Aldo Mariátegui
Perú21, 25 de noviembre del 2024
«Aunque ustedes no lo crean, hubo un tren Lima-Chancay. Lamentablemente, los chilenos destruyeron el tramo Ancón-Chancay y solo quedó intacto el Lima-Ancón’’.
-Si es verdad ese run-run, va a hacer muy mal Torre Tagle en votar en marzo próximo por el candidato de Surinam (Albert Ramdin) a jefaturar la OEA en lugar del otro candidato, el actual canciller paraguayo Rubén Ramírez. Surinam posee una cultura anglo-afro-hindú totalmente ajena a la nuestra y su candidato es el típico diplomático caviarón, mientras que Paraguay es un fraternal país hispanoamericano, Ramírez es un liberal y es el caballo probablemente ganador, ya que la USA trumpista lo va a apoyar (los demócratas yanquis ya se habían alineado con Ramdin). Además, Dina Boluarte sería muy torpe de apoyar a un candidato caviarón como Ramdin, que será hostil a su Gobierno y con el cual se cierra toda posibilidad de reformar a la Corte IDH. Nuestro canciller Schialer va a patinar feo.
-Detecto mucho lloriqueo en los medios por la reciente muerte del vocal Lecaros. Por respeto, solo voy a comentar que un buen tipo no era; solo un poquito mejor que su carnal César San Martín, nada más.
-Aunque ustedes no lo crean, hubo un tren Lima-Chancay. Lamentablemente, los chilenos destruyeron el tramo Ancón-Chancay y solo quedó intacto el Lima-Ancón, que funcionó hasta 1964, año en que estúpidamente se le dejó cerrar. No confundir esta línea con el tren Ancón-Huacho-Barranca, otra línea que también se dejó morir en el mismo año. ¡Cuánto nos serviría ahora ese tren Lima-Barranca!
-Que algún nuevo rico imbécil haya pagado más de US$6 millones por un plátano pegado a una pared con gutapercha porque es “una obra de arte” revela que la profecía auroral de Spengler en su libro La decadencia de Occidente ya es una realidad. Es que esta estúpida infantilización del arte nació con el urinario invertido de Marcel Duchamp en 1917.
-¿Por qué en el Perú nunca hablan del sueldo que van a pagar o lo hacen al final de las entrevistas de trabajo? Y encima te preguntan pelotudeces como “¿cuánto quieres ganar?” (¡un millón, idiota!) o “¿cómo te ves de aquí a 10 años?” (¡más viejo, idiota!).