Por la modernización en la gestión pública
El empresario Carlos Añaños explica cómo romper la falsa polarización de izquierdas y derechas, modernizar al Estado, salir de la crisis sanitaria y económica, y retomar la confianza de los inversionistas. Además, junto al Patronato Pikimachay, presenta la Ruta del Cóndor, para reactivar el turismo en Ayacucho.
REVISTA COSAS
Octubre 2021
Entrevista a Carlos Cabanillas
Por Carlos Cabanillas
Fotos Omar Lucas
¿Usted sigue siendo un optimista, como dijo en la última entrevista que dio a COSAS?
Yo soy un optimista de nacimiento, porque creo que, si quieres hacer empresa, si quieres emprender, si quieres un ideal diferente, un sueño diferente, eso es más fácil conseguirlo en armonía, en paz contigo y, ojalá no sea mucho pedir, en sonrisa. No perdamos la esperanza. Yo sé que son momentos duros. Pero en medio de esta pandemia que nos cambió la vida, yo me quedaría con los mensajes positivos. Aprender a valorar nuestra salud y alimentación, por ejemplo. En Ayacucho, en los momentos duros del encierro, algunas familias no tenían para la comida y ponían unas banderas blancas en son de “necesito ayuda”. Yo me quedo con el lado optimista, con la gente que les llevaba comida y avisaba por las redes sociales: “En tal calle hay una señora que puso una bandera blanca”. Yo me quedo con esos mensajes positivos. Nuestra alimentación será nuestra medicina de acá al futuro.
Muchas de las muertes tuvieron que ver con la desnutrición. Un crimen en un país tan biodiverso.
Cuando te digo que no pierdo la esperanza, es porque yo veo que el Perú es el cuarto país más biodiverso del mundo, el tercero en tener más microclimas y el octavo con mayor reserva de agua dulce. Perú es una nación rica. Esta pandemia nos muestra cómo trabajamos para mejorar nuestra calidad de vida. Yo sigo pensando en eso.
La pandemia trajo muchas autocríticas necesarias, pero también nos da perspectivas sobre lo que sí hemos crecido. Es fácil hablar, pero muchos de los que critican al modelo no especifican qué parte del modelo está bien. La pregunta sería:
- ¿qué porcentaje hemos reducido en la pobreza en los últimos veinte años?
- ¿Cuál es el nivel de reservas que tenemos?
- ¿Cuál es la recaudación tributaria y cómo ha crecido en los últimos veinte años?
- ¿Cuál es nuestra clasificación por las agencias de riesgo en grado de inversión?
Eso es el modelo. No podemos pintar al modelo con mala gestión. Es cierto, hay malos gestores que han llevado al país a la crisis de los muertos y contagiados en la pandemia. Hemos sido el país que ha sacado la peor nota en muertos por cada cien mil habitantes, en contagios, en decrecimiento del PBI, pérdida de empleo, en todo.
¿Y eso qué tiene que ver con el modelo? La pregunta es esa. Recuerdo la frase de un comunicador muy famoso que decía: “Si no puedes convencer, confunde”. Entonces, como no pueden convencer sobre qué parte del modelo es malo, nos intentan confundir con que el modelo no funciona. Yo creo que son dos cosas totalmente diferentes.
La pandemia, en cambio, nos recordó cómo funciona un Estado que maneja todo, como en los años ochenta.
Hubo falta de gestión, liderazgo y coherencia. Corrupción también. La corrupción brotaba por donde la tocaras en medio de la pandemia. El tema es delicado, porque en medio de que la gente no tenía para comer, en medio de que la gente se moría, ser corrupto no tiene perdón.
¿Es un tema de valores o de estructura del Estado?
Es un tema de maldad. Robarte dinero cuando tus compatriotas se están muriendo de hambre y no tienen para comer o han perdido su trabajo… Esos son buitres. Yo no tengo miedo de decirlo. No voy a hablar de nombres porque eso no me corresponde. Pero eso brotaba. Hay que ser buitre para robar en medio de esa pandemia. Nos ha ido mal en la pandemia no por falta de dinero, sino por falta de gestión y eficiencia.
¿Había miedo de firmar o mezquindad por buscar coimas?
Pero si firman y compran de todo. Eso es una excusa infantil. En teoría, se declara el Estado en emergencia para que se compre y se tomen las decisiones más rápido.
Curiosamente, se atacó mucho a la empresa privada, a las clínicas y a las farmacias. Hay que buscar al enemigo. Si no puedes convencer, confunde. Ya que no puedo decir que yo soy el ineficiente, tengo que buscar a quién le echo la culpa. Ese proceso de desinformación de algunas personas busca enfrentar a la empresa privada.
