Por: Aldo Mariátegui
Perú21, 29 de Mayo del 2023
“La ultraizquierda de Podemos ha sido reducida a su mínima expresión y ese desastre llamado Ada Colau no retendrá la alcaldía de Barcelona’’.
Ayer la derecha barrió en España en municipalidades y autonomías (equivalentes a nuestras regiones). Ojo que no es alcalde o gobernante autonómico quien queda primero en votos, sino lo es aquel que logra obtener o armar una mayoría de concejales o consejeros autonómicos (se replica el parlamentarismo).
No solo el Partido Popular arrasó con su marea azul en Madrid y Andalucía con mayoría absoluta, sino que ganó también en Valencia, Sevilla, Baleares y Aragón y en estos momentos está peleando la simbólica Castilla La Mancha, que es otro bastión socialista.
Al verde Vox no le ha ido nada mal, pues ha duplicado sus votos ediles (ha crecido sorprendentemente en Cataluña) y va a cogobernar con el PP en varias localidades. Otras buenas noticias son que la ultraizquierda de Podemos ha sido reducida a su mínima expresión y que ese desastre llamado Ada Colau no retendrá la alcaldía de Barcelona, que se ha deteriorado mucho con su pésima gestión.
Lo que sí preocupa es la buena votación del partido marxista-independentista Bildu, la cara política de los terroristas de ETA, en el País Vasco. Han ganado Vitoria y son segundos en Bilbao y San Sebastián.
La otra elección clave ayer fue Turquía, donde el “electarado” más alejado de su parte europea, moderna y laica (Estambul) ha vuelto a reelegir al matón de Erdogan en una segunda vuelta.
Lamentablemente, Anatolia (que es la parte asiática turca, islámica, conservadora) ha prevalecido. De todas formas, Erdogan ya había retenido la mayoría parlamentaria, por lo que a la oposición —unida solo para las elecciones, pero variopinta— le habría sido muy difícil gobernar.
Lo bueno es que la economía ya está reventando por culpa de las barbaridades de Erdogan y este va a sufrir el inminente colapso económico que se avecina. Porque la izquierda y el populismo destrozan la economía, a la derecha le toca solucionarla y luego le echan la culpa del ajuste necesario a esta última, quedando como la mala de la película ante el “electarado”.