Si dentro de algún tiempo nuestro país comienza a experimentar serias turbulencias políticas a causa de agitación izquierdista chavistoide, ya saben a quién buscar como culpable: la ministra de Salud, Midori de Habich. Esta capaz e incauta dama ha dado “luz verde” (usamos el “nadinespeak” de moda) a un equipo de 48 médicos cubanos para “labores administrativas”, con un pago mensual de 5 mil soles a cada uno. ¡Ni Velasco fue tan ingenuo! La Cuba fidelista tiene una naturaleza expansionista desde siempre y no solo ha promovido guerrillas terroristas –ERP, MIR, Tupamaros, FPMR, etc…, que entrenaban en el complejo Campo Matanzas– o ha infiltrado países hasta el tuétano –como ahora Venezuela– sino que incluso ha llegado a extremos como enviar miles de soldados para aventuras militares en África (Angola).
Se estima que su aparato de inteligencia, conocido coloquialmente como G-2, emplea directamente a 15 mil analistas, además de los soplones de barrio comités de defensa de la revolución, que se encargan de controlar a esa gigantesca prisión/cuartel dominada por la dictadura de los hermanitos Castro. Su actual titular es el general Eduardo Rodríguez Delgado –heredero del célebre Manuel ‘Barbarroja’ Piñeiro (gran amigo de Velasco y muchos rojos criollos. En 1998 murió en un misterioso accidente de tráfico)–, jefe al que se conoce como MX.
El difunto sátrapa fidelista Hugo Chávez fue quien propició la hegemonía cubana en su país, importando inicialmente en 1998 a los máximos expertos del G-2 Ulises Estrada y Fabián Escalante para montar toda la red, que hoy en día es descomunal, porque la Cuba comunista –como Drácula con la sangre– dejaría de existir en tres meses de faltarle el gratis petróleo venezolano (100 mil barriles diarios o cerca de US$10 mil millones anuales). Todos los cubanos entran a Caracas por una terminal llamada Rampa 4, controlada solo por los caribeños y actualmente hay 45 mil cubanos (31 mil cooperantes de salud) viviendo en Venezuela, por propia confesión oficial cubana. A toda esa infiltración mantiene el chavismo a través de un cupo pagado a La Habana.
Según “El País”, los cubanos monitorean todo el sistema informático, administrativo y migratorio venezolano vía la empresa Albet, mientras que la CIA calcula que cerca de 4 mil residentes cubanos se dedican solo al espionaje, al mando local del general caribeño Leonardo Andollo.
Para que una doctora como Midori entienda en sus términos: introducir médicos cubanos castristas a nuestro país es como el ingreso de células cancerosas en un organismo sano. Al comienzo serán muy pocas, pero luego se replicarán hasta la metástasis terminal. Ya estuvimos repletos de cubanos en los 70 y nos salvamos por un pelo de ser una “Venecuba”. ¡Pues ahora parece que Midori quiere concluir la obra inconclusa de Velasco! ¡Este G-2 no es una fuente de placer sexual femenino, doctora!
Publicado en El Comercio, 06 de abril de 2014