Rafael Venegas
Para Lampadia
“Más peligroso que mono con metralleta” es una frase muy utilizada en varios países y según nuestra recordada lingüista y política Martha Hildebrandt, se aplica a alguien que ataca a otros de manera irresponsable y peligrosa.
La Inteligencia Artificial (AI, por sus siglas en inglés) es uno de los avances tecnológicos de mayor relevancia de los últimos años, estando al mismo o tal vez mayor nivel disruptivo que el Internet y el Smart Phone. Sus aplicaciones son de muy amplio espectro, extensivas a casi cualquier campo incluyendo la medicina, la seguridad, las comunicaciones, la educación, la industria, el transporte, los servicios financieros, etc., etc.
Sin embargo, así como tiene enormes beneficios en todos esos campos, también tiene grandes inconvenientes, ya que no sólo generará problemas en la empleabilidad, sino que estará al alcance de personas con perversas intenciones y carentes de ética y moral, que podrán poner en serio riesgo a la humanidad. Es pues un arma muy peligrosa y de doble filo, que dará vida a muchos “monos con metralleta” globalizados.
Ante este gravísimo problema, las grandes empresas tecnológicas que vienen desarrollando aplicaciones positivas de AI, como Google, Microsoft, IBM, Amazon, etc. están muy preocupadas y trabajan con equipos multidisciplinarios, que incluyen a filósofos, psicólogos y abogados, para diseñar estrategias que eviten o al menos mitiguen este enorme peligro.
No obstante, hasta el momento y dado que el tema es casi imposible de controlar, sólo se han conseguido soluciones paliativas, como códigos de ética, declaraciones juradas y otras de similar índole, pero que al final del día siempre se apoyan en la ética y valores morales de las personas, tema que como sabemos, hay cada vez menos en el mundo.
Parecería entonces que la humanidad tendrá que aprender a vivir con la amenaza permanente del “mono con metralleta”.
Sin embargo, para los países menos desarrollados, como los de nuestra región, este será “un mono armado más”.
¿Y por qué digo un mono armado más?
Porque desde hace mucho tiempo los países de nuestra región ya convivimos con varios de estos peligrosos personajes, que además de metralleta usan todo tipo de armas, como el poder político, el mediático y el dinero sucio. Esto, por supuesto, es moderado en los países desarrollados, pero de gran trascendencia en nuestros países.
En nuestra región, la mayoría de los políticos son incapaces intelectual y moralmente y se aprovechan de la pasividad del resto de la población, así como de la reinante impunidad, para adueñarse de los estados y dar rienda suelta a la corrupción, el tráfico ilícito y el abuso de autoridad, entre otros crímenes. Estos son los “monos con poder”.
Otro tipo de simios que participan activamente apoyando a los monos con poder, son una especie a la cual le gusta mucho el dulce, sobre todo si es en mermelada. Me refiero a los malos y mercantilistas periodistas y “analistas políticos” que permanentemente envenenan a la población con sus mentiras, su cinismo y sus exageraciones, para satisfacer sus odios y falsas dignidades, así como a sus obsoletos y fracasados ideales doctrinarios, a cambio de un vergonzoso pago. Estos son los “monos con micrófono”.
También hay otra especie de macacos que utilizan a más de un arma al mismo tiempo, pero que son cobardes ya que se escudan en el anonimato. Me refiero a los trolls políticos, que utilizan las bondades de la AI a través de las redes, para manipular las mentes vulnerables y sumisas, también a cambio de un vergonzoso pago. Estos son “los monos subterráneos”.
¿Y quién es el gran financista de todos estos simios? Pues nada más y nada menos que un mono salvaje y criminal: “el narco mono”, cuyo gran objetivo es lograr convertir a estos países en narco estados.
Como se puede ver claramente, los “monos con micrófono” al igual que los “monos subterráneos” están a las órdenes de los “monos con poder” y estos a su vez son financiados por los “narco monos”. Esto no hace más que certificar que “por la plata baila el mono”.
Ante esta gran arremetida de los monos armados a nivel global, pero especialmente a nivel regional y dada la patente imposibilidad de encontrar medidas efectivas para controlarla o al menos mitigarla, parecería que lo único que nos quedaría es la resiliencia, es decir, que la humanidad se acostumbre a vivir en “EL PLANETA DE LOS SIMIOS”. Lampadia