Por: Arturo Woodman
El Comercio, 24 de noviembre de 2019
El Comercio, 24 de noviembre de 2019
Es conocido que tanto en Lima como a lo largo del país existe un amplio déficit de hospitales, para poder dar una buena atención médica y psiquiátrica, a la inmensa cantidad de peruanos que la demandan.
Frente a este claro problema social, no es comprensible que la Beneficencia Pública, administrada por la Municipalidad de Lima, no dé el sencillo y necesario paso de construir dos (2) modernos hospitales, en el terreno de Larco Herrera. Uno para atenciones médicas en general y el otro para atención psiquiátrica ambulatoria y, en especial, mejorar la que actualmente reciben los 200 a 300 internos que viven en el obsoleto Hospital Larco Herrera.
El actual Hospital Larco Herrera tiene un área de más de 200 mil m2 (20 hectáreas), está ubicado en el distrito de Magdalena y como opera hace más de 100 años su actual funcionamiento es deplorable y deficiente.
La construcción de los dos nuevos hospitales indicados, puede realizarse en un área aproximada de 50 a 60 mil m2 (25% del área total) pudiéndose desarrollar en el resto del terreno (150mil m2) un proyecto inmobiliario de vivienda y comercial, que permitiría financiar la infraestructura de los dos hospitales, precisando que en el proyecto se incluya la construcción de una considerable área verde, que servirá de expansión del distrito de Magdalena.
Existe la creencia de muchas autoridades y ciudadanos que el indicado Hospital Larco Herrera ha sido una donación del indicado profesional y que la obra debe permanecer tal como fue concebida, pero esto no es cierto, la verdadera historia se inicia en el año 1900, con el Gobierno del Dr. Eduado López de Romaña que dictó una Resolución Suprema, formando una Junta Económica de 5 miembros, con la misión de localizar un apropiado terreno y construir “El Hospital Nacional de Insanos”. En mayo 1901 logran provisionalmente un convenio de Derecho Enfiáutico con el Sr. Bullich, por un terreno de 33 hectáreas en el fundo Oyague y en enero 1902 se firmó otra R.S., estableciendo la expropiación de la indicada área y pagándose a la Universidad de San Marcos, la cantidad de 629 libras peruanas con 90 milésimas, consolidándose así la propiedad y construcción de los pabellones con fondos del Estado.
En noviembre de 1909 el notario Berninson registró la escritura pública y en 1918, se transfirió la propiedad a la Sociedad de Beneficiarios de Lima, quien en 1966 independizó las áreas vendidas o perdidas, quedando la propiedad actual de 201,721.74 m2 e inscrita en la partida nro. 46599594.
En conclusión el Dr. Víctor Larco Herrera fue un extraordinario peruano y benefactor, pero la propiedad y construcción del indicado viejo hospital es obra del Gobierno Peruano y sin cargas sobre la propiedad y por lo tanto la Beneficencia de Lima, con apoyo del Gobierno, tiene la posibilidad de realizar sin problema alguno los dos modernos hospitales y sobre todo con el desarrollo urbano indicado se logrará financiarlos y así mejorar la atención de los actuales enfermos que la habitan, integrándolos a una moderna atención, tanto en el problema psiquiátrico, como de la salud en general de los peruanos.