Por: Andrés Balta
Perú21, 10 de junio de 2021
No somos todos iguales. Hay gente muy superior a otra, superior en bondad, ética, honestidad, inteligencia o educación. Y hay gente de otros lugares, naciones o países que tiene otras normas en su corazón.
Así, los cambios de las sociedades no vienen por las leyes o la Constitución, no vienen por el cambio de presidente o partido político. Las mejoras vienen del “Educhere”, de hacer salir de las personas lo mejor de sí mismas.
El que nos mejora nos enseñó disciplina y amor por el trabajo y las personas. Los cambios vienen de buenos ejemplos entre la gente, de líderes que amen de verdad, de ejemplos para sanar, aprender y admirar.
Y es que liderar es reconocer que hay gente buena y más noble que uno para ponerlas en el pedestal. Lo profundo de mejorar está acá, en el pecho y no en el ojo ajeno.
El mundo es de quien tiene voluntad y sentido común, no del más inteligente. Afirmemos que no somos iguales y que, en eso, no nos van a engañar. Si nos mentimos, hacemos que la gente que tiene más vicios y menos disciplina no se esfuerce para ser mejores personas y, si así lo hiciéramos, fecundamos una población endeble y más fácil para ser dominada por otros países que nos imponen los gobiernos desde afuera.
En estos días de suspenso me preguntaron: “¿En cualquier caso, este ‘Vivo sin vivir en mí’ hasta cuándo puede durar? Y yo pensé, unos días si lo que se trata es saber quién es el próximo presidente y muchos años si es que no vivimos en nosotros porque sacaron lo peor de cada uno, dentro y fuera del “pueblo”. A ellos hay que gritarles: escuchen, no nos mueve el poder ni el narcisismo. Lo mejor de nosotros no está allá sino aquí, pegado al alma y en el pecho. Líderes, sáquenlo de allí.