En días recientes se ha presentado el Plan Nacional de Diversificación Productiva, para la consulta y el debate público, y consideramos una obligación pronunciarnos al respecto. En primer lugar, se debe decir que es una iniciativa interesante que va a generar mucha discusión y que el Gobierno ha tomado la iniciativa para generar el debate.
Sin embargo, cuando uno termina de leer el documento le quedan muchas dudas. La primera de ellas es si estamos ante un plan de diversificación o uno de competitividad. Lo que uno puede concluir es lo segundo, con lo cual el título no sería el más adecuado. Se opta por plantear medidas para toda la economía y no seguir una estrategia de elegir ganadores, lo cual es saludable. Pero, por lo mismo, tenemos que son medidas orientadas a mejorar la competitividad de la economía y no necesariamente a diversificarnos. Es un paso previo y necesario. Luego de ello viene la segunda duda, que está relacionada a que ya existe un Consejo Nacional de Competitividad, que tiene un plan y agenda anual y que incluye muchos de los temas y medidas planteadas en el documento. Se propone la creación de un Consejo Nacional de Diversificación Productiva que, si no se delimitan funciones con el CNC, provocará una duplicidad de funciones que no será eficiente. El CNC ha venido haciendo un buen trabajo en los últimos años y creo que no puede debilitarse su rol y que, por el contrario, debe fortalecerse. Pero por ello se deberá delimitar bien la cancha con el nuevo ente que se creará o tender a fusionarlos. Lamentablemente, existen muchas experiencias de consejos creados con mucha expectativa y que luego mueren en el olvido o por inanición.
En el diagnóstico se incluyen una serie de datos interesantes sobre los cuales no se puede discutir mucho. Sin embargo, cuando revisamos las propuestas creemos que están incompletas. Un ejemplo está vinculado a la informalidad. Hay muchas formas de ver la informalidad y se ha adoptado la productiva referida a la existencia de regulaciones excesivas que dificultan la operación de empresas, pero creo que existe un consenso fuerte en el país de que el tema de la informalidad laboral es elevado y que las causas están en los costos laborales altos. La solución a ello está en una reforma laboral que reduzca costos laborales y que permita que más trabajadores se integren a la formalidad con acceso a sistemas de salud y previsionales que les permitan mejorar su nivel de vida. Sin ello, lo demás será una medida en el sentido correcto, pero incompleta. Se podrá decir que la reforma laboral es un tema espinoso desde el punto de vista político, pero debe mencionarse, dado que si estamos hablando de un plan la idea es que trascienda este Gobierno y sea un acuerdo que más adelante pueda ser llevado a cabo por otro.
Otro punto adicional es el referido a la oferta educativa. El sistema productivo peruano necesita contar con técnicos y profesionales que respondan a la demanda de las empresas. Lo que vemos ahora es que salen al mercado laboral jóvenes que no encuentran un trabajo adecuado para lo que han estudiado, por lo que pasan al subempleo o se tiene que gastar mucho en capacitación para ponerlos al nivel requerido.
Un último punto es el referido a que la diversificación no solo debe ser horizontal sino vertical. Con esto nos referimos a que existen actividades ligadas a minería o agroexportación en las que podemos seguir consolidándonos generando mayor valor agregado. No tenemos que renegar de lo que ya tenemos.