Trascendieron muchos casos. Roche ofreció pruebas moleculares que fueron rechazadas, al igual que las vacunas Pfizer a Mazzetti y la planta de oxígeno de Southern.
Tuve la suerte de gestionar un lote de respiradores, entre Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) y pre-UCI. Hubo un lote de quinientos equipos que se enviaron al Perú, pero la gestión tardó mucho tiempo mientras la gente se moría todos los días. Yo no entiendo eso. Es triste. Fue una donación del Banco Santander de España, del Hospital Reina Sofía de España, donde habían liberado todos los equipos. Al final llegaron, pero tardaron mucho tiempo. Si eso se hiciera en cuatro o cinco días, ¿cuántos muertos hubiéramos evitado? Eso no era un tema de dinero, porque les costó cero. Era un tema de gestión, de interés. Es decir: “Quiero los respiradores mañana, porque se me muere la gente”.
Usted decía que hay que romper la falsa polarización entre izquierda y derecha.
Yo creo que en el Perú hablamos más de la lucha de clases. La pregunta sería entender la lucha de clases. Hoy nos peleamos entre los altos y los chatos, entre los de izquierda y los de derecha, los de arriba y los de abajo, los del norte y los del sur… Son puras discusiones, para mí, sin sentido. A mí me gustaría empezar a hablar de otras cosas. Poner en el centro de discusión a la persona. La pregunta es cómo unimos los esfuerzos para que los desvalidos puedan mejorar su calidad de vida. Un niño con anemia, una madre gestante que tiene claros problemas de desnutrición. Probablemente hablaremos de una serie de necesidades puntuales en temas educativos. A veces hablamos de hardware y aulas, pero no hablamos de software, es decir, de calidad educativa. Mi sueño sería poner a la persona en el medio como eje central y, alrededor de esta, pensemos desde la estructura de presupuestos, de atender sus necesidades, de buscar cómo podría ser feliz y cómo mejorar su calidad de vida. Porque a veces hacemos obras en infraestructura para la foto. Tenemos hasta diecisiete mil millones, hasta donde sé, de obras que son elefantes blancos. La pregunta es: ¿nos dedicamos a hacer estadios o nos dedicamos a pensar cómo damos una cita médica correctamente a una persona que está enferma?
¿Hay una tara cultural ahí?
Yo creo que es un tema de visión. Yo preguntaría cuál es la visión del Perú. A mí me gustaría hacer esa encuesta en la calle. O ¿a dónde vamos en el Perú? ¿Qué queremos en el país? Ojalá eso nos lleve a la explicación final. Si el tema es de repente solucionar los temas básicos de las personas. Yo tengo la suerte, como ayacuchano que soy, de conocer bastante al Perú. Conozco Ayacucho bastante bien. Estuve en Uchuraccay, el pueblo más pobre del Perú. Y creo que sus discusiones son bastante básicas y se pueden solucionar absolutamente de forma rápida y eficiente. El tema es ¿quién los escucha? ¿Quién está pendiente del pueblo de Uchuraccay? Yo creo que esa es el área que deberíamos estar tocando, hablando, enfocando.
¿Por qué votó Uchuraccay como votó?
¿Por qué votó Ayacucho así?
Bueno, hay varios aspectos. Hay un voto claro que no quería el establishment que ellos interpretaban que había. Ellos querían rostros nuevos, querían un “no a la corrupción”, estaban cansados. Un poco el hartazgo de la gente, la impotencia de verse entrampados en los mensajes. Estamos en un momento de tomar una nueva lectura de este proceso electoral, y ojalá los peruanos veamos con mayor empatía a los que menos tienen y a las regiones más olvidadas, para buscar un proceso donde ellos puedan salir de donde están.
Castillo encarnó un poco el antiestablishment, el antimainstream…
Él tomó pocas banderas pero, con el perdón de mi expresión, fueron las correctas. La no corrupción es una bandera difícil de vender o difícil de defender, como lo quieras ver. Desgraciadamente, la gente está cansada de la corrupción, la gente sabe que se roban nuestro dinero, nuestros impuestos. ¿Cómo le dices que no? Yo no voy a decir quién roba y quién no. Para mí, Castillo levantó las banderas correctas. La “no corrupción” era clarísima. La pregunta es: contra ello, ¿qué tenías de frente? Desgraciadamente, la gente se dejó llevar por esas emociones, por el calor del momento, probablemente por el desconocimiento y no ver más allá, y votaron por lo que ellos creían que es lo correcto.
