Entrevista a Anibal Quiroga
El Comercio, 5 de mayo del 2024
Por: Milagros Leiva
El reconocido abogado constitucionalista asegura que la crisis en el Ministerio Público es muy grave y está afectando al Congreso, al propio Poder Judicial y, por supuesto, a la ciudadanía. La lucha política ha traído el ‘lawfare’: tú me denuncias y yo te denuncio.
— ¿Es cierto que usted asumió la defensa de la fiscal Patricia Benavides ante la Junta Nacional de Justicia (JNJ) con el abogado Jefferson Moreno a fines del 2022?
No, eso nunca ocurrió. Fui llamado a su defensa en marzo del 2023, en singular. Yo no la conocía personalmente, entre otras cosas porque ella es fiscal penal y yo no ejerzo en el derecho penal. Mi nombre le fue sugerido por el fiscal supremo Pablo Sánchez, quien es amigo mío, y a quien también defendí antes ad honórem ante la JNJ. Mi única condición fue que también fuera ad honorem y que tuviera acceso directo a ella para los temas de la defensa. De hecho, yo le consulto al fiscal Sánchez y él me dice: “sí, ayúdala y defiéndela porque es una causa justa”.
— ¿En algún momento Sánchez le habló mal de Benavides?
—¿Por qué?
— ¿Será que quiso quitarle el poder a los caviares?
— ¿La Corte Suprema va a guillotinar al TC?
— El Eficcop y la fiscal Delia Espinoza investigan supuestas coordinaciones ilícitas para que un oficial de la PNP favorezca en ese caso ¿Alguna vez la fiscal Benavides le habló del coronel Jorge Rodríguez Menacho?
No. Y no lo conozco.
— ¿Alguna vez coordinó con el fiscal Marco Huamán o con Miguel Girao la defensa de Patricia Benavides?
No conozco al señor Huamán y nunca he conversado con él. Miguel Girao, que es abogado, algunas veces trasladaba los pedidos de la doctora Benavides que nosotros, en mi estudio, evaluábamos y decidíamos libremente.
— Un colaborador eficaz ha declarado que Huamán se reunió con el presidente del TC para que los apoyen en la demanda competencial, proceso en el que usted representó al Ministerio Público…
No tengo constancia ni información sobre eso, pero puedo dar fe de la absoluta honorabilidad de Francisco Morales, el actual presidente del TC.
— ¿Qué concepto tiene hoy de Patricia Benavides?
No soy juez ni fiscal ni consultor de Patricia Benavides. Al ser mi patrocinada en los procesos de amparo que me restan, lo que piense de ella se lo debo comunicar solo a ella y cuando crea que sea conveniente decírselo.
— Con todas las denuncias, incluso cuestionamientos sobre pagos de coimas, ¿ha quedado deslegitimada para ser Fiscal de la Nación?
En mi opinión, salvar al Ministerio Público es salvar al país. Ella tiene un cargo constitucional (fiscal suprema), tiene un título que nadie se lo ha anulado. Que regrese a su fiscalía suprema, que se defienda y, cuando aclare lo que tenga que aclarar, quedará rehabilitada y joven y podrá volver a ser Fiscal de la Nación.
— ¿Y cómo puede salvar la institución presidencial una presidenta que también está bajo la navaja de la sospecha?
Si estamos jugando el segundo tiempo de un partido de fútbol y el equipo A está perdiendo 12 a cero y juega pésimo, ¿qué hacemos? ¿Acabamos en el minuto 35 o cumplimos los 45 reglamentarios? Parte de las reglas constitucionales es terminar el mandato como quiera que sea. Lo que va a pasar es muy simple, como pasó con Humala y con Kuczynski. Al día siguiente que cesa como presidente, la fiscalía le tocará la puerta.
— Vizcarra terminó su mandato y nadie tocó su puerta.
Se la tocaron: está procesado y está inhabilitado.
— Pero no lo metieron preso, tampoco le dieron arresto domiciliario.
Eso es verdad. Hay un tratamiento diferencial, con él no se cebaron.
— ¿Porque fue el padre de la JNJ?
O porque tenía fuerzas políticas suficientes para evitar la detención preliminar.
— El abogado Oscar Nieves, que defendía a Dina Boluarte, cree que se ha construido todo un caso en base a dichos no corroborados y él hoy se siente un perseguido. Dice que lamenta lo que vive la fiscal Benavides, pero que ella está viviendo la realidad en el país en términos judiciales: una verdadera pesadilla. ¿Piensa lo mismo?
