Fernando de Szyszlo Valdelomar es un humanista, en el sentido renacentista del término. Es un deslumbrante artista plástico. Pintor y escultor notable, pero también un hombre interesado en la arquitectura (carrera que estudió unos años en la UNI), las ciencias (su padre fue físico), la literatura (su madre era hermana de Abraham Valdelomar) y en la política (participó activamente en el Movimiento Libertad). Por su trayectoria, la lucidez de su pensamiento, desprendimiento y profundo amor por el Perú se ha convertido, sin proponérselo, en la reserva moral del país. Don Fernando, tuvo la gentileza de brindarnos esta entrevista en la que confiesa el enorme optimismo que le despierta el actual rumbo que vive el país y señala las preocupaciones que le causa el curso de nuestra política. A los jóvenes les deja un mensaje: fe en el destino del Perú y trabajo. “El trabajo es la prueba del talento”, señala.
Don Fernando, muchas gracias por recibirnos y conversar con nosotros.
¿Por qué hemos retrocedido a esta guerra de todos contra todos? Parecemos un país en crisis cuando estamos en uno de los mejores momentos de nuestra historia. ¿Qué cree usted que está pasando?
Desgraciadamente lo que más se extraña es capacidades de gobierno. No hay gente preparada. Fuera de Nadine, la esposa del presidente, yo no veo ahí [en Palacio] a nadie que esté realmente en capacidad de gobernar. Unos son demasiado violentos y otros son demasiado adulones, pero no hay, en realidad, no hay capacidad de gobernar ahí. Eso falta y la gente lo siente, seguramente.
Y eso se extiende al Congreso, ¿no?
Bueno, el Congreso es una tragedia. Realmente aquí el Congreso, seguramente tiene que ver el que no haya cámara de senadores, (…) [es] tan liviano… La mayoría de los congresistas dan la impresión que han comprado las sillas para hacer su propio programa.
¿Cómo compara usted a los políticos de hoy con los políticos de ayer? ¿Hay algunos modelos que debemos rescatar?
Sin duda, tantos. Yo creo que había personas tan decentes… No actuaban por interés sino por convicción y, eso es lo que más siento que falta: El doctor [Raúl] Porras o, ¿cómo se llamaba del PPC? El doctor [Luis] Alayza era formidable, Mario Polar era formidable. [Roberto] Ramírez del Villar. Eran gente de primera clase. Aún Javier Diez Canseco era una persona decente. Él no estaba por interés, actuaba por convicción y siempre fue derecho en lo que él creía. Eso extrañamos, realmente… en esta época. ¿No?
Exactamente, ¿por qué tantos dirigentes políticos peruanos, siguen vendiéndonos lo que Moisés Naím llama, “las ideas muertas”?
(…) Bueno… eso es [por] falta de cultura, falta de educación… Es falta de cultura. El historiador mexicano [Enrique] Krause que publica “Letras Libres”, una revista… dice que: “el último marxista en el planeta, seguramente va a ser alumno de una universidad latinoamericana”. Porque, realmente, están fuera de contexto… Cuando usted oye a esa gente de extrema izquierda, realmente se da cuenta que no tiene ninguna relación con la realidad, que viven en un mundo de ideas muertas, de ideas obsoletas.
No hemos logrado consensos sociales sobre las políticas fundamentales de desarrollo del país, porque esta discusión mantiene abierto todo.
Exacto y, en realidad, vivimos un momento importante. Vivimos un momento en el que vamos a dar ya el salto definitivo al desarrollo y todavía hay unos idiotas que nos siguen tratando de jalar hacia atrás (realiza un gesto con las manos como si estuviera jalando una cuerda), de crear disensión, de crear pequeñas dificultades, de crear trabas, de crear burocracias absurdas.
Claro, ni siquiera hemos logrado de alguna manera, decía alguien el otro día, en el seminario que hizo la Fundación de la Libertad (…) que en España habían logrado un consenso sobre el valor de la empresa en el país [legitimación social de la empresa]. Aquí con esta discusión política, de estas ideas de antaño, ni siquiera eso se puede consensuar. ¿Qué debemos hacer? ¿En qué debemos invertir?
