El CEO de SpaceX y Tesla, Elon Musk, está financiando una empresa de interfaz cerebro-computadora llamada Neuralink, la cual se centra en la creación de dispositivos que se pueden implantar en el cerebro humano, con el propósito final de ayudar a los seres humanos a fusionarse con el software y mantener el ritmo de los avances en inteligencia artificial. Estos avances podrían mejorar la memoria o permitir una interface más directa con los dispositivos informáticos.
Estos tipos de interfaces cerebro-computadora existen hoy sólo en la ciencia ficción. En el ámbito médico, las matrices de electrodos y otros implantes se han utilizado para ayudar a mejorar los efectos de la enfermedad de Parkinson, la epilepsia y otras enfermedades neurodegenerativas (como explica el artículo de The Economist líneas abajo). Sin embargo, muy pocas personas en el planeta tienen implantes complejos colocados dentro de sus cráneos, mientras que el número de pacientes con dispositivos estimulantes muy básicos llega a las decenas de miles. Esto se debe en parte a que es increíblemente peligroso e invasivo operar en el cerebro humano, y sólo aquellos que han agotado cualquier otra opción médica optan por someterse a dicha cirugía como último recurso.
Esto no ha detenido un aumento del interés de futuristas de la industria de la tecnología en Silicon Valley que están interesados en acelerar el avance de este tipo de ideas. Kernel, una startup creada por Braintree, también está tratando de mejorar la cognición humana. Con más de 100 millones de dólares, el empresario Bryan Johnson vendió Braintree a PayPal por alrededor de 800 millones de dólares en 2013. Kernel y su creciente equipo de neurocientíficos e ingenieros de software están trabajando para revertir los efectos de las enfermedades neurodegenerativas y, eventualmente, lograr que los cerebros sean más inteligentes y más interconectados.
«Sabemos que si colocamos un chip en el cerebro y liberamos señales eléctricas, podemos mejorar los síntomas del Parkinson», dijo Johnson en una entrevista. Johnson también confirmó la participación de Musk con Neuralink. «Esto se ha hecho para el dolor de la médula espinal, la obesidad, la anorexia… lo que no se ha hecho es la lectura y escritura del código neural». Johnson dice que el objetivo de Kernel es «trabajar con el cerebro de la misma manera que trabajamos con otros sistemas biológicos complejos como la biología y la genética».
La stratup Kernel es bastante transparente, admitiendo que tomará años de investigación médica para comprender mejor el cerebro humano y las nuevas técnicas de cirugía, métodos de software y dispositivos de implante que podrían hacer realidad una interfaz de cerebro-computadora. La verdad es que los obstáculos involucrados en el desarrollo de estos dispositivos son inmensos. Los investigadores de la neurología dicen que tenemos una comprensión muy limitada sobre cómo se comunican las neuronas en el cerebro humano, y nuestros métodos para recopilar datos sobre esas neuronas es rudimentario. Luego está la idea de que las personas se ofrezcan voluntariamente a colocar estos experimentos dentro de sus cabezas.
«La gente sólo va a ser susceptible a la idea [de un implante] si tienen una condición médica muy seria», afirma Blake Richards, un neuro-científico y profesor asistente de la Universidad de Toronto. «La mayoría de las personas sanas se sienten incómodas con la idea de que un doctor les abra el cráneo».
Sin embargo, ha habido ciertos #breakthroughs”. El año pasado, científicos de MIT lograron usar luz para activar neuronas de ratones genéticamente modificados e implantarles una memoria falsa en el cerebro. Todavía falta mucho para que podamos hacer lo mismo con los seres humanos, pero podríamos ver una extensión de la tecnología del electroencefalograma que pueda determinar en qué momento el cerebro de cierta persona se encuentra en el estado más receptivo para el aprendizaje.
Por otro lado, científicos en la Universidad de Princeton han estudiado a parejas tanto con electroencefalogramas como con imágenes cerebrales y han demostrado que cuando dos personas se están comunicando, hablando y entendiéndose mutuamente, sus cerebros se encuentran literalmente en las mismas ondas cerebrales. No sólo eso: los patrones de la onda cerebral del oyente comienzan a preceder los patrones de la onda cerebral de su interlocutor. Uno comienza a anticipar las ondas cerebrales del otro.
