La Cuarta Revolución Industrial (4RI) ha generado y sigue generando enormes beneficios a la humanidad, sobre todo en lo concerniente a la productividad y, en general, a la eficiencia en el uso de los recursos empresariales.
Uno de sus principales aportes es pues, la automatización de tareas repetitivas u operativas en una gran cantidad de ocupaciones existentes, lo cual ha motivado una reducción del empleo en el corto plazo, sobre todo en países donde el uso de la inteligencia artificial y los algoritmos matemáticos por parte de las empresas ya es un hecho del día a día.
En este contexto, ha surgido una creciente preocupación entre los jóvenes a nivel mundial que están ingresando al mercado laboral, quienes perciben que, en un futuro no muy lejano, las máquinas “reemplazarán” totalmente al capital humano de las empresas.
Lo que los jóvenes no logran visualizar es que en el mediano y largo plazo, la automatización hará a la industria más dependiente de las habilidades humanas, pero no tanto de las habilidades duras, sino más bien de las habilidades blandas, relacionadas a la creatividad, el pensamiento crítico, y la comunicación.
En esta línea, Dave McKay, presidente y director ejecutivo de Royal Bank of Canada, plantea en el blog del World Economic Forum (ver artículo líneas abajo), que este proceso en su firma ya está tomando la forma de una mayor demanda por empleos con habilidades poco convencionales, como diseñadores y economistas del comportamiento. Asimismo, cita un reciente estudio de su misma firma en el que, a partir del análisis de más de 300 ocupaciones del mercado laboral canadiense, encuentra que la tecnología, más que erradicar el empleo, “actuará como un soporte e integrador, haciendo que la fluidez digital sea tan importante como la alfabetización y la capacidad numérica en el futuro”.
Sin embargo, no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Creemos al igual que Dave McKay que es necesario preparar tanto a las nuevas generaciones que están próximas a trabajar así como las que ya se encuentran ocupadas, para lo que él denomina la nueva ‘economía de las habilidades’. Mckay plantea que esto puede lograrse si se trabaja desde tres frentes: la escuela, el gobierno y la empresa.
- Desde la escuela, los educadores deben implementar programas de aprendizaje remunerado e integrado en el trabajo, así como programas reentrenamiento y aprendizaje permanente para la fuerza laboral existente.
- Desde el gobierno, los tomadores de política deben crear una plataforma de talento, que conecte mejor las empresas con los estudiantes en todos los sectores y disciplinas y priorizar aquellos sectores productivos en donde haya una mayor necesidad como país.
- Desde las empresas, los empleadores deben repensar la forma en que contratan, capacitan y moldean sus fuerzas de trabajo, de tal manera que se potencien los talentos y la innovación. Lampadia
Se necesitan seres humanos
¿Por qué la automatización no acabará con tu trabajo?
¿Cómo podemos educar, emplear y capacitar a los ciudadanos para la nueva ‘economía de habilidades’?
Dave McKay
Presidente y CEO
Royal Bank of Canada
World Economic Forum
15 de Enero, 2019
Traducido y glosado por Lampadia
Se acerca un quantum de cambio. A medida que la era de la automatización se afianza, tanto los jóvenes que ingresan en la fuerza laboral como los que ya están establecidos en sus carreras están preocupados por el aumento de las máquinas.
Pero mientras las máquinas serán más poderosas, los humanos serán más esenciales.
Este es el mensaje claro que he escuchado al hablar con clientes de Canadá, Estados Unidos y el extranjero. A pesar de la volatilidad del mercado en los últimos meses, desde los productores lecheros hasta las compañías petroleras y tecnológicas, los líderes empresariales y los empresarios están luchando contra una enorme escasez de mano de obra.
Dentro de nuestro propio negocio, buscamos cada vez más incorporar nuevas habilidades al Royal Bank of Canada (RBC) en áreas que se podría esperar, como machine learning y blockchain, pero también en áreas que no, como diseñadores y economistas del comportamiento. Consideramos este cambio secular como una oportunidad para rediseñar el banco desde el cliente.
Está claro que la tecnología no reemplazará muchas de las habilidades necesarias para los trabajos del futuro. Simplemente actuará como un soporte e integrador, haciendo que la fluidez digital sea tan importante como la alfabetización y la capacidad numérica en el futuro.
Y este fue un hallazgo clave en un informe reciente de RBC sobre el mercado laboral canadiense llamado Humans Wanted (se necesitan seres humanos), que examinó más de 300 ocupaciones y las habilidades necesarias para hacerlas.
Si bien el informe concluyó que la mitad de todos los empleos en Canadá corren el riesgo de una interrupción significativa de la tecnología durante los años 2020, también sugiere que la era de la automatización no tiene que ser una amenaza.
A pesar de la interrupción, se prevé que se crearán o se abrirán 2.5 millones de empleos en la economía canadiense en los próximos cuatro años, una cifra significativa para una nación con 18.5 millones de empleos en la actualidad. Esta fuerza de trabajo necesitará habilidades básicas para prepararse para varios trabajos y roles diferentes, en lugar de una única carrera.
Esto está configurando una crisis silenciosa en todo Canadá, y en prácticamente todas las naciones del mundo, con trabajadores futuros, jóvenes y establecidos, que no están preparados para lo que demanden los trabajos del futuro, y mucho menos las habilidades necesarias para hacerlos.
