Andrés Balta
Perú21, 24 de abril del 2025
«Argentina levantó el cepo cambiario sin que se mueva, ni una pluma, la cotización del dólar y sin corridas, devaluaciones ni inflación».
En la primera, Milei demostró que la diferencia entre un loco y un no loco es el éxito. Así, frente a los ataques sobre su “locura”, ganó las elecciones presidenciales de la Argentina y viene triunfando con aciertos y gran inteligencia en ese puesto. Así, diciendo la pura verdad que sale de la boca, el corazón y la mente de un gran comunicador. Así, con formas directas, claras y rudas, siempre con justificación, metió en el basurero de la hipocresía y la mentira lo “políticamente correcto”.
En la segunda, Patricia Bullrich y Javier Milei demostraron que las grandes elevaciones del espíritu, morales y éticas sí pagan y pagan bien. Ella, su rival política y su fustigadora personal de la primera vuelta electoral, impresionó a tirios y troyanos con sus noblezas y calidades de estadista, a través del apoyo político y personal, sin condiciones, al plan de gobierno de la Libertad Avanza, con todo lo que tenía de igual y —especialmente— con lo que tenía de diferente al suyo. Ambos se perdonaron sincera y recíprocamente por los excesos en los ataques realizados en la arena política. La correspondencia y el agradecimiento de Milei también estuvieron en grado de excelencia. Desde el principio del gobierno de Milei, Patricia Bullrich es la campeona de la seguridad en la Argentina y la ministra estrella, querida y admirada por el presidente argentino. Hago votos para que este ejemplo —de nítida integridad— sirva a los políticos del Perú.
Finalmente, la tercera de tantas impresionantes acciones de gobierno de Milei fue demostrar que el levantamiento del cepo cambiario no tenía que ser violento ni inmediato. En efecto, primero Argentina hizo las enérgicas y exitosas tareas de ortodoxia política, monetaria y económica para eliminar —y mantener eliminado— el déficit fiscal, generar superávit financiero, sanear y reducir gastos y luchar contra la inflación.
Así, con la autoridad moral que da todo eso, Argentina fue al FMI no por dinero para hacer esas tareas, ni por dinero para incrementar la deuda argentina. Fue al FMI y otros organismos multilaterales y obtuvo de ellos 21 mil millones de dólares para que el Tesoro de la República Argentina pague su deuda a su Banco Central de Reserva, desapareciendo su déficit cuasi fiscal y logrando para este, en vez de papeles, dólares contantes y sonantes que respaldan toda la masa monetaria de los argentinos. Argentina levantó el cepo cambiario sin que se mueva, ni una pluma, la cotización del dólar y sin corridas, devaluaciones ni inflación, demostrando que esta última es, en todo momento y lugar, un fenómeno monetario, así como enseñando, a buena parte del mundo, correcta teoría económica y buenos fundamentos de banca central para un país en las vías férreas de ser sano, hecho de ahorros e inversiones capitalistas, en franco, prolongado e irreversible crecimiento.