Aldo Mariátegui
Perú21, 7 de enero del 2025
“Renunció por fin Justin Trudeau al premierato canadiense, ahogado en una impopularidad descomunal por tanto caviarismo y wokismo, la inflación (…)”.
Renunció por fin Justin Trudeau al premierato canadiense, ahogado en una impopularidad descomunal por tanto caviarismo y wokismo, la inflación, el desgaste de una década de gobierno y el alto costo de la vivienda. Su partido Liberal quería prescindir de él y estaba en rebelión abierta, pues las encuestas le dan más de veinte puntos de ventaja al opositor conservador (las elecciones parlamentarias van a ser este año), además que no existe la menor química de Trudeau con Trump y EE.UU. es demasiado importante para Canadá. Justin Trudeau es posiblemente el mandatario más caviar de los países occidentales más importantes (por eso el actual embajador canadiense en el Perú es el más caviar de los diplomáticos acreditados ante Torre Tagle) y siempre supo aprovechar políticamente la magia de su apellido, pues su padre Pierre fue un gigante de la política canadiense (gusten o no sus posiciones políticas) y manejó Ottawa por décadas y como quiso. El mayor logro de Pierre fue impedir que la provincia francófona de Quebec se independice, lo que estuvo bastante cerca (y debió suceder, porque en verdad Quebec es otro país, como lo proclamó De Gaulle. Es una mini-Francia atrapada entre anglos).
Su hijo Justin tiene un impresionante parecido físico con Fidel Castro (ver las fotos en Internet), por lo que siempre se ha rumorado una posible paternidad del sátrapa caribeño, más aún teniendo en cuenta que la madre Margaret era de cascos largos y tuvo más de un amorío notorio en las fiestas de alto vuelo que frecuentaba mientras estuvo casada con el indiferente Pierre, al que más le interesaba la política que monitorear a su casquivana y bonita cónyuge, a la que le llevaba muchos años. Incluso Margaret tuvo un sonado romance con un muy conocido, blondo y provinciano piloto de carreras peruano, que hasta la trajo unos días a Lima, a la que Margaret arrasó con sus juergas. Siempre es una buena noticia que un caviar abandone el poder y que la derecha, como es previsible en Canadá, les demuela en las urnas. Parafraseando a Catón, “Caviar delenda est”.