Por: Aldo Mariátegui
Perú21, 21 de julio del 2023
“La complicada situación económica fue la mejor aliada de este Gobierno, pues la gente está pensando más en cómo sobrevivir que en la política”.
Este acorralado gobierno de Boluarte solo necesitaba un empate heroico ante esta huachafa (e hiperbólicamente llamada) tercera ‘Toma de Lima’, esta bufonada rimbombante organizada por la izquierda, y lo logró. El Gobierno sabía que no iba a ganar este partido con tanta impopularidad a cuestas, pero que con un valioso 0-0 le bastaba para evitar el descenso y ganar así aire hasta probablemente fines de año (siempre y cuando la izquierda no capture la presidencia del Legislativo a fines de mes y El Niño no se adelante). El resultado le salía positivo al oficialismo mientras no hubiese muertos, bloqueos y violentas algaradas callejeras provincianas. En cambio, la izquierda necesitaba todo eso para tumbarse a Dina y adelantar comicios. Y no lo logró. Sacar literalmente unos pocos miles a pasear por Lima y una general apatía provinciana le significó una derrota a los zurdos por no saber leer el momento; el teórico de la lucha callejera George Sorel se reiría de ellos ante tanto wishful thinking y tan poca realpolitik.
Curiosamente, la complicada situación económica fue la mejor aliada de este Gobierno, pues la gente está pensando más en cómo sobrevivir que en la política, además que ya a la mala entendieron que con las revueltas pasadas lo único que consiguieron fue empeorar más su ya delicada situación económica. Detestarán colosalmente a Dina y al Congreso, pero el estómago aprieta más que el hígado, además que parece que se secó el imprescindible financiamiento oculto que solventa a estas movilizaciones.
Lo que sí fue entretenido fue ver a varios burguesitos haciendo de “tontos útiles” de la izquierda callejera, como la inefable RMP (que cada día está más atorrante), el cada año más confundido Pedro Salinas (ese otrora joven derechista —fue hasta fujimoristófilo en la campaña de Hurtado Miller— de los tirantes que de viejo se ha vuelto un hippie “progre”) o el obispo de Chuquibamba Jorge Izaguirre, un curita rojo de esos que son los mejores aliados del protestantismo.