¿Keiko fue una mala candidata?
En mi sentir, yo creo que cometió muchos errores. Yo creo que no tuvo la capacidad de persuadir a los votantes para lograr mayor seguimiento. Calificarla a ella no me gustaría, porque no es momento de calificarla en este sentido. Pero creo que se podrían haber hecho unas cosas mejor. Seguro.
El candidato que prometió el cambio contra el que defendió el statu quo. Una campaña mal planteada.
Un statu quo con dolor, con desempleo, con corrupción y con desnutrición, es difícil. Eso no es responsabilidad de los últimos dos o tres años. Es un cúmulo de cosas que no se hicieron por muchos años. No es algo que se corte por decreto ley.
¿Por qué hay tanto presupuesto que no se ejecuta en provincia?
Hablo con muchos alcaldes, y ellos se quejan mucho de la corrupción. No les aprueban sus proyectos hasta que ellos no apoyen otros temas. Yo creo que se tiene que hacer un plan de licitaciones más orientadas a países de primer mundo, no orientadas a que solo el precio mande y que vía las adendas recuperen los ingresos. Yo creo que se tiene que cambiar definitivamente el plan de licitación. No sé si en todos los países hay corrupción, pero el Perú es especial. El Perú necesita una visión un poco más profunda. Creo que el Perú tiene que hacer cambios. Un proceso de reingeniería en el Estado no le caería absolutamente mal. Cambiar todos los procesos. El centralismo aún es grande, el país no está descentralizado. Hoy los gobiernos tienen el 85-90% de su presupuesto para gasto corriente. Y el 10% es para obras. Tiene maniobras sobre su presupuesto solamente del 10%, y el resto de obras las tiene que solicitar al gobierno regional. Creo que en obras por impuestos en el Perú se hace cerca acero, muy poco. Si compramos una mesa, la empresa privada paga menos que el Estado, cuando el mejor pagador, y se ha demostrado en los últimos veinticinco años, es el Estado. Si el Estado es un cliente maravilloso, debería comprar más eficientemente. La pregunta es: ¿por qué muchos le venden caro al Estado? Debería ser al revés. Si tengo economía de escala y volumen de compra. Aquí es exactamente al revés. Imagínate si en el Estado pusiéramos la subasta invertida. Es algo que podría cambiar cuánticamente. ¿Qué es la subasta invertida? Muy fácil. En vez de que salga el Estado y diga: “Voy a licitar cien mil mascarillas” y se presenten tres, el Estado publica en un mercado y dice: “¿Quiénes me quieren vender las cien mil mascarillas? Para esto se apuntan los proveedores y se van subastando. “Yo te vendo a 100, yo a 98”, van bajando su precio y así evitamos los sobres cerrados.
¿Y la educación? Increíblemente, se discute si habrá clases en 2022.
Es una mala gestión en la educación. Yo vivo en España actualmente. Tengo cuatro hijos en época escolar; empezaron clases en setiembre del año pasado. Absolutamente todos los colegios van a clases. Tienen protocolos, les hacen pruebas, hay cuarentenas. Todo bien. ¿Creen que si no van a clases los hijos no se van a juntar y contagiarse?
Tenemos el Fenate, el Conare. ¿En qué momento se desvirtuó la idea del sindicato y se dejaron de lado las evaluaciones a los maestros?
Es complejo, porque los sindicatos son buenos hasta cierto punto. Son parte del equilibrio en el sistema. Pero cuando tu ideologizas un sindicato, en vez de luchar por la educación y sacar a los mejores estudiantes, solo luchas por tus intereses personales y discutir para dividir al país, yo creo que deja de ser un sindicato objetivo. El presupuesto de educación en el Perú, por alumno al año, ¿creo que es entre mil y mil cuánto se invierte en los países de la OCDE? Ocho mil. ¿Sabes cuánto invierte Cánada? Trece mil.
¿Ha hablado con algunos profesores del entorno político de Castillo en quechua?
Gracias a Dios soy quechuahablante. Cuando hablo con mis alcaldes, mis autoridades, yo siempre les digo que encantado de hablar en quechua. Me gusta porque el código de con- versación en quechua es diferente. Imagínate lo rico que es el quechua, que nunca se supo una palabra para traducir “traición”. Cómo serían los antiguos, que no existía esa palabra. Y sí, he hablado con algunos de ellos y yo creo que tienen la voluntad de ayudar. Yo creo que están haciendo sus mejores esfuerzos. Yo siempre diré que soy muy respetuoso del profesionalismo de una persona. Pero cuando a veces hay personas en algunos puestos que no tienen las habilidades técnicas y aceptan, van a cometer algunos errores.
