Carlos Milla Vidal
Desde Cusco
Para Lampadia
El título de esta reflexión tiene dos componentes:
- Por un lado, un diagnóstico, que no es más que la comprobación de lo que nos está ocurriendo con el (des) gobierno de Castillo/ Cerrón/ Bellido. Estamos en el despeñadero.
- Y, por otro lado, una interrogante que tiene más bien el propósito de un llamado a la acción por parte de las fuerzas democráticas del país, es decir esa GRAN MAYORÍA inerme que ha sido derrotada, y que no sabe qué hacer. Me refiero a las llamadas fuerzas de centro, de derecha o aquellas de millones de emprendedores que vemos aterrados, cómo la profundización de los cambios del marxismo, está terminando con los esfuerzos de una vida, y las esperanzas de nuestros hijos y nietos. Todos nos preguntamos… ¿Nos vamos a quedar inermes sin hacer nada? O podemos hacer algo cada uno de nosotros desde nuestra posición.
¿En un despeñadero?
Los primeros “actos de gobierno”, de Castillo, nos muestran exactamente lo que son: Personas que saben que han llegado al poder y ésta es su única oportunidad de hacer realidad sus planes, “destruir desde dentro el estado burgués” (no importa la legitimidad de las elecciones o los posibles (¿evidentes?) fraudes.
El hecho factual es que están en el gobierno y NO HAN VENIDO A GOBERNAR. Han venido a desmantelar el estado, sus instituciones, a infiltrar cada espacio posible con dos propósitos:
- El primero es evidentemente clientelista (denunciado por el propio ex canciller Bejar)
- Y el otro es hacer del estado mucho más ineficaz que el que teníamos. Hacer que sea más lento, hacer que las personas más incapaces sean los tomadores de decisiones. Todo esto para forzar un cambio constitucional que los perpetúe en el poder.
Ellos sí saben lo que hacen… desmontar los avances en institucionalidad y gobernabilidad.
El objetivo no declarado del gobierno, no es derrotar la pobreza, es “multiplicar” la pobreza y asegurarse que el asistencialismo garantice una precaria supervivencia y una lealtad garantizada, para no moverse del poder. Un ejemplo es Venezuela que ha casi triplicado el número de pobres (ahora la pobreza está por encima del 90%).
No tenemos que abundar en que el gabinete es colectivamente el más incapaz de la historia republicana, y desde el punto de vista individual los personajes involucrados en corrupción, en sedición, con peligrosas cercanías con el terrorismo.
¿Por qué lo hicieron?
Hay quien ingenuamente cree que no tenían gente más preparada. Esto no es cierto… Lo hicieron a propósito, para provocar tanto al Estado formal (Congreso), y a la ciudadanía. Parece que el mensaje era… “Acostúmbrense que llegamos para quedarnos”.
Entonces nuestra pregunta, si ¿están preparados para gobernar?, la respuesta es NO, pero están preparados para cumplir con sus objetivos, es decir la destrucción institucional, la respuesta es SI.
Mientras tanto, ingenuamente desde el lado democrático, queremos creer que las tremendas pugnas en el partido de gobierno terminarán por destruirlo.
Esto, no es cierto. Están siguiendo un libreto, cuidadosamente elaborado por el foro de sao paulo. Castillo, Cerrón y Bellido, están allí porque creen que “Salvo el poder todo es ilusión” y cada uno juega sus roles.
A este gobierno no se le puede acusar de no decir las cosas… Ellos anuncian a través de sus voceros oficiosos, que no creen en la democracia, que la califican de “pelotudeces”, no creen en la economía de mercado, no creen la gobernabilidad, ni el equilibrio de poderes. Amenazan con cerrar el congreso, “las dos balas de plata”, los llevarán a un poder omnímodo. Finalmente, Bellido en declaraciones a la prensa amenaza hacer “cuestión de confianza” ante la primera interpelación.
La “Investidura” otorgada por dos tercios de los votos sólo nos da un mensaje al país y a sus “fuerzas democráticas”. El congreso, y principalmente las bancadas de AP, y APP han claudicado a la primera, y se han puesto en el triste papel de acólitos, aunque sus voceros digan sin convicción que fue un “voto por la gobernabilidad”. Es decir: Este primer round lo ha ganado Perú libre.
Simultáneamente el empoderado ministro de trabajo, luego de reconocer a un sindicato pro senderista echa por la borda la representación existente, se asegura que las siguientes elecciones tendrán a sendero luminoso participando “democráticamente” en la vida política.
El nuevo jefe del servicio de inteligencia, un mayor en retiro, con nula experiencia, será quien tiene el derecho a centralizar TODA la información relevante de los servicios de inteligencia de la policía, ejército, marina. ¿A quién reportará?
