Por: Anthony Laub
Perú21, Setiembre del 2022
“Todos esos son rompemuelles que impiden avanzar e imponen costos inútiles, al igual que frenar y arrancar el coche gasta tiempo, gasolina y genera caos, pero a nuestras ‘autoridades’ eso no les preocupa”.
Los rompemuelles son elementos excepcionales que se usan para reducir la velocidad de los vehículos en zonas que así lo exigen como colegios, hospitales o intersecciones peligrosas, pero, en el Perú, su uso indiscriminado ha plagado calles, avenidas e incluso carreteras, donde jamás deberían existir o donde hay semáforos.
Cuando me topo con uno (todo el tiempo), pienso en 2 cosas: ingresos para el amigo del alcalde o que este uso abusivo de rompemuelles refleja nuestra idiosincrasia que, se resume en la intención perversa de entorpecer todo aquello que debería fluir libremente.
La mayoría de los procedimientos o regulaciones que el Estado implementa están diseñados para hacernos la vida difícil con cargas y trabas que limitan el desarrollo. Desde tramitar el DNI hasta obtener una licencia de funcionamiento, abrir una empresa, pagar impuestos, sentar una denuncia o lo que sea. Todo, está diseñado para que sea tedioso, complicado o requiera el auxilio de un tercero (tramitador, abogado o el Dr. Coima) y cuando se da una medida acertada esta es saboteada por la misma ‘autoridad’.
Todos esos son rompemuelles que impiden avanzar e imponen costos inútiles, al igual que frenar y arrancar el coche gasta tiempo, gasolina y genera caos, pero a nuestras ‘autoridades’ eso no les preocupa, pues siempre están viendo cómo poner más rompemuelles, como esos seis que hay en menos de una cuadra en la Av. El Polo.
Los países que fluyen ofrecen vías libres, con regulaciones mínimas y claras que ayudan a sus ciudadanos a conducir sus ideas sin preocuparse que en el camino dejarán sus riñones, amortiguadores, llantas o la dirección de sus vidas.