Anthony Laub
Perú21, 22 de enero del 2025
«La presidenta Boluarte y el presidente del Congreso, Eduardo Salhuana, representan la cara y sello de la misma moneda: indiferencia».
La presidenta Boluarte y el presidente del Congreso, Eduardo Salhuana, representan la cara y sello de la misma moneda: indiferencia. Los dos privilegian el confort, la fatuidad y el deseo personal a sus obligaciones frente al país.
A Salhuana le revienta un escándalo de una extrabajadora del Congreso brutalmente asesinada a tiros por haber sido partícipe de una supuesta red de prostitución que operaría en el Congreso y, en vez de hacerle frente al problema e iniciar las investigaciones correspondientes, decide que es mejor irse de paseo (con todo pagado) a China, con una agenda desconocida por la población. ¿A qué fue? A aprender sobre valores democráticos, claramente no.
Boluarte, por su parte, no responde por el ya infame caso del ‘cofre’, tampoco respecto de su secreta “operación funcional” (cirugía estética para el resto de los peruanos) y el consiguiente abandono del cargo, ni le preocupa que vuelen un local de la Fiscalía en Trujillo o infraestructura de minas formales que tributan (Poderosa), o que ya llevemos más de 85 muertos por sicariato en menos de un mes, y decide que un suntuoso paseo por la fría, pero exquisita Davos en Suiza, es conveniente.
Es de ingrata y vergonzosa recordación su último paseo por Davos, cuando despotricó sobre la minería formal con un “discursete” infantil y quejumbroso ante empresarios privados que, entre espanto e incredulidad, tuvieron que escuchar a la entonces vicepresidenta.
¿Qué de bueno genera para el país que Boluarte y Salhuana se vayan de paseo mientras el país se desintegra?
Si nos garantizan que este desastre de Estado se va a quedar dormido y dejar de gastar el dinero de los contribuyentes en tonterías como la Refinería de Talara o en aprobar leyes mercantilistas, por mí, que se vayan de viaje hasta que tengan que pasarle la posta a quien los reemplace. Ni hacen falta ni los vamos a extrañar.
El Estado y estos políticos son tan útiles como la ya en desuso moneda de 1 céntimo.