Por: Carlos Basombrío
El Comercio, 14 de Setiembre del 2022
“Parecía que se venía un día de festejos; después de todo, Castillo, Bermejo y Torres habían planificado la crisis”.
El 12 de setiembre, día de los Defensores de la Democracia, tenía este año un significado especial al conmemorarse los 30 años de la captura de Abimael Guzmán. Pero nuestra crisis política permanente le superpuso un evento coyuntural, pero también de gran importancia: la elección de un nuevo presidente del Congreso.
En Palacio de Gobierno, horas antes de ambos eventos, Pedro Castillo, en un acto público acompañado solamente del congresista Guillermo Bermejo y del primer ministro Aníbal Torres, se reunieron con líderes de comunidades ashánincas. Parecía que se venía un día de festejos; después de todo, ellos tres habían planificado la crisis.
El audio de César Acuña que terminó con la censura de Lady Camones no es para enorgullecer a nadie. Una conversación privada de un grupo partidario que da cuenta de algo tan cuestionable como frecuente en la política: el poder adquirido se usa de mala manera para tratar de obtener más poder. De allí a censurar a la presidenta del Congreso, que no había hecho nada en el sentido de lo que se le pedía, había mucho trecho y condujo a una victoria política importante para el mencionado trío.
¿Fue un “topo” el que grabó la conversación? Esa es la hipótesis de la dirigencia de APP.
No puedo dejar de pensar, sin embargo, en una teoría bastante más siniestra. La tecnología para que la grabación pueda haber sido hecha por terceros sobrantes. Y el hecho de abusar del poder y utilizar métodos vedados para saber lo que piensa que el adversario no se detuvo con Montesinos y ha tenido a más de un imitador. ¿Los gobernantes actuales podrían haber recurrido a métodos similares?
Estamos ante un presidente que viene siendo investigado por organización criminal y que actúa en función de lograr su impunidad. Tenemos un gobernante que, por obtener algo de popularidad, fue capaz de llevar a decenas de niños a Palacio, presentándolos como enfermos de cáncer y anunciando, enorme cheque en mano, más de S/4.000 millones para ayudar. Una inhumana burla para los que sufren el horror de tener a sus niños viviendo ese drama.
Pues sí, yo creo que podría. Pero más allá de este ejercicio teórico, el audio se había grabado para favorecer al Gobierno y le sacaron todo el jugo posible.
Obsérvese, si no, la secuencia de los hechos. Revelado por “Epicentro” (legítima primicia), ese mismo día Bermejo, que bien podría estar aconsejándolo para que se deje “de pelotudeces democráticas”, plantea la urgencia ética de que toda la directiva renuncia por el audio. Un día después, el domingo, compitiendo con los programas políticos, todo el Gabinete Ministerial se presenta exigiendo la renuncia de Camones. Ojo, no las bancadas oficialistas, en un asunto que, en todo caso, era congresal. Al día siguiente, con apoyo de parte de la oposición, ella es censurada.
La historia bien pudo terminar con el nombramiento del acciopopulista Aragón, con amplio apoyo de ‘los Niños’ de su partido. Pero Vladimir Cerrón les seguramente a sus 16 fieles votar en abstención (una decisión que encierra varios mensajes y ninguno halagüeño para Castillo); ello, sumado al apoyo de algunas bancadas menores en segunda vuelta, le permitió al general Williams –con bastante más peso en la sociedad que sus predecesoras y parte del bloque más duro de la oposición– una holgada victoria.
Una razón adicional para que Castillo se sienta muy incómodo con Williams es que este promovió la razón que le da dos años de permanencia al comandante general de la PNP, cargo que, por cosas del destino, ha caído en un oficial de excelente trayectoria que podría hacerle mucho bien a su institución.
Por cierto, el mismo 12 de setiembre, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas condecoraba al teniente general PNP Vera Llerena, sacado de muy mala manera del cargo por Castillo hace pocas semanas.
Ahí no acaban sus desdichas. Al mediodía, Castillo llegó a la ceremonia donde homenajeaban a los miembros del GEIN, a los mismos que, rompiendo la tradición de los últimos años, les impidió desfilar el 29 de julio. La gran mayoría de ellos apenas lo vieron llegar se retiraron en abierto desplante.
En la noche, el coronel Harvey Colchado experimentó un nuevo episodio de la venganza de Castillo. El director de Inteligencia de la Digimin, Luis Sánchez Lira, decide (¿lo hizo por motivación propia?) sacarlo de la División de Búsquedas. La movida aborta cuando sale la fiscal Marita Barreto describiendo lo hecho como un grave atentado a las investigaciones y una decisión arbitraria y obstruccionista del ministro. Huerta, que parece haber cobrado conciencia sobre lo precario de su situación, decide recular (¿con o sin la aquiescencia de Castillo?) y tratar de salvar su ya maltratado pellejo.
Le ponen sal adicional a las heridas presidenciales que las dos últimas encuestas de opinión (CPI y El Comercio-Ipsos) dan cuenta de que su hipo de crecimiento se ha detenido y de que la gran mayoría de los peruanos considera que obstruye a la justicia. Peor aún, que más de la mitad coinciden en que Yenifer, Lilian y los cuñados trabajaron con él en la organización criminal y un 12% adicional, que lo hacían a sus espaldas, lo que lo dejaría aún peor.