Andrés Balta
Perú21, 27 de marzo del 2025
«Anticipo que el 90% de las gestiones y órdenes ejecutivas de Trump cuentan con mi apoyo».
Despejando malentendidos y sesgos de confirmación, anticipo que el 90% de las gestiones y órdenes ejecutivas de Trump cuentan con mi apoyo. Sin embargo, me pregunto quién hará la función que hace la hermana de Milei con Milei en el caso de Trump. Esa persona de Trump —si existe— terminaría siendo la mejor aliada de él. La hermana de Milei le dice al presidente argentino cuando está equivocado, por qué lo hizo mal, cómo lo puede hacer mejor o —de plano— cómo rectificar a secas. Es también la que le advierte de cáscaras de plátano, evitándole tropezones, resbalones y caídas. Alguien que hace eso a la interna de un presidente es mentora y protagonista de la acción y del valor contenidos en la frase “nos superamos todos los días”.
Un consejo de esa persona —que no sabemos si existe— es recordar a Trump el crucial contenido de Hayek en La fatal arrogancia: nadie puede controlar o determinar el orden extenso de la economía y el mundo desde que dejamos de vivir en tribus y nuestro jefe dejó de mirar la aldea entera de un vistazo. En efecto, cuando decimos que Trump sabe lo que está haciendo, cuando le atribuimos que está negociando, cuando decimos que tiene controlada su vuelta a la sociedad abierta y amiga de la libertad y el comercio, y cuando decimos que solo está estableciendo aranceles punitivos contra México, Canadá China y Europa, y que eso lo tiene controlado, estamos creyendo en el determinismo político, en que él está en su aldea y ella sobre la palma de su mano. Nada más equivocado que eso. Para muestra un botón:
Charlie Angus, parlamentario canadiense, ha dicho que Marco Rubio “necesita ser enviado de vuelta a la escuela porque, cuando dice que alguien no tiene derecho a tener un país, eso es un acto de guerra”; que “América se ha convertido en el hazmerreír del mundo bajo Donald Trump”; que el apoyo de Rubio a la demanda de Trump de que Canadá se convierta en el estado 51 de los EE.UU. con aranceles desastrosos supuestamente para forzar a Canadá a renunciar a su soberanía, son solo uno de los cientos de miles de efectos o una de las cientos de miles de reacciones dentro de un inmenso orden extenso. ¿Estamos creyendo que no se nos puede voltear lo que no gobernamos?, ¿que no pueden ir nuestras acciones por uno o mil cauces adversos que no conocemos ni sospechamos?
Los Estados Unidos no pueden abrirse tantos frentes sin pausa, modestia o cautela. Una persona de Trump, emulando a la hermana de Milei, debe asumir su rol con éxito para su país y su presidente.