Carlos Gálvez Pinillos
Para Lampadia
Cada verano Lima se pone en riesgo de sufrir las consecuencias de exceder los límites de la capacidad de tratamiento y potabilización de agua en la planta de La Atarjea.
Como sabemos, es en verano que se presentan las avenidas de agua y huaicos de la sierra que, arrastran no sólo sólidos naturales en suspensión (tierra que enturbia las aguas), sino cuanto desecho sólido (basura) orgánica e inorgánica es arrojada irresponsablemente a la rivera de los ríos por la población que ahí habita.
Resulta absurdo que, agua que ha sido captada en lagunas y represas en las alturas, que es desarenada en el camino y turbinada por algunas centrales hidroeléctricas instaladas en la cuenca del Río Rímac y Santa Eulalia, sean luego expuestas a esa tremenda e irresponsable contaminación, para después vernos obligados a limpiar nuevamente, incluso llegando a los límites de nuestra capacidad instalada, poniendo en riesgo el suministro de agua a la población de Lima.
Desde hace mucho tiempo distintas entidades han realizado estudios orientados a construir algunas obras complementarias a las existentes que; permitirían eliminar dramáticamente la contaminación mencionada, reducir o eliminar el impacto de huaicos sobre las poblaciones ribereñas y brindar nuevas oportunidades de generación eléctrica, dando beneficio económico adicional al país.
Una preocupación permanente en el Perú y el mundo, es la disponibilidad del recurso agua; tanto en cantidad, como en calidad para la actividad humana. Tenemos la suerte de haber nacido en un país bendecido por la naturaleza, que dispone de una de las mayores capacidades de captación y acumulación de agua dulce del mundo.
Para quienes no están familiarizados con esta información, bueno comentarles que; usamos en el Perú sólo el 1% del agua dulce disponible. Lástima que algo más de 97% del total del agua dulce está en la vertiente oriental y se va al océano Atlántico, sin darnos beneficio alguno. De otro, en la vertiente occidental usamos cerca de la mitad del 2% a 3% remanente que allí discurre; la desperdiciamos, la ensuciamos con plásticos y residuos domésticos e industriales, la dejamos verter al mar sin haber sido debidamente tratada (veamos los casos de Taboada y La Chira, por no mencionar todos los casos del litoral) y para colmo de males, queremos que SEDAPAL construya y opere plantas “desaladoras” de agua de mar….
El sentido común y la responsabilidad ambiental que nuestro tiempo exige, indica que no debemos permitir que se ensucie y contamine un recurso hídrico que tendremos que limpiar y purificar “aguas abajo”. Es preocupante ver el gasto constante efectuado por SEDAPAL, por no haber construido en el país las instalaciones que evitarían tal contaminación. Para ello debemos plantearnos que, cuando menos los 14 km entre Moyopampa y La Atarjea, que hoy discurren las aguas por el río, en zonas urbanas que lo usan de “botadero”, sean canalizadas, bien sea con un túnel o entubando el canal abierto existente.

Los estudios efectuados indican que se puede considerar un túnel paralelo entre Callahuanca y Moyopampa que aumentaría el caudal que hoy llega a Moyopampa.
Ahora que estamos en pleno siglo XXI y nos llenamos la boca hablando de modernidad e innovación, sería bueno que usemos el sentido común y gastemos algo de tiempo en pensar en soluciones razonables, que tengan un sentido económico para plantearnos soluciones al tema del agua, entre otros. Lampadia