Reflexiones y aprendizajes globales 20 años después
Dr. Ing. Raúl Delgado Sayán (1)
Para Lampadia
Hace dos décadas, en agosto de 2005, publiqué en el Diario Gestión un artículo titulado “¿Y si el Perú fuera como una empresa?”, en el que planteaba una analogía entre la gestión pública y la administración empresarial. Este texto, utilizado como material de discusión en programas de maestría de reconocidas universidades peruanas, sigue siendo relevante hoy, no solo para el Perú, sino también para otros países que enfrentan desafíos similares en la optimización de sus aparatos estatales. Aunque han pasado 20 años, los conceptos centrales del artículo mantienen su vigencia, lo que evidencia la lentitud de las reformas estructurales en el Estado peruano. Mientras tanto, otros países han avanzado en la aplicación de principios de eficiencia y costo-beneficio en la gestión pública, lo que nos invita a reflexionar sobre qué podemos aprender de estas experiencias.
La analogía empresarial: un Estado eficiente
En el artículo original, comparé al Perú con una megaempresa de servicios que carece de una visión clara, objetivos estratégicos y una estructura organizacional eficiente.
Señalé que el Estado peruano gasta más de lo que recauda,
destina una porción mínima de su presupuesto a inversiones y
enfrenta brechas críticas en educación, salud, seguridad e infraestructura.
Además, destacaba la baja competitividad del país en rankings internacionales, como el World Economic Forum, que ubicaba al Perú en los últimos lugares en aspectos como confianza en los políticos, eficiencia legislativa y reducción de la pobreza.
Las cifras han cambiado, pero los problemas persisten. El gasto público sigue siendo ineficiente, la corrupción sigue minando la confianza en las instituciones y las reformas estructurales siguen siendo una deuda pendiente. La pregunta que planteé en 2005 sigue más vigente que nunca: ¿Cómo podemos transformar el Estado para que sea más eficiente, menos burocrático y más aliado del sector privado?
Lecciones globales: esfuerzos de otros países
En los últimos años, varios países han implementado estrategias innovadoras para mejorar la eficiencia de sus gobiernos, aplicando principios de gestión empresarial.
Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, lanzó el programa Delivering Government Solutions in the 21st Century: Reform Plan and Reorganization Recommendations (DOGE), que busca modernizar y simplificar la estructura federal, reducir la burocracia y mejorar la prestación de servicios públicos. Su enfoque en la eficiencia y la rendición de cuentas está marcando un precedente.
Singapur también es un referente en excelencia en la gestión pública. El país ha adoptado prácticas empresariales en su administración pública, centrándose en la planificación estratégica, la meritocracia y la innovación tecnológica. Dentro de sus logros clave se pueden destacar: La implementación de sistemas de evaluación del desempeño para funcionarios públicos, basados en métricas claras y objetivos medibles; el uso de inteligencia artificial y big data para mejorar la toma de decisiones y la prestación de servicios; y los programas de capacitación continua para funcionarios, asegurando que estén al día con las mejores prácticas internacionales.
En América Latina, países como Argentina y El Salvador también han emprendido reformas audaces. Javier Milei, en Argentina, ha propuesto reducir el tamaño del Estado, eliminar ministerios y privatizar empresas públicas para aliviar la carga fiscal y fomentar la inversión privada. Por su parte, Nayib Bukele en El Salvador ha implementado medidas drásticas para combatir la corrupción y mejorar la eficiencia del gobierno.
Estos ejemplos demuestran que, si bien no existe una fórmula única para reformar el Estado, hay principios comunes que pueden guiar estos esfuerzos: la simplificación de procesos, la reducción de la burocracia, la promoción de la transparencia y la adopción de prácticas empresariales.
El Perú tiene la oportunidad de aprender de estas experiencias y aplicar reformas que permitan construir un Estado más eficiente, moderno y al servicio de los ciudadanos. La clave está en la voluntad política, la planificación estratégica y la colaboración entre el sector público y privado. Como muy bien decía Albert Einstein: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.
La urgencia de una reforma estructural en el Perú
El Perú no puede seguir postergando las reformas que necesita. Como señalé en 2005, se requiere una “reingeniería profunda” del Estado que incluya:
- Un Plan Estratégico de Desarrollo: Definir una visión clara y objetivos a mediano y largo plazo que guíen las políticas públic
- Profesionalización del servicio civil: Eliminar los cargos de confianza y promover la meritocracia en la administración pública.
- Reforma tributaria: Simplificar el sistema impositivo y promover la inversión privada.
- Reestructuración del gasto público: Aumentar la inversión en infraestructura y reducir el gasto corriente.
- Estabilidad jurídica: Evitar cambios constantes en las reglas de juego que desalientan la inversión.
- Lucha contra la corrupción: Fortalecer las instituciones y garantizar la rendición de cuentas.
Conclusión: un llamado a la acción
Soy de quienes piensan que dos atributos garantizan Estados exitosos:
a) tener instituciones que son respetadas por sus ciudadanos, y
b) ser lo suficientemente hábiles para asimilar en su organización y funciones
prácticas probadamente exitosas en el sector privado.
A continuación una transcripción del artículo original publicado en el Diario Gestión (05.08.2005), al cual se podrá acceder a través del siguiente link: https://publuu.com/flip-book/840796/1846332
En color rojo figuran como una variante las cifras actualizadas.
Reforma del Estado…
¿Y si el Perú fuera como una empresa?