Es que lo que falta es amor al destino de este grupo humano [de los peruanos], ¿no es cierto? Porque todo el mundo… [actúa para] sacar ventajas… Todo el mundo habla, pero nadie hace nada [contra] la corrupción. [La corrupción] está ahí alrededor nuestro. Que los diputados… [sean] los reyes de la corrupción, no puede ser.
¿Y qué podemos hacer para llamar de nuevo a la mejor gente a la política?
Difícil decirlo… encontrar gente ideal… Hay, porque la gente que estaba en el Movimiento Libertad era una gente bien intencionada. Lo que querían era hacer progresar a este país y eso fue un sueño. Un sueño que quisimos soñar todos nosotros junto a Mario Vargas Llosa. Sin duda, la campaña de Mario cambió este país. Fujimori no hizo nada. Fujimori lo único que hizo es robarse ideas, meterlas en un paquete y después comenzar a robar como loco. Pero lo que cambió a este país fue la campaña de Mario, que volvió a dar la batalla contra las nacionalizaciones, contra lo absurdo de [pensar al] Estado [como] creador de empresas, etc. Yo creo que fue un momento gravísimo para el Perú [comienzos de los noventa]…
Claro, fue una especie de prueba de la fuerza de las ideas para generar cambios.
Sin duda, sin duda.
Por eso es importante pelear por las ideas. Dar una batalla de ideas. ¿Cree usted que en el Perú se está dando una batalla de ideas ¿Cómo debiera darse?
No se está dando, desgraciadamente… Yo creo que la gente se mueve por intereses, no por convicciones, no por ideas. Esa es una tara que tenemos que vencer si queremos llegar al desarrollo. Tenemos que vencer esa tara.
Usted ya ha reconocido la existencia de esta nueva clase media peruana. ¿Cree que pueda ayudar a contrarrestar la debilidad de la política en el país?
Yo creo que va a cambiar completamente la política en el país. Porque esa gente que ha descubierto las posibilidades de la pequeña empresa, de la mediana empresa, nunca va a votar por Fujimori o por los corruptos o por los marxistas que quieren ordenarnos la vida de una manera totalmente irreal. Está demostrado que los secretarios comunistas en Rusia no cambiaron un ápice a su sociedad.
Si pues, en Lampadia propusimos, cuando estuvo acá [en Lima], [la congresista venezolana] María Corina Machado, que la nombráramos: “Diputada honoraria de América Latina.”
Linda
¿Qué le parece esa idea?
Linda. Me parece buenísima [la idea] porque ha demostrado un coraje, una convicción y una fuerza espiritual para haber regresado [a Venezuela dónde fue desaforada y acusada de traición a la Patria]. Me parece muy bien que ese par de diputados respetables [peruanos] fueran con ella [a Venezuela].
Sí.
Porque [la] apoyaron realmente.
¿Hacia dónde cree que está yendo el Perú, don Fernando?
Yo creo que está yendo al desarrollo inconteniblemente. Que todos estos obstáculos son pasajeros y deleznables. Si alguien se pone ahora hacer las cosas bien desaparece todos esos obstáculos. Ahora, me da mucha pena que la oportunidad [que tuvo] Humala se haya perdido. Yo no voté por Humala, pero me da pena. Había una oportunidad ahí. La hoja de ruta yo no creí que iba a seguirla y, sin duda, lo ha hecho. Creo que eso se le debemos agradecer a Nadine, a Nadine Heredia. Pero como hablábamos hace un instante, yo creo que Nadine Heredia es una de las pocas personas del entorno de gobierno que tiene cabeza, que tiene sensibilidad y que tiene agudeza mental. Claro, la adulación la ha ido cubriendo y cubriendo. Primero le han hecho pensar en que podía ser presidenta el 2016 y no han cesado en rebajarla, en bajarle el nivel. Ella es una mujer joven, se ha dejado un poco vencer por esa marea de adulación. Y como decíamos antes, es un gobierno muy difícil porque la izquierda se lo quiere tirar. Con el pretexto de tirarse al [Ministro de Economía, Luis Miguel] Castilla y hacer un paquete con Nadine, la izquierda extrema se quiere tirar la política económica del gobierno. Eso sí que sería un paso muy grave. Estoy seguro que no va a pasar, que el presidente Humala va a tener la fuerza para darse cuenta como están las cosas y cuáles son los riesgos.
Hay mucha gente que no se da cuenta que terminan actuando como tontos útiles en este proceso.
