están en contra del feminismo; de la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer; del aborto y del colectivo LGTBI. Exaltan la libertad individual. Antes eran antisemitas y ahora son xenófobos e islamófobos.
Rechazan la ampliación de la UE a más países. Le Pen está furiosamente en contra de la ampliación a Ucrania y a Moldavia. En la guerra de Ucrania es pro-rusa como el húngaro Orbán y otros. Orbán, que ahora preside la UE, quiere crear un nuevo grupo en el Parlamento Europeo con los partidos ultraderechistas pro-rusos llamado: “Patriotas con Europa” al que Vox se piensa sumar.
La derecha clásica, al adoptar en su programa algunos de los postulados ultraderechistas para no perder votantes, ha contribuido al blanqueamiento y al auge actual de la extrema derecha. Por Roma y Milán juventudes fascistas ya desfilan con camisas negras, antorchas y brazos en alto
La UE acaba de salvarse con las justas de dos escenarios muy peligrosos. Primero, que los ultraderechistas fueran tan numerosos en el Parlamento Europeo que condicionaran sus políticas y, segundo, que llegaran al poder en Francia. Ahora respira aliviada pero sabe que están al acecho no solo para frenar sino para hacer que el proyecto europeo de marcha atrás.