Perú tiene un gran déficit de confianza. Desde el inversionista hasta el político, pasando por el elector y el que paga inte- reses en un banco. Hay mucha “traición”.
Para mí la confianza lo es todo, porque si yo confío en ti, te doy un préstamo. Si no confío en ti, no te doy un préstamo. La confianza no solo se traduce en dar la opción de la duda. En inglés, le llaman “commitment”; tiene que haber un compromiso en la confianza. No puede ser que digan A y luego digan B. Eso destruye la confianza. En España, tengo un crédito hipotecario y pago un 0.6% de tasa de interés al año.¿Acá cuánto es? Como 5% o 6%. La diferencia entre 0.6% y 6% es una palabra: confianza. Ojalá la premier tome la confianza, ojalá se la den con un sentido de generar ese valor para el país, no en que si aceptan o no los ministros. No debe redundarse en el voto o no voto de confianza. Hay que ir más allá del voto de confianza. Muchos dicen que se han ido once, catorce, quince mil millones de dólares. ¿Cuánto se habría generado en el país con esa inversión? ¿Ahora qué están haciendo? Mucha gente que conozco pone negocios en Miami, París, España… Yo me pregunto: ¿por qué no en Perú? La palabra confianza es compleja.
¿Usted sigue ligado a Avanza País?
Mira, Hernando de Soto me invitó para ser un potencial candidato a vicepresidente, lo cual no tuve la oportunidad de aceptar, no pude decidir a tiempo, fue un momento complejo para mí y para mi familia y no pude aceptar. Sigo inscrito en el partido, tengo muchas reuniones con Hernando de Soto y es donde estamos. Pero no tuve la suerte de aceptar.
¿Ha pensado en alguna candidatura política para las elecciones que vienen?
No he pensado en nada, la verdad. Estoy concentrado en sacar adelante el proyecto del Patronato Pikimachay, estamos en una campaña maravillosa para lanzar la Ruta del Cóndor. Soy ayacuchano orgulloso, que hablo y entiendo bien el quechua, me puedo comunicar y más o menos entiendo a mi país. Yo he sido una persona que ha logrado cierto grado de éxito en el ángulo profesional, en el ángulo personal, y mi sueño es poder ayudar a mi tierra. Hemos hecho el Patronato Pikimachay para intentar poner en valor a Ayacucho. A raíz de eso, hemos lanzado unas papitas llamadas Tiyapuy; es una palabra en quechua que quiere decir: “Lo tiene todo, es completo en todo”. Y de nuevo, con la misma filosofía, es lo que le digo yo a mucha gente: probablemente para mí sería mucho más fácil comprar un contenedor y llenar las frazadas y llevarlas a los pueblos para la gente, pero eso no es ayudar. Para mí, la mejor ayuda es ayudarlos a que ellos sean empresarios, y por esa razón hemos lanzado las papitas Tiyapuy, para que los agricultores ayacuchanos, tanto de la quinua, tanto de papas como de otros productos maravillosos, se pongan en valor, pero a través de la activación del motor económico. A través de que las personas tengan oportunidad. Hay que dar esa oportunidad. El peruano es trabajador y comprometido. Pocos sabemos que Ayacucho, por ejemplo, es la cuarta cuenca lechera del país. ¿Qué potencial más tenemos? El camino para salir de la desnutrición no es mandarles comida.
¿Cuándo sale la Ruta del Cóndor?
La lanzamos el miércoles 27 de octubre en una conferencia de prensa en Ayacucho. Será una fecha maravillosa e invito a todos los peruanos. Ojalá puedan ir, porque ayudar con el proceso de desarrollo del país es importante. Si nuestros turistas nacionales, no solo los vamos a tratar bien, sino que también nos estarían ayudando, porque Ayacucho necesita ayuda, necesita viajeros, necesita turistas, y la mejor manera de sacar a Ayacucho de la pobreza es yendo a gastar nuestro dinero. Gracias a Ayacucho, Perú está en la categoría de país milenario. El primer imperio fue Huari, ayacuchano, que sentó las bases para el Imperio incaico. Ayacucho es más rico, pero todavía no lo hemos descubierto ni conocido. Si muchos peruanos le dan la oportunidad a Ayacucho, descubriremos esa magia que tiene. La magia puede ser su gente. Me da tristeza, pero cinco tontos en la época del terrorismo estereotiparon a un pueblo digno y heroico, y eso no es justo. El terrorismo no fue un tema de los ayacuchanos, sino de unos tontos que quisieron destruir y usaron a la gente. Lampadia