Anthony Laub
Perú21, 2 de octubre del 2024
«A los niños, deberían enseñarles en las escuelas estas “brillantes” intervenciones para graficar correctamente qué se quiere decir con la frase: La ignorancia es atrevida».
El último lunes, vimos pasmados cómo unos congresistas (de izquierda, obvio), atormentaron al señor Julio Velarde con preguntas que reflejaron su ignorancia supina sobre conceptos elementales que deberían de conocer, a la vez que evidenciaron su intención de atacar a aquel que brilla con luz propia.
El señor Velarde explicó, como para niñito, aquello que la Constitución señala respecto del rol que tiene el Banco Central de Reserva a los congresistas Wilson Quispe, Alfredo Pariona y a la inefable María Agüero. Solo les faltó preguntar para qué día tenía programado que lleguen las lluvias a la Amazonía.
Lo peor es que se presentan alegremente, haciendo gala de su incompetencia y petulancia, ante quien debe ser, sin duda, el mejor funcionario público que hayamos tenido en los últimos años y que tiene ya el rótulo de gurú económico, a preguntarle sobre temas de otros entes públicos.
A los niños, deberían enseñarles en las escuelas estas “brillantes” intervenciones para graficar correctamente qué se quiere decir con la frase: La ignorancia es atrevida.
Es inconcebible que estas personas ocupen una plaza en el Congreso, cobren sus emolumentos, gastos de representación y demás gollerías, y crean que no están obligados a conocer la estructura y funciones de los diversos órganos del Estado; máxime, cuando estos sujetos son responsables para normar la vida de los demás. ¡Con razón estamos tan mal!
La irresponsabilidad congresal tiene que limitarse al máximo. Los congresistas deben responder con sus patrimonios cuando sus decisiones generen impa@tctos económicos negativos en el país. ¿Cuánto daño nos ahorraríamos?
Y, cuando sus intervenciones solo sean para las tribunas o la TV, les vendría bien, ante una situación que no conocen, responder con esa frase tan peruana: Desconozco mayormente. De paso, nos evitan la vergüenza, quedan como honestos y no como lo que son.