Por: Alberto Morisaki, Gerente de Estudios Económicos de Asbanc
Gestión, 7 de agosto de 2018
Dados los últimos acontecimientos de la coyuntura internacional, siempre es útil tomar en cuenta una visión externa y fresca sobre el desempeño de nuestro sistema financiero. Así, el Fondo Monetario Internacional (FMI), en su reciente Evaluación de la Estabilidad del Sistema Financiero para el Perú, ha señalado que el sistema financiero peruano se ha vuelto mucho más sólido y resistente en comparación con la evaluación realizada en 2011.
El FMI muestra los resultados de un análisis profundo, cuyo objetivo es ayudar a los países a identificar los elementos o factores que podrían generar riesgos sistémicos. Al mismo tiempo proponen políticas que apuntan a enfrentar dichos riesgos, de tal manera que se incremente la resistencia a shocks o eventos negativos. Con esa idea por delante, vemos que en general, el FMI -a través de una serie de análisis de riesgos y pruebas de estrés- concluye que la mayor fortaleza del sistema financiero peruano es el adecuado nivel de capital que mantienen las entidades financieras así como el grado de rentabilidad que hace viable sus actividades económicas.
Es importante para el Perú este reconocimiento del ente multilateral. Sus analistas han comprobado -luego de aplicar pruebas de estrés- que las entidades financieras en conjunto permanecen adecuadamente capitalizadas, cumpliendo los parámetros regulatorios mínimos establecidos por la SBS, con niveles de liquidez apropiados y rentables.
Respecto a la morosidad de los créditos, el FMI señala que se ha mantenido estable, aunque con una ligera tendencia al alza; ello en línea con el ciclo que atraviesa actualmente la economía. Este aumento ha estado acotado a las medianas y pequeñas empresas en créditos en dólares, quienes cuentan con menos herramientas para cubrirse ante las fluctuaciones del tipo de cambio. También refiere que el nivel de incumplimiento en los segmentos corporativos e hipotecarios se mantiene bajo y estable.
Un tema que destaca es el significativo descenso que ha experimentado la dolarización, tanto de créditos como depósitos. Desde inicios de la década pasada se observa una marcada disminución, gracias a la estabilidad macroeconómica y a la reducción de los periodos de volatilidad cambiaria en la que ingresó el país en esos años, así como a las diversas medidas adoptadas por el Banco Central y la SBS. A pesar de los alentadores resultados, el FMI afirma que dicho indicador debe reducirse aún más para atenuar los riesgos cambiarios.
Por último, resalta que el sistema financiero está adecuadamente regulado y supervisado. En ese sentido, llama la atención sobre el significativo progreso de la SBS en la implementación de Basilea III. Añade que los enfoques regulatorios aplicados a la fecha respecto al capital y liquidez van, precisamente, en la misma línea que las recomendadas por Basilea, los cuales buscan acrecentar la solidez y robustez de las entidades que componen el sistema.
El FMI confirma que el Perú tiene un sistema financiero sólido, que sin duda puede mejorar, pero que está listo a responder a cualquier eventualidad que surja por la inestabilidad económica mundial.