Por: Carlos Amat y León
Para Lampadia
I. – Realidad compartida: la crisis sanitaria, social y económica
- El país ha sido impactado por una desconocida, masiva y letal pandemia: el Corona-Virus19. Para superar esta tragedia sanitaria el gobierno ha tenido que semiparalizar las actividades económicas y alterar la vida social de la población, decretando periódicas cuarentenas y restricciones a la movilidad de las personas, durante los últimos catorce meses.
- La gravedad de los efectos de esta pandemia son el millón y medio de personas contagiadas y más de sesenta mil fallecidos. Así mismo la profunda recesión económica – alrededor del 11 % del PBI de 2020- el desempleo de 3 millones de trabajadores y la drástica reducción del ingreso y de los ahorros de los hogares. Sin duda, los más afectados son el 70 % de las familias que dependen del sector informal.
- Además, en este año se debe terminar de vacunar por lo menos el 75 % de la población en todo el país. Esta es la única esperanza para controlar la pandemia.
- El costo fiscal es enorme. Ante la magnitud y sorpresiva emergencia social, el gobierno tuvo que responder con un apoyo de bonos financiero y canastas de alimentos a las familias más pobres, subsidiar la planilla de los trabajadores y otorgar a las empresas líneas de créditos blandos. Así mismo, ampliar el presupuesto del Sector Salud para terminar de construir hospitales, habilitar más camas UCI´s y contratar equipos médicos adicionales con el debido equipamiento. Todo ello ha implicado un gasto fiscal adicional no previsto, en el orden de US $ 36 mil millones. (18 % del PBI).
- Sin embargo, el escenario futuro es incierto. Es probable que las mutaciones del virus sean recurrentes en los próximos años, obligando a la población a vacunarse periódicamente. Y, por otro lado, continuar con los protocolos sanitarios para evitar los contagios.
II. – Un programa común de reactivación económica y social
- Tenemos que recuperar la actividad económica perdida y, además, impulsar un crecimiento económico y social inclusivo, descentralizado y eficiente, para incrementar los ingresos y la calidad de vida de toda la población y superar las desigualdades sociales y regionales del país.
- Ello implica la reorganización de las instituciones del Estado, para emprender una nueva cartera de programas y proyectos.
- La agenda para una reactivación económica para un nuevo modelo de desarrollo inclusivo, comprende las políticas siguientes:
- Sistema Integrado de Salud con módulos de atención en el Primer Nivel, en los ámbitos de los Gobiernos Locales
- Sistema Educativo de primera calidad para construir ciudadanía, fortalecer las capacidades cognoscitivas y emocionales y ejercitar las habilidades para trabajar en una economía del Siglo XXI. Módulos de educación especializado para el apoyo a las redes de escuelas regionales
- Modernización del Sistema de Administración de Justicia para combatir la corrupción, evitar la impunidad y acelerar los procesos judiciales.
- Reactivación de la Demanda Interna mediante un vigoroso programa de capitalización de los Centros Poblados del interior del país y en los barrios marginales urbanos, con una cartera de proyectos de ejecución simultánea en agua potable y saneamiento; tratamiento de los desechos líquidos y sólidos; energía; INTERNET; centros culturales y recreativos; áreas verdes; remodelación urbanística y cuidado del medio ambiente.
- Sectores productivos integrados en cadenas de valor compartidos e intensivos en empleo; fortalecimiento de las asociaciones de productores en la agricultura familiar en cuneca cuencas del territorio y tambos de gestión para la prestación de los servicios técnicos, laborales, legales, financieros y en la cadena de comercialización para vincularse con los mercados urbanos e internacionales.
- Potenciar e integrar el conjunto de servicios urbanos para aumentar la competitividad de las MYPES y potenciar las cadenas de valor con la agricultura, la industria, los servicios y la comercialización interna y externa.
- Parques tecnológicos de innovación y capacitación para apoyar la gestión de clusters productivos regionales.
- Infraestructura de una malla vial, energética y de comunicaciones con fibra óptica y de satélite, en todo el territorio nacional.
- Contratos sociales de largo plazo con la minería, agroindustria, metalmecánica, industria de construcción, pesquería, forestación y turismo, para capitalizar los poblados con servicios básicos de primera calidad en los centros poblados regionales. Tambos de gestión productiva, en los ámbitos de las cuencas donde se localizan estas empresas.
- Impulsar los grandes proyectos mineros, energéticos, agroindustriales y la construcción de los grandes proyectos de infraestructura, para generar los recursos financieros que requiere el nuevo modelo de desarrollo inclusivo y para incrementar la competitividad de toda la economía.
- Constituir una Superintendencia de Desarrollo, independiente del ejecutivo y autónoma en su gestión, para certificar, vigilar y apoyar el buen manejo de los recursos naturales y del ambiente, a fin de asegurar su sostenibilidad.
- Esta cartera de grandes proyectos de inversión asociados con el capital nacional e internacional – mediante contratos transparentes y supervisados por el Estado, son indispensables para generar las divisas y los ingresos tributarios para financiar esta agenda de desarrollo.
- Es decir, para asegurar la estabilidad macroeconómica con una inflación meta menor de 3%, garantizar el equilibrio fiscal y sostener una alta calificación crediticia del país – Grado de Inversión – en el mercado financiero internacional.
III. Respeto a las Instituciones Fundamentales de la República
Para forjar una sociedad civilizada que asegure el bienestar y promueva el progreso sostenido y equitativo de los ciudadanos, es fundamental organizar instituciones transparentes y efectivas, que cuenten con el respeto de la población, el consentimiento de sus funciones y normas y el cumplimiento de sus mandatos.
El fortalecimiento de estas instituciones, con personalidades ejemplares y comportamiento eficiente, es condición esencial para recuperar la confianza de la población y contar con su participación para implementar las políticas de reactivación económica y social señaladas.
Es irracional e indignante polarizar las diferencias sociales y agitar los odios ancestrales, aprovechando el terrible sufrimiento por los efectos de la pandemia y, al mismo tiempo, convocar a un gran esfuerzo para unir todas las sangres e impulsar un nuevo crecimiento inclusivo económico y social del país. Lampadia