Por: Ángela Ccanto Buendía
Expreso, 3 de Julio del 2023
¿En qué momento separamos la ideología del trabajo objetivo y pagado? En pleno mes de la marcha del “orgullo”, me asalta la genuina imagen de algunos profesores de la Pontificia Universidad Católica del Perú que, estoy segura, deben estar fraguando alguna revolución trans dentro de dicha universidad, y transmitiendo directamente su ideología LGTBI a los alumnos. Así lo hacen mediante las herramientas que otorga la misma universidad para que los hijos de miles de padres que están pagando su dinero -porque la PUCP no hace nada gratis- para que esos hijos forjen una carrera de éxito. Pero a los profesores de dicha universidad, en especial en el posgrado, les encanta exigir trabajos “escritos correctamente”. Al mismo tiempo, dictan sus clases con una ridiculez llamada lenguaje inclusivo.
En septiembre de 2021, decidí seguir el diplomado de Comunicación Política y Gestión Pública que la PUCP anunciaba, muy orgullosos, en sus redes sociales. En el brochure que se nos fue enviado a los interesados, se mencionaba todo lo que el estudiante aprendería y los objetivos a alcanzar durante ese año. Todo fue una completa estafa. Olvidaron mencionar que diversos profesores incluirían en sus clases su agenda LGTBI y su lenguaje “inclusivo” que nada nos interesaba a ninguno de los que estábamos en dichas clases. “Ciudadanes”, “abogades”, “alumnes”, fueron algunas de las palabras que una de las profesoras, cuyo nombre es Marieliv Flores, repitió durante una clase que costaba casi mil soles. Por supuesto que encendí el micrófono y la interrumpí de inmediato. “¿Estoy invirtiendo más de 10 mil soles para que usted use palabras que la misma RAE ha dejado bastante claro que no existen y son un insulto a la gramática?”, manifesté.
La universidad es un espacio de conocimiento. En dicha ocasión, el diplomado debía ser un espacio donde se podrían adquirir herramientas y capacidades para dirigir, con estrategias, un ámbito comunicacional de alguna organización. Ayúdenme a entender esta lógica “progresista” que ha infestado a la PUCP: si los alumnos somos exigidos a respetar las normas que la RAE ha establecido para realizar un informe académico y sea tomado como un trabajo serio por nuestros profesores; ¿por qué un profesor usa el nombre de la PUCP y su reputación para atreverse a destruir la gramática española con un “lenguaje” que la misma RAE ha rechazado en todas sus aristas? ¿Por qué será? Porque la universidad es permisiva y tienen un pésimo sistema de selección de docentes. Cuanto más barato sea un profesor, mejor para sus bolsillos.
Más de 10,782 soles costó dicho diplomado, que generó decepción en los alumnos que soportamos casi un año, no sólo a profesores que usaban la letra ‘x’ para referirse y escribir la palabra ‘todos’, sino a otros docentes que implantaron su ideología antes que su capacidad y herramientas de enseñanza. Bajísima calidad de profesores y cero didácticas para enseñar. Desde esta columna exijo a la PUCP la devolución de toda mi inversión, que no sirvió para nada. Esta historia continuará.