Por: Arturo Woodman
Expreso, 25 de agosto de 2020
La Minería, siempre ha sido considerada desde los tiempos Prehistóricos como una actividad importante y con trascendencia en el desarrollo de la humanidad.
“En la Edad de Piedra” los seres humanos comenzaron a fabricar sus primeras herramientas y precarias armas usando diferentes rocas de ruptura concoidea, es decir con puntas cortantes, como el cuarzo y el sílex.
Posterior a estos primeros y lejanos inicios, comienza “La edad de los Metales” (2,800 A.C.) utilizándolos gradualmente y mejorando sus armas de caza y defensa.
El crecimiento de la metalurgia comenzó con “La edad del Cobre” en Asia media, posibilitado por su sencillo manejo, posteriormente vino “La edad de Bronce” que es un metal más resistente que el cobre y sobre todo, con la implementación del proceso metalúrgico de la fundición, se pudo trabajar y obtener el Hierro.
En “La edad del Hierro” se produce un cambio trascendental en el panorama militar, produciéndose la fabricación de las armas en gran escala y las adecuadas herramientas que permitieron cambiar el tratamiento agrícola, lográndose incrementar considerablemente su productividad.
Producidos estos considerables avances en el desarrollo preliminar de los metales, el hombre dejó de ser nómada, nacen las ciudades y se incrementa el Comercio, con la venta de los minerales y los productos agrícolas; se perfecciona el uso de la rueda, el arado, y la vela en los barcos y obviamente la Minería, se convierte en generador de puestos de trabajo y formación de riqueza y crecimiento de los países.
En el Perú incaico la utilización de la Minería siempre estuvo presente, al igual que en todo el mundo; y hoy, aprovechándose las aleaciones de metales y los nuevos procesos altamente tecnológicos, permiten su uso en la industria moderna, como en la aeronáutica, entre otras miles de posibilidades, además respetándose el impacto ambiental y protegiendo al trabajador minero.
En el Perú, la Minería representa alrededor del 12% del PBI, el 65% de las exportaciones, el 30% de los impuestos y da trabajo a cerca de 200 mil peruanos. A pesar de esta realidad, en los últimos años un grupo de ambientalistas y algunos conocidos agitadores, se oponen a la actividad Minera, convirtiéndose en “los causantes de nuestra pobreza”, amparados por la pasividad del actual Gobierno y la incapacidad del Congreso, que estiman que la Minería complica la estabilidad de nuestra agricultura, cuando en realidad estas pueden convivir y mejorar la productividad agrícola la que depende en gran parte, de los derivados de la Minería.
Últimamente, el Congreso tomó una cuestionable decisión, a raíz de las presentaciones de los últimos dos Primeros Ministros, en el tradicional pedido de confianza; que dicha institución, debe otorgarles para consolidar sus funciones.
En el caso del Dr. Cateriano, al dar un apoyo amplio a la Minería, se le negó la confianza, creándose una crisis política, y en la presentación del General Martos al no mencionarse apoyo alguno a la Minería, le otorgaron la confianza con una amplia mayoría, demostrando una vez más, que este Congreso actúa irresponsablemente sin preocuparse por el País.