Aldo Mariátegui
Perú21, 26 de marzo del 2025
«(Julio) Díaz también ha pasado por APP, además de acarrear varias acusaciones. Caviar, gorritista, acuñista y con “anticuchos”… ¡Peor no pudo escoger Boluarte!”.
Me parece rarísimo, y hasta idiota, que Boluarte haya colocado como ministro del Interior a un policía tan vinculado a la caviarada: el flamante ministro Díaz no solo ha militado en el Partido Morado, sino que un libro suyo fue editado por la ONG IDL, además de presentado y elogiado por nada menos que… ¡Gorriti! ¿Qué confianza podemos tener en la ciudadanía por un personaje así? Díaz también ha pasado por APP (lo que podría indicar que Acuña podría tener algo que ver. Ya tiene un alfil en Salud), además de acarrear varias acusaciones. Caviar, gorritista, acuñista y con “anticuchos”… ¡Peor no pudo escoger Boluarte!
-Otra barbaridad más del Ministerio Público (de esas atrocidades que la tan arisca a la autocrítica fiscal Delia Espinoza no comenta y ni Sol Carreño ni Mavila Huertas preguntan): según La República, le han abierto proceso al exministro Arista porque como otrora viceministro de Hacienda optó por tomar deuda pública en lugar de usar reservas para finalizar el Tren Eléctrico. ¿Desde cuándo se abren procesos penales por una decisión normal de política pública? ¿Optar por deuda en lugar de otra alternativa es ahora delito? Y se decidió usar deuda porque nadie se presentó a la convocatoria previa de Asociación Público Privada para acabar los trabajos, por lo que se hizo finalmente como obra pública. ¿Esta acusación es por ignorancia o mala leche? Y este tipo de acusaciones disparatadas pueden acabar mal porque hay cada juez. Recuerden que hace no mucho se condenó a prisión a los exfuncionarios del MEF Bringas, Prieto y Cárdenas solamente por haber ejecutado un trámite administrativo de habilitación de fondos para comprar aviones de guerra hace casi 30 años, como si ellos hubiesen sido expertos en armamento. Y el juez CSM acaba de considerar arbitrariamente como “funcionaria de hecho” a Nadine Heredia, que jamás fue nombrada ni figuró en una planilla estatal. Por eso hablar de justicia peruana es un oxímoron, una contradicción intrínseca.