Por: Aldo Mariátegui
Perú21, 2 de Diciembre del 2022
“Estos de la OEA introducen estos “issues” en su documento básicamente porque están de moda…”
Ese informe presentado ayer por la OEA resultó un fiasco y una bazofia aún peor de lo que me esperaba. Su defecto principal es que no menciona para nada la corrupción en el gobierno de Castillo, ni su obstrucción a la justicia, destrucción de la institucionalidad, insultos desaforados del premier Torres (y otros) o el favorecimiento de fugas, entre otras perlas que le conocemos. Su primicia es que han apreciado “una inestabilidad democrática” y un “ambiente polarizado”, dos hechos evidentes para los cuales no necesitas enviar una misión al Perú. Y este mamotreto finaliza dando consejos tan poco originales, genéricos y esperables como recomendar una “tregua política” y un “encausamiento del diálogo”.
Es más, se prestan a apoyar la excusa de la victimización de Castillo con ese cuento absurdo de que se le discrimina por racismo y origen. Además, se meten temas totalmente ajenos a la actual crisis política, como mencionar a los pueblos originarios, la homofobia y la igualdad de género (¿?). Indubitablemente, estos de la OEA introducen estos “issues” en su documento básicamente porque están de moda y son políticamente correctos y porque la insufrible caviarada local no puede dejar de mencionar esos caballitos de batalla con los cuáles alimentan sus ONGs y consiguen suculentos puestos públicos locales e internacionales. Es que no sé qué diablos tienen que ver las tribus, los homosexuales y el feminismo con el impasse entre el Ejecutivo y el Legislativo por el pésimo gobierno de Castillo o con las cuestiones de confianza. Pero lo más inaceptable de este informe es su cuestionamiento al rol de la prensa. Se compran los argumentos izquierdistas de concentración en pocas manos, supuesta falta de veracidad y desestabilización. O sea, Castillo es el bueno impoluto y la prensa es la mala de la película…
PD: Ayer Latina no pasó más partidos del Mundial. Hizo bien Indecopi en ordenar el cese preventivo de una falaz propaganda mundialista.