Por: Arturo Woodman P.
Expreso, 7 de Junio del 2022
En mi corta estadía en España para asistir a un Directorio, he podido apreciar que después de la pandemia muchos turistas y en especial de países vecinos, han convertido a Madrid en el centro de la Reactivación Española, con sus 47 millones de habitantes, se prevé que superarán los 40 millones de turistas, de los cuales 14 millones visitarían Mallorca.
Un tema relacionado con el éxito que mantiene España en esta extraordinaria actividad es consecuencia de la atención y seguridad que le dan a sus turistas y la preocupación de mejorar su infraestructura, en especial de sus aeropuertos, lo que les permite manejar el alto flujo de aviones con seguridad, rapidez y puntualidad.
Deberíamos tenerlos como referencia, sobre todo con nuestros especiales lugares turísticos sumamente atractivos para el mundo.
Dejando de lado el reconocido estándar de vida que han logrado los países europeos a pesar de sus dos guerras mundiales y la inesperada entre Rusia y Ucrania, regresé al Perú y me encuentro con el ambiente político – económico complicado y un futuro totalmente incierto.
Dentro de los muchos problemas que se están agudizando está el desinterés que se aprecia en mejorar la eficiencia y empoderamiento de nuestra Policía. Es inaceptable que, en el transcurso de los 10 meses de pésimo gobierno, Castillo ha cambiado por incapacidad a cuatro ministros del Interior (durando en promedio 75 días) arrastrando a cuatro comandantes generales, lo que sin la menor duda afecta la continuidad de los diversos planes en favor de la Seguridad Ciudadana. La falta de liderazgo e inestabilidad del personal y las interferencias políticas han generado resultados negativos que perjudican la eficiencia policial.
Estos cambios de ministro y autoridades policiales desorientan su operatividad, sumados a que el Gobierno no les da el necesario respaldo al realizar intervenciones ante las protestas destructivas, lo que debilita los enormes esfuerzos efectuados por la Policía para poner orden.
Independientemente, el premier Torres siempre informa que el problema de la Policía Nacional es la falta de efectivos, esto no es real, actualmente estaríamos superando los 120 mil efectivos para un país de 33 millones, Chile tiene 60 mil para 17 mlls y en USA 800 mil efectivos con más de 325 mlls de habitantes; esto demuestra que tenemos buen número de policías inclusive, miles de ellos son asignados para acompañar los costosos, populistas e innecesarios Consejos de Ministros Descentralizados.
Aunque considero que no es necesario incrementar el número de efectivos, sí es indispensable darles mejor formación, mejores equipos operativos, motos, drones, helicópteros, continuar con “el mapeo delictivo”, contar con un patrullero por cada 50 manzanas. Lima necesita unos 2,000 patrulleros y deberían ser rentados para mantenerlos siempre en buenas condiciones y tener implementado a nivel nacional una eficiente red de comunicación. Además, tercerizar su servicio de salud, con medicinas, laboratorio, imágenes, etc., de la Sanidad Policial.
Las comisarias deberían eliminar todo trabajo que no esté vinculado a la Seguridad Ciudadana, preparar a los efectivos adecuadamente para contener las manifestaciones con equipo y armamento de acuerdo a Ley, entre otras implementaciones técnicas y administrativas que la institución especializada London Consulting recomendó hace algunos años.
Finalmente, la Seguridad Ciudadana siempre ha tenido deficiencias de operatividad, pero con ministros y autoridades capaces lograban brindar el mejor servicio a la ciudadanía. Sin embargo, hoy la ineptitud, falta de experiencia, incapacidad para tomar buenas decisiones y casos de corrupción de las autoridades nombradas por el Gobierno están debilitando inaceptablemente el empoderamiento y eficiencia de la Policía Nacional y de todos los servicios del aparato estatal.