Por Aldo Mariátegui
(Perú 21, 07 de agosto de 2015)
De la reciente La doble vida de Fidel Castro, escrita por su ex guardaespaldas Juan Reinaldo Sánchez, nos queda un Castro polígamo (tras la esposa Mirtha, varias favoritas simultáneas –Celia Sánchez, Natalia Revuelta y la infiel Dalia Soto– y mucho sexo casual); indiferente al baile y la música; gran lector; picón; intransigente (¡pobre del que le contradiga!); espía (graba a todos); “purero”, whiskero y vinero (solo una vez ebrio; su hermano Raúl sí es borrachoso); maniático (leche y agua de una sola vaca y caño; incontables funciones de La guerra y la paz); nepotista (Raúl es el otro reyezuelo, controla con los militares toda la economía cubana vía G.A.E.S.A.); uniformes antes que otra ropa; frugal (nunca carne roja; harto jamón pata negra español); padre distante; cornudo perdonador (Dalia); solo amigo de García Márquez; de ira fría; eterno obseso por controlar Venezuela; hipocondriaco (hospital exclusivo y guardaespaldas con su tipo de sangre); repetitivo y sentencioso (“Gadafi es un exhibicionista excéntrico”); excelente tirador, basquetbolista y buzo; cruel (con el Gral. Ochoa fue terrible); traficante (drogas y diamantes), intervencionista (entrenó a miles de terroristas –desde las FARC hasta ETA– en Punto Cero del Guanabo; también apadrinó a Chávez, Lula y Daniel Ortega); celoso (con Allende); sultanista (la “reserva del Comandante” era un colosal presupuesto propio. ¡Incluso le prestaba al Banco Central al 10%!); ‘bon-vivant’ (dos chefs, 20 mansiones en isla Cayo Piedra, coto La Deseada, “matadero” Carbonell, etc… Super yate Aquarama II); paranoico; noctámbulo (10 a.m. despierta); “odiador” (a Reagan en especial)… ¡Tal es Castro! (dedicado a Gustavo Espinoza). P.D.: Sánchez advierte: todo el personal de las embajadas cubanas es espía.