Hay una grave crisis de la justicia en general y del Ministerio Público y de la JNJ en particular. En la doctrina se llama el ‘lawfare’, la guerra judicial. Todos se denuncian, todo es organización criminal, todo es lavado de activos. El caso más patético fue el de PPK: organización criminal. Como la ley exige tres partícipes, los tres eran PPK, su secretaria y su chofer. Un claro exceso y abuso. Lo mismo con las detenciones preliminares o preventivas. La excepción se ha convertido en regla, pese a la sentencia del TC en contrario, pese al pleno casatorio de la Corte Suprema en contrario, y pese a que la Comisión Interamericana de DD.HH. ha señalado, hace algún tiempo, que el Perú es el país en donde hay más abuso con las detenciones preliminares. Jueces, fiscales y ciudadanía festejan y se alegran con las detenciones. Es el circo romano y la sed de sangre en el ruedo.
— Dina Boluarte acaba de condecorar al presidente del PJ. ¿No ha sido contraproducente?
Sí pues. La presidenta está sometida a investigaciones fiscales que, luego del antejuicio, van a terminar en el PJ. Debería abstenerse de eso.
— ¿El fiscal de la Nación interino puede quedarse al mando cuando no se atreve a investigar a Rafael Vela y José Domingo Pérez?
Debería elegirse a un nuevo Fiscal de la Nación conforme indica la Constitución si es que la doctora Benavides decide, con buen tino, declinar lo que le queda de su mandato.
— ¿Quiénes van a elegir? ¿Los fiscales supremos sospechosos?
Ellos tienen que elegir. No se pueden arreglar fórmulas legales a pedido. Se me ocurre que la doctora Espinoza, que no tiene imputaciones o sospechas por las declaraciones recientes, podría liderar.
— ¿Cómo describiría al sistema de justicia en el Perú?
Muy deficiente, altamente provisional, muy inseguro. Un sistema de justicia que nuestra patria no merece. No es culpa de los jueces, donde hay algunos muy buenos. Ni de los fiscales, que también los hay. Es culpa del Estado, que ha tenido a la justicia como su cenicienta en toda su historia; de la JNJ, que ha fracasado en sus funciones; y de la sociedad, que no le ha dado a su propia justicia el nivel para una convivencia social en justicia, desarrollo y paz.
— ¿Existió un cerco judicial contra Alan García?
De eso no queda ninguna duda. Fue un claro abuso que terminó en tragedia. Y esa tragedia, parece no querer terminar. El ser humano es el único ser viviente que se persigue hasta la muerte y aun después de la muerte, siguen con García porque les da rédito.
— Se suspendió la declaración de Villanueva hasta el 10 de mayo y se suponía que él contaría de Pérez, Vela y Gorritti y el cerco. A cambio resucitan a Atala quien declara, nuevamente sin pruebas, que le dio más de un millón de dólares a García. ¿Existe un ‘timing’ fiscal para los políticos?
No cabe duda que en esta ‘lawfare’ muchas cosas se siguen dando. Hay muchos genios tratando de manejar con hilos de titiritero los destinos de la justicia en el Perú.
— Y hay quienes creen que a Atala lo cercaron con la amenaza de meter preso a su hijo. ¿Qué piensa de la colaboración eficaz?
Es un instrumento importante para la investigación de un crimen, pero es excepcional. No puede ser la regla general que releve de la carga de la prueba al MP. Ahora se ha exacerbado el método y allí está el resultado. Es muy eficaz cuando uno tiene la sartén por el mango, pero es triste cuando esta se vuelve contra uno. Yo siempre recuerdo ese poema que se atribuye al pastor luterano Niemöller, que podría condensar en: “Primero vinieron por ellos… luego vinieron por mí”. El sistema de colaboración eficaz ya había demostrado sus falencias y limitaciones en la lucha antisubversiva. Vecinos y amigos se denunciaban entre sí para salvar sus responsabilidades; por eso se tuvo que crear la Comisión Lanssiers para sacar de prisión a casi 900 inocentes indebidamente acusados en colaboración eficaz”. Nos hemos olvidado y no hemos aprendido. El Perú vive una justicia provisional de la que no quiere salir y no lo merecemos. Cambiar radicalmente eso debería ser una política de Estado, un gran acuerdo nacional; pero antes debemos superar la guerra civil ideológica en la que nos encontramos. Guerra que supone exclusión, intolerancia, agravios, insultos y procesos interminables con gran riesgo de perder la libertad, la honra y el patrimonio. Nos falta mucho para construir un Perú mejor.