Aldo Mariátegui
Perú21, 20 de febrero del 2025
“Del vocero de la Fiscalía Víctor Cubas Villanueva (…) solo cabe recordar una vez más que este señor fue decisivo para sacar a Ollanta Humala del caso Madre Mía”.
Esa conferencia de prensa dada ayer por Delia Espinoza, la titular del Ministerio Público, junto a los fiscales Vela & Pérez no solo constituiría un aparente espaldarazo público de la primera hacia estos dos personajes (y de paso desmoronaría por completo la cada vez más débil esperanza de que Espinoza iba a reformar en algo al tan politizado y desprestigiado Ministerio Público), sino que nos dejaría bien claro que quien todavía sigue mandando totalmente en la Fiscalía es ese todopoderoso caballero que, como reveló el testigo Jaime Villanueva, coordinaba las acusaciones contra sus enemigos políticos con el dúo Vela & Pérez y hasta brindaba feliz después con vino por la muerte de alguno de ellos (como posible karma por ese sádico gesto tan macabro, ahora el zelota sufre una enfermedad complicada). Solo faltó que ese caballero hubiera estado sentado también en la conferencia, mostrando al Savoranola predestinado que siente ser. ¡Por lo menos todo el montaje hubiese sido más honesto!
Del vocero de la Fiscalía Víctor Cubas Villanueva, otro presente en esa charada, solo cabe recordar una vez más que este señor fue decisivo (junto a su colega Pablo Sánchez, la jueza Ximena Cayo y un tal “San Martín”) para sacar a Ollanta Humala del caso Madre Mía (la periodista Heidi Grossmann acudió en calidad de testigo y comentó después que este Cubas “parecía el abogado defensor de Ollanta”).
Ayer también leí que Raúl Canelo, la actual cabeza del tan venido a menos Colegio de Abogado de Lima, se ha autonombrado como defensor gremial ante la Corte IDH de la presidenta de la Corte Suprema, como si la señora no pudiese defenderse sola. En mi época a eso se le llamaba “sobón” y provocaba repugnancia. Pero hoy parece que ser cortesano de caballeros todopoderosos y de juezas que encabezan instituciones —donde uno va a litigar después de dejar el mandato en un gremio— es una virtud. De todo se puede decir del Perú, menos restarle la capacidad diaria que tiene nuestro país de provocarte arcadas.