Aldo Mariátegui
Perú21, 11 de abril del 2025
“Dado el control aprista del Congreso, Siracusa quería que Haya tuviese en claro que una expropiación sin compensación significaría una colisión Perú-EE.UU.”.
Dada la divertida reacción aprista ante los desclasificados de Kennedy que publiqué sobre el financiamiento de la CIA al APRA, decidí explorar los desclasificados de Lyndon Baines Johnson (“LBJ”), sucesor de Kennedy. Así encontré una conversación muy interesante, reseñada a LBJ por el asesor presidencial Walter Rostow (que era un eminente economista), entre Haya y el diplomático Ernest Siracusa, que servía en esos momentos en Lima (ver https://www.discoverlbj.org/item/nsf-memos-b19-f04). En esa reunión, fechada el 18 de julio de 1967 y que se realizó en Oxford (Reino Unido), estuvo presente el entonces dirigente juvenil aprista Luis Alva Castro, que debía luego resumirle la reunión al líder congresal aprista Armando Villanueva. El tema central fue la IPC, esa petrolera gringa que sostenía un largo, polémico y explosivo contencioso con el Estado peruano (tan explosivo que precipitó el maldito golpe velasquista de 1968) y una ley al respecto que se discutía en el Congreso dominado por la coalición APRA-UNO, con dos artículos contradictorios que disgustaban a Belaunde.
Dado el control aprista del Congreso, Siracusa quería que Haya tuviese en claro que una expropiación sin compensación significaría una colisión Perú-EE.UU. y que, además, le trasmitiese eso a Belaunde. Haya respondió que Belaunde cambiaba mucho de posición y que guardaba esta “pistola cargada” para usarla en las próximas elecciones (también admitió una maniobra panfletaria suya contra el senador odriísta Noriega). El líder aprista le aseguró a Siracusa que el APRA apoyaba un arreglo, que así se lo diría a Belaunde y que estaba en contra de la explotación estatal del petróleo porque había fallado en todos lados, que más bien estaba a favor de una “nacionalización progresiva” (los yacimientos para Perú, mientras que la IPC retenía la refinería de Talara solo como operador). Antes de despedirse, ambos quedaron en que esta reunión sería confidencial para que el antiaprista diario El Comercio no se entere.