Este tipo de información tendrá un impacto profundo en la manera que las personas interactúan. Cuando las personas estemos conectadas con el internet, con las bibliotecas del mundo, con todo tipo de información al alcance de un nanosegundo, las posibilidades son infinitas. Poseer ese tipo de información cambiará todas las dinámica actuales de interactuar y de toma de decisiones. Las oportunidades son infinitas. Lampadia
¿Qué es un una computadora cerebral (brain-computer)?
The Economist
26 de mayo, 2017
Traducido y glosado por Lampadia
Las primeras computadoras eran máquinas grandes que llenaban habitaciones enteras. A medida que se hicieron más baratas y más pequeñas, se mudaron de los sótanos y laboratorios y migraron más cerca de los seres humanos: primero a los escritorios y mochilas, y finalmente en los bolsillos y a los brazos. Por ahora pareciera que se ha detenido en la superficie del cuerpo humano. Pero las computadoras están rompiendo la epidermis, y un día podrán entrar en la cavidad cerebral. ¿Cómo funcionarán las llamadas «computadoras cerebrales»?
El «Computadora Cerebral» es un término genérico para una gama de tecnologías. Las definiciones divergen en términos de dónde se ubica la computadora y sus niveles de potencia de procesamiento. Las computadoras cerebrales de hoy son dispositivos relativamente simples que existen con fines médicos y se basan en conexiones crudas con el cerebro. Son casi siempre dispositivos de baja potencia que se usan en el exterior del cuerpo, y que proporcionan señales no agudas a través de la piel a las regiones pertinentes del cerebro. Cientos de miles de personas ya utilizan estas máquinas para by-pasasear a los sistemas de entrada y salida de hoy en día -como los dedos y la voz o los ojos y los oídos- para comunicarse directamente con el cerebro. En gran parte se utilizan para compensar una función corporal dañada, como la pérdida de la audición.
El tipo más simple de computadora cerebral es un implante coclear (tipo concha). Estos dispositivos transforman las ondas de sonido en señales eléctricas, para estimular el nervio auditivo directamente. La computadora que controla este proceso se encuentra detrás de la oreja, conectado a un micrófono y un paquete de baterías portátil. Transmite energía y ondas sonoras-transformadas en señales electromagnéticas- a un implante justo en el interior del cráneo, junto al oído. Ese implante recibe la señal de forma inalámbrica, la traduce a una corriente eléctrica y la pasa por un hilo, pasando por la maquinaria biológica de la oreja, hasta un electrodo incrustado en el nervio auditivo. Otro tipo de ordenador cerebral existente se denomina neuro-estimulador, utilizado en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Por lo general se implanta bajo la piel en el pecho o la espalda baja. Envía señales eléctricas a las partes del cerebro llamadas los ganglios basales, que están asociados con el control del movimiento voluntario.
Silicon Valley está emergiendo otra forma de computadora cerebral -aunque por ahora todavía está en un tablero de diseño. Los emprendedores piensan que los dispositivos podrían ir más allá de simplemente reemplazar las funciones perdidas: el cerebro podría conectarse a las computadoras y al Internet para darle funciones completamente nuevas que están más allá de las capacidades de los seres humanos hoy en día. Imagine que las búsquedas de Google envíen su resultado al cerebro antes de que este haga la pregunta conscientemente; o comunicaciones directas de cerebro a cerebro, sin estorbos de dispositivos.
Elon Musk, (creador y dueño de Tesla), con su nueva compañía Neuralink, y Bryan Johnson, con una compañía un poco más antigua llamada Kernel, están liderando el intento. Por ahora, la función del cerebro no se entiende en suficiente detalle para leer y escribir información en este a nivel de comunicación lingüística. Pero para los optimistas de Silicon Valley, es sólo cuestión de tiempo. Lampadia