En los últimos años, el avance de las energías limpias en la industria automóvil ha sido lento pero constante. Ahora, parece que por fin se estaría dando un salto cualitativo.
Durante mucho tiempo, los combustibles diesel han sido criticados por los impactos negativos de condiciones pulmonares crónicas como el asma, e incluso por aumentar el riesgo de cáncer de pulmón. Se suponía que el advenimiento del «diesel limpio», con nuevos tipos de técnicas de combustión de las emisiones, del tubo de escape o de la inhibición de emisiones, iba en la dirección correcta. Pero el escándalo de las manipulaciones de los controles de emisiones de VW, llevó a la industria del automóvil, hace pocos meses, a una crisis de credibilidad, además de afectar la imagen del sector empresarial más encopetado.
Recordemos que hacia fines del año pasado, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés), después de descubrir los engaños de VW, le ordenó arreglar las fallas en los autos a sus expensas. Ver en Lampadia nuestra publicación del 1 de octubre, 2015: Las sucias mentiras de VW exigen un escarmiento ejemplar.
Lamentablemente, durante los últimos seis años, Volkswagen estuvo engañando deliberadamente en las pruebas de emisiones para sus autos diesel. El escándalo todavía no termina, la empresa sigue haciendo maniobras distractivas y no llega a asumir plenamente su responsabilidad.
En nuestro artículo propusimos, que para salvar el prestigio de las corporaciones globales y de la economía de mercado, tal vez sería mejor liquidar la empresa vendiendo sus valiosos activos a otras empresas más serias, antes de que el mercado les quite valor. “Después de todo, hay que juzgar con mayor rigor a quienes tienen mayor prestigio y capacidades para comportarse bien. La industria automovilística y Alemania, deben dar el mayor escarmiento posible, asumiendo el costo, que por más grande que pueda ser, generaría una mejor base al desarrollo del mercado”.
Ahora toda la industria automóvil está bajo escrutinio por los consumidores y por los reguladores, cuyas pruebas demostraron ser fácilmente burladas y cuyas relaciones e intereses con los gobiernos y los fabricantes de automóviles pueden no servir al verdadero interés público.
Según un último despacho de El País de España, EEUU estaría demandando nuevamente a Volkswagen por engañar a los consumidores con la promoción de vehículos con motores diesel “limpios” y que en realidad han sido trucados para falsear las emisiones. Esta es una de las principales preocupaciones: los motores diesel son normalmente 25% más eficientes que las versiones similares de gasolina, lo que los vuelve muy importantes para la reducción de emisiones de CO2. Pero la revelación de los engaños que hizo VW durante años en las pruebas de emisiones aumenta el control sobre la tecnología y amenaza las normas reglamentarias.
Todo esto llega en un momento en que los fabricantes tradicionales de automóviles se enfrentan a fuertes desafíos en la industria. El comportamiento de las empresas como VW está impulsando a los consumidores a pasar de los fabricantes establecidos a los recién llegados, tales como Google con sus autos sin conductores y a los modelos eléctricos de Tesla.
Tesla es el sueño de Elon Musk: construir un auto 100% eléctrico a un precio accesible para el mercado masivo, con el estilo y marca para competir con los fabricantes tradicionales.
El Modelo 3 de Tesla, recién revelado hace unos días, está diseñado para lograr este sueño. Ha sido planeado por años, y es una pieza fundamental en los planes industriales y financieros de largo plazo de esta innovadora compañía. (Ver en Lampadia: Litio: Uno de los materiales del futuro).
La clave del Modelo 3 es el precio: su precio empieza en US$ 35,000, muy por debajo de los modelos anteriores de Tesla.
Hasta ahora, Tesla ha sido una pequeña empresa con una enorme influencia, lograda por la novedad de sus coches y los planes disruptivos de su CEO. El auto Tesla más conocido es el de Tesla Modelo S, un sedán con motor eléctrico, con una pantalla de computadora portátil y una aceleración tan feroz que se le ha llamado «Modo locura» (insane mode en inglés).
Con el Modelo S, Tesla entró en un mercado que los principales fabricantes habían ignorado: el de personas conscientes y preocupadas por el medio ambiente que estaban dispuestas a pagar más por un auto de alto rendimiento que no utilice gasolina.
Tesla afirma que sus autos son mucho más limpios que sus competidores, principalmente porque funcionan con baterías y son muy eficientes en la conversión de la energía almacenada. Un Tesla Modelo S puede viajar más de 425 kilómetros con una sola carga de batería de 85 kilovatios por hora, lo que equivale a menos de 3 galones de gasolina. Su equivalente (según EPA, United States Environmental Protection Agency) es de 142 kilómetros por galón, mucho mayor que el alcance del Toyota Prius.
El Tesla Model 3 puede ser el comienzo de una revolución en la industria del automóviles. Su éxito puede llegar a ser el punto de inflexión en el mercado, que cambie los criterios para la adquisición de automóviles. Este es uno de los aportes positivos de la ‘cuarta revolución industrial’. Lampadia