En una reciente declaración realizada durante su visita a Lambayeque, el presidente Ollanta Humala enfatizó la importancia de la política social para el gobierno y señaló que el crecimiento económico no era lo más importante. Esto resulta preocupante, pues declaraciones como esta dan da pie a que se descuiden las políticas que promuevenel crecimiento o peor aún, que se lleven a cabo políticas erradas que terminen por desalentarlo.
Más aún, si el gobierno hace énfasis en el desarrollo social, resulta de vital importancia no descuidar el crecimiento de la economía.El crecimiento económico es esencial para la reducción de la pobreza. Después de décadas de proteccionismo y atraso, la liberalización de la economía, que permitió el aumento de la inversión privada, redujo significativamente la pobreza y la desigualdad. Entre los años 2002 y 2010 la pobreza cayó en el Perú en alrededor de 23 puntos porcentuales y hay estudios que muestran que el crecimiento económico explica el 75% de la reducción de la desigualdad económica.
Imagine usted que para saciar el hambre visita su pizzería favorita y comparte con un amigo una pizza chica. Seguramente disfrutará la comida, pero es poco probable que salga con el estómago lleno. Imagine, por el contrario, que su amigo y usted piden una pizza tamaño familiar.Sin importar cómo la distribuyan, en la mayoría de casos ambos saldrán más que satisfechos. La razón es obvia: mientras más grande sea la pizza mayor será el tamaño de la tajada. Ver artículo: Del cuero salen las correas.
Del mismo modo, una economía más grande y robusta lleva a una mejor situación para los ciudadanos. Con crecimiento económico hay una economía más grande que, a la larga, termina beneficiando a todos. Incluso en presencia de un crecimiento desigual, que requiera llevar a cabo inversiones que permitan sacar provechoa los menos favorecidos, una economía más grande significa que habrá más recursos para llevar a cabo estas políticas. En otras palabras, con crecimiento económico hay más pizza para repartir.
Ahora comparemos brevemente al Perú con Brasil. Nuestro país, a pesar de tener un menor nivel de gasto social como porcentaje del PBI, ha logrado reducir la pobreza mucho más rápido que nuestro vecino, cuya relación entre gasto social y PBI es mucho más alta. Para muestra un botón: entre 1999 y 2009 Brasil ha tenido un gasto social equivalente al 23% de su PBI y ha reducido la pobreza extrema, definida como la población que vive con menos de un dólar por día por persona, de 5.7% a 3.6%; mientras que el Perú, con un gasto promedio de 9.3% del producto ha reducido la pobreza extrema de 6.2% a 1.6%. Esto es una reducción de la pobreza muchísimo más grande que la de Brasil y con solo una fracción de la inversión. No dejen de releer: Luces y sombras de la visita de Lula al Perú.
A pesar del mayor gasto social de Brasil con respecto al Perú, nuestros resultados en reducción de pobreza son largamente superiores. En contra de lo aseverado por Lula, lo que está detrás de esto es que el Perú ha crecido más de 6% anual promedio, mientras que Brasil no llega al 4%.
Por lo anterior, resulta primordial que el gobierno no deje de alentar la inversión privada y generar confianza, pues solo así podremos mantener el ritmo de crecimiento económico de los últimos años y cumplir con la agenda pendiente en educación, salud e infraestructuras. Según cifras del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), el año pasado la inversión representó el 26.7% del PBI y la inversión privada 21.5%, todo un record.El reciente reconocimiento al país por el cumplimiento anticipado de los ODM (Objetivos del Milenio) debería ser un llamado a seguir creciendo.