Por: Andrés Balta
Perú21, 10 de Noviembre del 2022
“La propensión humana de intercambiar una cosa por otra se conforma en el dame aquello que quiero y tú tendrás aquello que deseas”.
Observando la multiplicidad de servicios, bienes y personas que intervenían en la elaboración de, por ejemplo, el abrigo de un obrero y un sinfín de cosas, un escocés genial indicó: “En una sociedad bien gobernada es la enorme multiplicación de lo que producen todas estas artes diferentes, como resultado de la división del trabajo, lo que ocasiona ese bienestar universal que se extiende hasta los niveles más bajos de la población”. Eso está en La riqueza de las naciones, libro escrito por Adam Smith, publicado en 1776 y considerado “una de las obras más importantes jamás escritas”.
Luego de ver la filmación Adam Smith y La riqueza de las naciones / Liberty Fund, precisamente a través de los inventos capitalistas de Internet y YouTube, una vez más me reafirmo en tan antimercantilista como anticomunista. Aquí unos estímulos para verla.
La vigorosa influencia del economista y filósofo escocés perdura hoy casi dos siglos y medio después. La propensión humana de intercambiar una cosa por otra se conforma en el dame aquello que quiero y tú tendrás aquello que deseas. No nos alimentamos de la generosidad del carnicero, el verdulero o el panadero, sino, más bien, de la satisfacción de sus intereses. Cuando acudimos a ellos, no apelamos a su altruismo, sino, más bien, a sus beneficios. Cuando esto ocurre en una multiplicidad de veces, se genera el mercado y se promueve la competencia. Y lo más importante, la búsqueda del beneficio propio de cada uno de los individuos conduce, por abundancia de operaciones, a un fin que no forma parte del propósito personal de cada persona: “Al perseguir su propio interés, con frecuencia promueve el de la sociedad quizás de forma más eficaz que si se lo propusiese intencionalmente”. Los invito a ver esa filmación.