Hace unos días dos estudiantes de Princeton, en New Jersey, John Cannarella y Joshua Spechl, aspirantes a obtener el doctorado con su investigación sobre Facebook predijeron el fin de esta red social. Para ello analizaron la evolución de las búsquedas de la palabra “Facebook” en Google. Observaron que el punto máximo fue alcanzado en diciembre de 2012 y que luego comenzó a descender. Luego aplicaron el “modelo epidemiológico”, el que se usa para analizar el desarrollo de las enfermedades en las poblaciones, y el resultado fue que en 2017, solo quedarían 240 millones de perfiles.
Ambos partían de la premisa que las ideas, al igual que las epidemias, “se propagan entre las personas antes de comenzar a morir”. “Aquellos que difunden una idea –según Cannarella y Spechl– tarde o temprano pierden interés en ella y dejan de comunicarla”. Más que una predicción, en realidad, lo dicho por ambos estudiantes pareció una provocación.
Mike Develin, quien trabaja en Facebook y es además matemático egresado de la Universidad de California en Berkeley y de Harvard, publicó inmediatamente un artículo “Desenmascarando a Princeton” en el que lanza una no menos amenazadora predicción pero en tono de burla. Develin muestra cuadros sobre el dramático descenso en Google de la palabra “Princeton” y sobre la caída de los “likes” entre los 1,200 millones de usuarios de la red social de Mark Zuckerberg. Develin compara además las páginas, en Facebook, de otras universidades como Yale y Harvard y muestra cómo crecen orgánicamente en seguidores mientras la de Princeton se viene abajo. Intenta explicar este descenso revelando que, desde el 2009, el número de publicaciones de “papers” de esa universidad ha disminuido significativamente. La conclusión es que “Princeton –siguiendo la misma lógica del modelo epidemiológico– perdería la mitad de sus alumnos en el 2018 y finalmente desaparecerá en el 2021”. En el mismo tono dice: «Aunque estamos preocupados por la Universidad de Princeton, nos inquieta mucho más el destino del planeta. Las búsquedas en Google del término ‹aire› caen de forma continua y nuestras proyecciones muestran que para 2060 no quedará aire», agrega. «No todas las investigaciones son iguales y algunos métodos de análisis llevan a conclusiones muy disparatadas» termina diciendo.
Lo claro es que los “teens” estarían iniciando una migración a otras redes como Twitter o Instagram –comprada por Facebook en abril del 2012 por 1,000 millones de dólares– por una razón bien sencilla: no quieren ser “vigilados” por sus padres y abuelos. Sin embargo las acciones de Facebook en la bolsa de Nueva York subieron 16% en la última semana y alcanzaron su máximo histórico debido, entre otras cosas, a sus nuevos planes de publicidad y a las innovaciones en camino. En América Latina Facebook sigue creciendo a toda velocidad; y en el Perú más de 50 mil nuevas cuentas se abren cada 24 horas. Pronto seremos 14 millones de peruanos conectados.
Es bueno, por lo tanto, no perder la perspectiva y entender que las redes sociales son comunicación instantánea y no una moda. No van a pasar; van a quedarse. Hoy día son la manera más rápida y efectiva de informarnos directamente, sin parámetros y en libertad. Ni Princeton, ni Facebook ni el aire desaparecerán. Eso es lo verdaderamente importante.
Publicado en Expreso, 2 de febrero de 2014