¿En qué país del mundo una turba aísla varias semanas una ciudad porque no le gusta una ley dada por el Congreso, asesina a 23 policías y todo queda impune? ¿En qué país del mundo la policía entrega mansamente sus armas –como sucedió en la estación de Petroperú– a una turba, para que luego estos salvajes –esa es la palabra, no jodan– le unten picante en la cara y procedan luego a masacrarlos? ¿En qué país del mundo se permite que radios con licencia del Estado y locutores irresponsables inciten a las masas a atacar a las fuerzas del orden? ¿En qué país del mundo la ministra del Interior se lava las manos y aduce “desconocer los detalles del operativo”, cual parroquiana cualquiera? ¿En qué país del mundo un jefe policial se jaranea en vísperas de un operativo y se aparece tardísimo allí? ¿En qué país del mundo las ONG de derechos humanos buscan procesar a los policías que defienden al Estado y procuran la impunidad de aquellos que mataron a uniformados? ¿En qué país del mundo la policía carece de derechos humanos? ¿En qué país del mundo la Defensoría del Pueblo actúa como un fiscal contra la Policía? ¿En qué país del mundo los ciudadanos aislados del mundo por la turba terminan apoyando a esta, atacan a la Policía que ha venido a liberarles y se dedican a saquear tras los incidentes? ¿En qué país del mundo los curas se vuelven portadores del odio, incitan a la violencia y esconden a aquellos que han matado policías? ¿En qué país del mundo los asesinos son los buenos de la película y se les disculpa sus excesos por “razones culturales”? ¿En qué país del mundo su izquierda de mierda avala intelectualmente la barbarie?
Sí, ese ‘país’ existe, aunque no lo crean, y ya tiene casi 200 años. Ese país de opereta tragicómica y de desconcertadas gentes se llama Perú…