Sin duda. Quizás con buena voluntad, pero tirarse a Castilla es tirarse a la política económica del gobierno. En este momento no hay opción, tenemos que seguir apoyando ahí para que esto se mantenga.
Una observación de un tipo más filosófico, que débil es el ser humano cuando tiene poder.
Corrompe su capacidad de hacer cosas. Tener la seguridad de que uno es poderoso no lo hace mejor, lo hace trastabillar, lo hace enredarse en su propia vanidad.
¿Qué libros han influido más sobre usted don Fernando?
Son muchos…
Deben ser tantos, pero si nos puede mencionar algunos.
Qué tendría que decirle… mi autor, él que he leído toda mi vida, con el que he crecido leyendo es Proust… Una vez, Sebastián Salazar Bondy, hace mil años, entró a mi casa y entró al dormitorio y vio un tomo de “En Busca del Tiempo Perdido” y dijo: “¿Todavía estás leyendo a Proust?” Y no he cesado. Bueno, eso tiene que ver con mi manera de comprender al ser humano, no hay ideología ahí, sino simplemente la introspección, procesa el genio. Es decir, algún crítico decía… “a los personajes de Proust los conocemos mejor que a nuestros padres, que a nuestros hermanos, que a nuestras amantes”… [Otro, André] Malraux, no solamente como novelista, sino como ser humano, como historiador del arte… La poesía me ha influido mucho, me ha formado.
Es para felicitarlo, el optimismo que usted tiene comparado con la frustración que tuvo Stefan Zweig antes de suicidarse en Petrópolis.
Claro sin duda, yo siempre lo digo, ¿Qué pasó? ¿En qué momento, de repente, se abrió una luz al fondo del túnel y pasamos? No solamente yo [me digo esto]. Muchos peruanos de ser pesimistas, resignados a una condición, ¿cómo decirte?, como decir… de segunda clase, [pasamos] a tener optimismo y a pensar que sí se puede, que sí podemos hacer de esto el país que habíamos soñado. [El país] que [César] Vallejo había soñado.
Y sobre el Perú, ¿qué libros le han ayudado a conocer y a sentir el Perú?
¿Qué libros? los de [José María] Arguedas, a quien quería mucho y fue un amigo de toda la vida. Bueno… está la poesía. Y claro, Mario Vargas Llosa. Esos tres libros de Mario, del primer Mario que abren las ventanas hacia el Perú, ¿no es cierto? La Ciudad y los Perros, La Casa Verde y Conversaciones en la Catedral. No es que no haya escrito otros, [todos] son libros maravillosos, pero estos son fundamentales para un peruano… ¿Qué otros? La poesía. Soy un lector de poesía. De la poesía de [Emilio Adolfo] Westphalen, de Javier Sologuren, de [Jorge Eduardo] Eielson, de Blanca Varela. Todos ellos me han enriquecido, me han abierto puertas, me han dado ideas. Mi pintura siempre ha estado vinculada a esa [poesía], siempre.
¿Qué peruanos debiéramos reconocer?
Terrible pregunta porque hay muchos, muchos poetas, muchas personas que han hecho mucho por el Perú y que están relegadas. Es decir, se mueren y desaparecen. Westphalen, que era un poeta extraordinario. [Es autor] de las mejores poesías de amor que se han escrito para mi gusto. O Javier Sologuren. Pero hay tantos peruanos… El doctor [Jorge] Basadre… Se me ocurren tantas gentes. El doctor [Raúl] Porras, tantas personas valiosas…
¿Qué mensaje le daría usted a la juventud? Hay muchos jóvenes que siguen Lampadia, ¿qué le diría a los jóvenes peruanos?
Yo les diría primero que tengan fe en el destino de este grupo humano. Y, segundo, que para poder lograr [lo que se proponen] se necesita trabajar, no se necesita hablar. Yo cuando vivía en París, me di cuenta que seguramente para mi pintura lo mejor hubiera sido quedarme en París para siempre, ¿no es cierto? Pero siempre sentí ese reclamo, esa sensación de tener que hacer algo por este grupo. Y eso es lo que se necesita, que los jóvenes tengan fe, pero trabajo sobre todo. Yo creo en el trabajo. El trabajo es la prueba del talento. El trabajo es la vocación. Eso, se necesita: Vocación y amor a nuestro destino.