Aldo Mariátegui
Perú21, 21 de noviembre del 2024
“A mí me han dicho y hecho barbaridades varios coleguitas y jamás se me cruzó la idea de denunciarles judicialmente’.
En busca de la verdad y de atender al “interés público”, los periodistas solemos meternos en la vida ajena. Más de una vez hay excesos invasivos e impertinentes, pero el generoso argumento del “interés público” logra que muchos colegas salven ajustadamente los platos. Por eso me parece absolutamente cainita, picón y de poco “fair play” profesional que un coleguita denuncie a otro colega y hasta a un medio, tal como ha hecho RMP con Thorndike y Willax (además de Sunat y otros) por una supuesta “violación de intimidad” (suena como a que la vieron calata, pero se refiere a que se airearon unos recibos tributarios suyos). No estoy tan seguro de llamar “periodista” a una abogada que va de opinóloga sabionda (¡Su “el Covid es solo una gripe” es inolvidable!) y que no estudió la carrera ni hizo nada de trabajo de calle, pero seré generoso y consideraré como tal a RMP (es que el “intrusismo” —DRAE: Dícese del ejercicio de actividades profesionales por persona no autorizada para ello— es particularmente alto en el Perú con el periodismo y por eso cualquiera se autotitula como “periodista”).
A mí me han dicho y hecho barbaridades varios coleguitas y jamás se me cruzó la idea de denunciarles judicialmente. Uno debe echar nomás mano del cuero de chancho y de alguna respuesta proporcional para escaldarles. Además, en este caso sí que se podría invocar interés público, pues la gente tiene derecho a enterarse si el periodista que tanto le pontifica diariamente cruza soterradamente el conflicto de interés al enredarse profesionalmente con empresas.
Ya sé que eso de los “media training” es muy común en el medio, que hay que llenar la olla en una profesión que no paga mucho y que al final esto es más venial éticamente que terrible profesionalmente, pero evidentemente no es nada sano porque genera dependencias y nubla la imparcialidad. Ignoro si RMP ha entablado este juicio por piconería, ego, desesperación o codicia, pero hace rato que esta ha perdido la sindéresis.