Así como en el gobierno anterior era un requisito para acceder desde puestos de confianza hasta ministerios y premierato, ser Moqueguano, ahora parece que la consigna es “ser chotano”, o haber trabajado en Chota.
No tenemos que dar más ejemplos: Uno de los pocos ministerios que acompañó el crecimiento del país en Comercio exterior y Turismo, pretende ser desactivado bajo la burocracia de cultura. Y aunque estas peregrinas ideas no progresen, las amenazas están allí. Y el desmantelamiento del equipo de profesionales sigue todos los días. Tanto a nivel de sedes centrales, como en las otras ciudades importantes. Hoy renunció el director de Cultura de Cusco, que se niega a aceptar presiones para contratar a recomendados y militantes de Perú Libre.
El desgobierno es el objetivo.
¿Qué hacer?
Los demócratas del Perú debemos empezar a unirnos.
Esta unión debe tener el sentido de urgencia, y la convicción que lo que está en juego no es nada menos que la continuidad de nuestro país, y el futuro de nuestras familias. Debemos unirnos suscribiendo algunos principios éticos y de respeto al orden constitucional, estar detrás de algunos principios, y debemos aprender de nuestros errores.
- Error número uno: Hemos cedido el campo del relato. La izquierda ha sido capaz de construir falsas verdades y convertirlas en incontrovertibles realidades… La desigualdad (Ellos no creen que ésta se ha reducido ni creen en coeficientes Ginni. La pobreza extrema… (Nunca leerán que hemos reducido la pobreza del 59 al 21% en 15 años.) para ellos la pobreza ha aumentado, y se la creen. La prosperidad que ha alcanzado el Perú como país, la ven como privilegio de pocos, y se la creen. La izquierda tuvo un Gramsci, que teorizó sobre la necesidad del relato sobre la historia factual. ¿Dónde está el Gramsci de derecha? No existe. Es más, los relatos de prosperidad no venden. A nadie le interesa la historia de éxito de los millones de peruanos esforzados que salieron de la pobreza y alcanzaron la prosperidad… En el campo, en las ciudades. Esas historias de éxito no las sabemos contar, y no llegan a convencer, ni siquiera a los mismos nuevos llegados a la clase media. ¿Por qué? Bien sencillo: Una historia se construye en base al sentimiento, nunca a la razón. Y una “buena” historia se construye en base al doble sentimiento, es decir RE-SENTIMIENTO.
- Error número dos: No queremos ver la realidad: No sabemos cuánto podemos perder. Una precaria estabilidad, un crecimiento económico más o menos continuo, una democracia electoral de más de 20 años, resultados en la reducción de la pobreza, y crecimiento exponencial de la clase media, no ha logrado construir ciudadanía. Ha producido en vez, Peruanos incrédulos que siguen pensando “Esto no me puede pasar”. Estamos sumidos en una anomia que nos puede destruir.
- Error número tres: Castigamos a la política, y nos quedamos sin liderazgo. El desprestigio de la política producido desde el relato, y la consecuente destrucción de los partidos, nos ha dejado en manos de aventureros de la política cuyo propósito no es “El interés por el bien público” como etimológicamente se define ésta. Sino una feria electoral por intereses subalternos antes que principios.
¿Los caminos?
Este será tema de una próxima reflexión: Pero la tarea que tenemos los Peruanos de bien debe ser desde el lugar que cada uno ocupa en la sociedad:
- Desde el congreso: Tienen la obligación moral de unirse alrededor de principios, no de intereses. Desde aquí un llamado a esos pocos congresistas que más allá de sus bancadas puedan tomar un papel de liderazgo: Un llamado al congresista Carlos Anderson, cuya lucidez destaca entre todo el ruido político, y está llamado a aglutinar un liderazgo multipartidario.
- Desde los partidos: Los partidos cuya precaria organización nos ha puesto en el papelón de dar la confianza por miedo, deben recapacitar y unirse detrás del gran objetivo: La democracia, los valores de la República, la división de poderes.
- Desde los gremios empresariales. Cuyos líderes deben entender que, siendo los grandes actores de la economía, deben adoptar una posición firme en defensa de la economía, del crecimiento y la generación de empleo, y a seguir derrotando la pobreza
- Desde la prensa: Cuyos profesionales deben entender que la independencia, y la adhesión a la verdad y defensa de la democracia están por encima de intereses. Nuestro saludo a los pocos medios consecuentes con la misión de informar, con verdad, y a los portales de opinión que siguen dando la lucha.
- Desde una veeduría ciudadana: Los casos de corrupción no pueden ser ventilados exclusivamente desde el poder judicial. Los ciudadanos organizados, pueden y deben ser voces que acompañen con información sobre los casos emblemáticos que manchan nuestra política. Nuestro saludo a CIVICA, y ojalá que hagan suyo el seguimiento a la labor de los fiscales.