Para graficar la importancia de realizar la Reforma del Estado quiero invitarlos a reflexionar sobre la siguiente analogía:
Imaginémonos asistir a la Junta Anual de Accionistas de una Megaempresa de Servicios que se llama “Perú” como accionistas y escuchar al Presidente de la Empresa realizar la siguiente presentación:
Señores Accionistas nuestra empresa carece aún de Visión, Misión y Objetivos que hayan permitido desarrollar un Plan Estratégico de Desarrollo de Mediano y Largo Plazo. Sólo tenemos políticas sectoriales aisladas, una organización de 2.3 millones de empleados y pensionistas, y lineamientos generales de Políticas de Estado planteados en el Acuerdo Nacional.
Nuestro patrón de operaciones y decisiones es de corto plazo resolviendo el día a día con poca coordinación entre las distintas Divisiones principales de la Empresa: Legislativa, Ejecutiva y Judicial.
Respecto de nuestra situación y sostenibilidad económica, nuestros gastos anuales ascienden a S/.250,000 millones, que para poderlos cubrir necesitamos anualmente endeudarnos con aproximadamente el 12.5% de esa suma, o sea cerca de S/.31,000 millones. Nuestros gastos corrientes consumen el 63.6% del total, los gastos financieros el 10.9% y sólo nos queda el 25.5% para inversiones. Para realizar nuestras operaciones en el 2025 tendremos que endeudarnos por USD$12,619 millones y por deuda contraída antigua pagaremos US$7,429 millones, situación que se deteriorará a partir del 2026, y más aun a partir del 2030.
En cuanto a los niveles de cobertura en nuestros servicios estrella, la situación es en extremo complicada. En servicios Educativos nos califican en los últimos lugares en calidad educativa. Los servicios de Salud son deficientes y no llegan a vastos sectores de la población, hay una sensación generalizada de inseguridad y en lo relativo a infraestructura, tenemos una brecha de inversión en transportes, saneamiento, electricidad y telecomunicaciones cercana a los USD 150 mil millones de dólares (54% del PBI)
Tenemos fuertes deficiencias en otros factores de Competitividad que afectan producción y servicios. El World Economic Forum en su último Informe ubica al Perú en el puesto 65 de una muestra de 141 países, otorgándonos los últimos lugares en aspectos como: confianza del público en sus políticos, diferencias de calidad de entorno para negocios regionales, créditos tributarios a las empresas para investigación y desarrollo, eficiencia legislativa, carga pesada de las regulaciones del gobierno, excesivo sector informal, ineficiencia del gobierno para reducir la pobreza y la desigualdad, carencia de esfuerzos organizados para mejorar la competitividad, ineficiente desarrollo de infraestructura física, gastos de gobierno deficientes y falta de competitividad tributaria con una de las tasas de impuestos más altas que afectan a la actividad empresarial.
Como conclusión, tenemos una organización excesivamente costosa e ineficiente en la cobertura y prestación de servicios, desbalance que no se arregla con maquillajes simples de reestructuración o reorganización, sino con una “reingeniería profunda” de Reforma del Estado que logre lo siguiente:
- Definir nuestra Visión, Misión y Objetivos a través de un Plan Estratégico de Desarrollo de Mediano y Largo Plazo que defina además el Rol de un Estado más eficiente que podamos pagar los peruanos y sin excesivas regulacion
- Que los funcionarios sean de carrera, sin cargos políticos de “confianza” y que resuelvan situaciones directamente en base a su preparación y formación profesional o técnic
- Los altos funcionarios deberán exhibir trayectoria y especialización en su campo y eliminarse excesivos cargos de costosos asesores que no participan en gestión de ejecución.
- Reforzar el respeto interno y externo a la institucionalidad y al principio de autoridad.
- Una Reforma Educativa basada en la capacitación para mejorar la calidad de los docentes y de los programas educativo
- Una Reforma Tributaria simple y que promocione el desarrollo más que efectos puramente fiscales recaudadores, policiacos y que sea permanente en el tiempo.
- En un país en el cual falta el empleo formal, que éste se flexibilice y promueva eliminando sobrecostos para hacer más económico el puesto formal de trabajo y más competitivo internacionalm
- Reestructurar el Gasto Público. No más del 53% del Presupuesto se emplee en gasto corriente y no menos del 22% en inversión en infraestructura para el desarrollo.
- Mantener una estabilidad jurídic No podemos estar permanentemente proponiendo cambiar la Constitución y las leyes.
- Continuar la lucha anticorrupción pero en las páginas policiales, lugar donde correspond Hay temas más importantes, relevantes y urgentes en la Agenda Nacional.
- El Estado reformado debe cambiar su Visión respecto a la actividad privada mirándola como un formidable aliado para avanzar contra la marginación, el atraso, la pobreza y que además es el gran proveedor de rentas que el Estado necesita para efectuar sus servicio
El eje fundamental de la Reforma del Estado es mejorar la calidad y efectividad del gasto con refuerzo institucional y mayor presencia efectiva en las distintas zonas del territorio nacional.
En suma, un Estado más simple, más promotor, con mayor eficiencia y dinamismo, menos costoso y burocrático y aliado al sector privado.
La gran pregunta es: ¿Quién puede reformar el Estado?
La respuesta es que no lo puede hacer el Estado mismo porque existen demasiados intereses en conflicto de quienes ejercen función pública para que acepten autorreformarse. Este proceso debe ser tercerizado en un ente que reciba el mandato y aceptación popular para que pueda efectuar esta tarea con metas claras y en un plazo definido.
(1)
UNI 1966. CIP 9927
Presidente Directorio CESEL S.A.
Miembro Director Emeritus del External Advisory Board
Civil and Environmental Engineering
Georgia Institute of Technology
Lampadia