Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 14 de agosto de 2023
Para Lampadia
La salud pública en nuestro país – salvo contadas y honrosas excepciones – es una porquería. Una más. Tal cual la política, la justicia, la educación, el agua, la vivienda y demás.
El Ministerio de Salud, las Direcciones de Salud de los Gobiernos Regionales, EsSalud, los hospitales de las Fuerzas Armadas y Policiales… todos tienen vela en este entierro.
Todos los días – mañana, tarde y noche – las radios y medios periodísticos del país propalan sendos testimonios de pacientes maltratados y sus familiares desesperados e impotentes. Al Estado le importa un bledo las enfermedades o dolores de los peruanos.
Repulsión, crueldad e injusticia… ese es el sentir de millones de compatriotas pobres frente al pésimo trato de médicos y enfermeras del sistema de salud pública en nuestro país. Y ¡qué decir de las colas de amanecida que hacen los pacientes en los hospitales públicos… para ver si son atendidos!
Bueno pues, sin saber nada de salud pública – al menos, en mi caso – más sí de dignidad humana, en el Gobierno Regional de Ica, en el período 2015 / 2018, sí logramos mejorar la salud pública. Desde que asumimos el gobierno en enero del 2015, recurrimos a la Autoridad Nacional del Servicio Civil (SERVIR) para convocar a los Gerentes Públicos más calificados del país, para ocupar los cargos de mayor jerarquía de la Dirección Regional de Salud (DIRESA) de Ica.
Aparte de los cambios en los cargos de la alta dirección de la DIRESA, la ciudadanía fue testigo de la objetividad y profesionalismo con que llevamos a cabo todos los concursos de méritos para la contratación de los profesionales de la salud. En efecto, todos los iqueños pudieron constatar nuestra firme determinación de acabar con el clientelismo político y / o puestos de favor, que tanto daño le hicieron a la salud pública de nuestra región en las gestiones anteriores… y – lamentablemente – en las subsiguientes también.
Fueron precisamente esos funcionarios rigurosamente preparados y calificados por el programa SERVIR, y los profesionales que ganaron en buena lid sus puestos en nuestros hospitales y centros de salud, los que ejecutaron los cambios que permitieron la mejor atención y la reducción significativa de los tiempos de espera de nuestros pacientes.
En Ica, en el período 2015 – 2018 cuadruplicamos las atenciones de consultas externas, eliminamos las colas, y mejoramos sustancialmente las atenciones hospitalarias… sin aumentar el presupuesto.
Ahora bien, todos los logros antes mencionados sólo se pudieron alcanzar en tanto tuvimos éxito en la lucha continua y – en algunos casos – desgastante contra la corrupción y la indolencia en el sector salud. Producto de ello logramos ese cambio de actitud que tanto buscábamos en nuestros médicos y enfermaras, así como en el personal administrativo de nuestros hospitales y centros de salud, respecto a la calidad y calidez de la atención hospitalaria.
Como no podía ser de otra forma, la ciudadanía jugó un rol protagónico en la mejora de la salud pública en la Región Ica.
En efecto, la participación de los pacientes y / o sus familiares en la evaluación inmediata de los servicios de salud, dio frutos muy valiosos. Efectivamente, cada servicio era evaluado de manera personalizada, es decir; con el nombre y apellido del médico o enfermera tratante. La evaluación especificaba la calidad de la atención según:
(1) Trato cordial o maltrato,
(2) Tiempo adecuado o demora injustificada,
(3) Requisitos adecuados o pedido injustificado de documentación irrelevante, y – muy importante –
(4) Pago justo o cobros indebidos… léase coimas.
He ahí uno de los principales logros del Gobierno Regional de Ica en materia de salud pública, en el periodo 2015 – 2018. Por ello, expreso mi eterna gratitud y aprecio a todos los funcionarios del sector, que llevaron a cabo esta revolución silenciosa en beneficio de nuestros compatriotas más necesitados.
Conclusión: Sí se puede mejorar los servicios de salud pública en todo el país. En Ica – en el período 2015 / 2018 – lo hicimos. Todo es cuestión de despolitizar y profesionalizar la gestión de la salud pública a nivel nacional, y – por supuesto – eliminar la corrupción en el sector.
Una Autoridad Nacional Autónoma (ANA) para la salud de los peruanos, blindada de la política corrupta e inepta; profesional, meritocrática, estable, descentralizada, honesta – tipo Banco Central de Reserva (BCR) – es lo que se necesita. Lampadia