Aldo Mariátegui
Perú21, 15 de abril del 2025
“También el Perú le tiene que agradecer que haya sido el motor de un cambio radical en la agenda ideológica de finales de los 80’’.
Indiscutiblemente, el recientemente fallecido Mario Vargas Llosa ha sido el peruano más reconocido y galardonado: veo imposible que otro compatriota obtenga un Premio Nobel, ingrese a la Academia Francesa y sea un tótem intelectual en el extranjero. Con un talento literario portentoso, solo le faltó destacar en la poesía, pues hasta destacó en el teatro y la crítica. Gran periodista, fue de columnas inigualables y sesudos reportajes televisivos e incluso fungió como comentarista deportivo.
También el Perú le tiene que agradecer que haya sido el motor de un cambio radical en la agenda ideológica de finales de los 80, pues por él las ideas liberales lograron acabar con el monopolio que ejercía la izquierda (y su incesante prédica también impactó afuera). En el trato corto era afable y siempre fue un señor honesto.
Pero fue de claroscuros: nunca perdonaba y era orgulloso hasta lo venenoso. Odiaba descomunalmente y eso dañó mucho al Perú porque agravó su polarización. Jamás asimiló que un Don Nadie como Fujimori lo derrotase y en su odio llegó al extremo de apoyar, para luego regresarse feliz a España y dejarnos al problema, al entonces aparentemente peligrosísimo Ollanta Humala en el balotaje para la presidencia. Felizmente, Humala no pasó de ser un oportunista que pronto se moderó. Pero los temores colosales que vivimos los peruanos pensantes en los primeros seis meses en que Humala parecía un segundo Hugo Chávez se lo debimos en gran parte a Mario (jamás le perdonaré eso y de allí vino mi ruptura con él).
Tampoco se portó bien nunca con sus parejas, le gustaba estar rodeado de adulones, cedió a la frivolidad y fue un pésimo político que perdió una elección ganada por necio.
Todo esto no lo conocen en España y por eso allá es tan idolatrado. En Perú, donde sí lo gozamos, el juicio será más severo. ¡Descansa en paz, sartrecillo valiente!
* Este título lo he tomado de una columna estupenda que escribió Patricio Ricketts a la muerte de Haya, pues pinta perfecto a MVLl.