La realidad es que los niños de hoy crecerán para trabajar en empleos habilitados por la tecnología que probablemente aún no existen. Para planificar esa realidad, no se trata solo de codificar, se trata de ser humano y adquirir competencias que ofrezcan más movilidad de habilidades, como el pensamiento crítico, la creatividad, la comunicación y la resolución de problemas complejos.
El informe de Humans Wanted mostró claramente que la movilidad de las habilidades será esencial en una economía futura donde los empleos aumentan y disminuyen con cada nueva ola de tecnología. Pero, ¿cómo pueden los líderes del sector privado, los educadores y los responsables de las políticas cambiar la manera en que educamos, empleamos y capacitamos a los ciudadanos para que los capaciten en esta nueva ‘economía de habilidades’?
Aquí es donde podríamos empezar:
1. Educadores
Si bien el ritmo de la disrupción continúa aumentando, los baby boomers están acercándose cada vez más a la jubilación. Esto presiona a la próxima generación de jóvenes que buscan adquirir la combinación de habilidades que necesitarán para prosperar en el nuevo mundo del trabajo.
Para fomentar estas habilidades, necesitamos conectar mejor los campus y los centros de trabajo postsecundarios a través de programas de aprendizaje remunerado e integrado en el trabajo, tales como cooperativas, aprendizajes y pasantías. Cada estudiante de educación superior debe tener acceso a una experiencia laboral significativa y práctica relacionada con su campo de estudio al momento de graduarse.
El modelo post-secundario que prosperó a lo largo del siglo XX ya no es adaptable a las nuevas necesidades de los países, empresas y comunidades. Necesitamos capacitar a los jóvenes de diferentes maneras, además de construir una infraestructura que ayude a respaldar los esfuerzos de reentrenamiento y aprendizaje permanente para la fuerza laboral existente.
2. Tomadores de política
Para garantizar que los programas de aprendizaje integrados en el trabajo se vuelvan omnipresentes, los gobiernos de todos los niveles deben trabajar juntos y financiar iniciativas que faciliten la participación de los empleadores y las instituciones educativas.
Las naciones deben abordar este desafío desde una nueva perspectiva. En lugar de buscar un canal de talento, deberían cambiar hacia la construcción de una plataforma de talento, una que conecte mejor las empresas con los estudiantes en todos los sectores y disciplinas.
Para ayudar a poner esto en acción, los gobiernos deben decidir en qué quieren centrarse y hacia dónde quieren que fluyan el talento y el capital. Esto significa hacer que las habilidades y la juventud sean centrales para las grandes apuestas de una nación. Por ejemplo, en Canadá, eso es sobre agricultura, océanos, datos, inteligencia artificial y fabricación avanzada.
3. Empleadores
Por último, los empleadores de todos los tamaños deben comenzar a reconocer el cambio de la economía del empleo a la ‘economía de las habilidades’. Necesitamos repensar la forma en que contratamos, capacitamos y moldeamos nuestras fuerzas de trabajo, y eso requiere pensar más allá de los títulos y certificados.
Encontrar y retener talento constantemente se ubica como la principal prioridad para los CEOs globales. Debería ser un imperativo comercial integrarse mejor con los educadores y ofrecer un trabajo con más experiencia y oportunidades de aprendizaje para los estudiantes. No se trata simplemente de proporcionar a los jóvenes, puestos de trabajo, sino más bien de aprovechar sus talentos y aprovechar sus ideas innovadoras.
Como ejemplo, el verano pasado, los estudiantes que participaron en nuestro programa RBC Amplify, una campaña en la que les brindamos a los estudiantes cooperativos algunos de nuestros problemas comerciales más difíciles de resolver, colaboraron para presentar 15 patentes para el banco. Trabajaron en proyectos para mejorar nuestras capacidades de análisis predictivo, políticas de gestión de datos y medidas de ciberseguridad. Ninguno de estos estudiantes había trabajado en un banco antes.
Todos los empleadores deben ver el aprendizaje integrado en el trabajo no solo como una inversión en la economía de las habilidades del mañana, sino también como una inversión en su propio futuro.
Inversión colectiva en habilidades
La conclusión es: los empleos permanecerán, pero requerirán un nuevo conjunto de habilidades para realizarlos. Las nuevas tecnologías harán obsoletos algunos trabajos; sin embargo, también reducirán los costos e impulsarán las expansiones que conducirán al crecimiento del empleo en nuevas áreas.
La respuesta a la disrupción de las tecnologías radica en nuestra capacidad para aplicar la humanidad al desafío.
Durante la próxima década, nuestro mundo tendrá la tarea de resolver algunos de los problemas más apremiantes que haya enfrentado, incluidos el cambio climático, las brechas de riqueza y los costos de salud en las sociedades que envejecen rápidamente.
Solo a través de la construcción de una base sólida para la nueva ‘economía de habilidades’, invirtiendo en nuestros jóvenes y apoyando los programas de aprendizaje permanente para nuestras fuerzas de trabajo con talento existentes, podemos garantizar que nuestras naciones y nuestra gente estén preparadas para enfrentar un mañana turbulento. Lampadia