(Nota: No deje de ver el video de una moderna empresa forestal integrada verticalmente)
El Perú ha desaprovechado por décadas la inmensa riqueza de sus bosques. Basta ver el mapa del Perú con cierto detenimiento para descubrir que el 58% de nuestro territorio está cubierto de bosques naturales (69 millones de hectáreas), de las cuales 10 millones de hectáreas son de bosques primarios maderables: 8 millones pueden ser concesionados y 2 millones de hectáreas pueden ser reforestadas. Además, somos el segundo país a nivel mundial con bosques amazónicos, el cuarto con bosques tropicales y el noveno con bosques en general. El desarrollo del sector forestal en el país permitirá incrementar un mínimo de 1 a 1.5 el PBI nacional, lo que redundará en mayores divisas, encadenamientos productivos y generación de empleo de calidad y formal, como decía nuestro gran Antonio Brack Egg “para toda la población de la selva y de la vertiente oriental de los Andes”.
Nuestra selva, históricamente una de las zonas más pobres y menos productivas del país, tienen una extensión del 52% de sus tierras aptas para la producción forestal, de los cuales el 32% corresponden a áreas protegidas y el 16 % a predios privados y bosques no categorizados. Ver en Lampadia: Madera: Fabulosa reserva productiva.
Sin embargo, la actividad forestal solo está siendo explotada en un nivel mínimo de su potencial. Alrededor de las 2,500 especies de madera que se encuentran en Perú, solo han sido clasificadas 600 y utilizadas 195. Esto se refleja en la pobre contribución del sector forestal a la actividad económica en el Perú, que alcanza sólo el 1.1% del PBI (al 2014), en comparación a lo registrado en Chile (2.6%), Bolivia (2.7%) o Ecuador (2.3%), que tienen una menor extensión de bosques. Chile cuenta con 16.1 millones hectáreas (menos de la cuarta parte de la superficie peruana de bosques naturales). Actualmente, Chile, que desarrolló su sector forestal en las últimas tres décadas, exporta productos forestales por unos US$ 7,000 millones anuales. El potencial del Perú, como hemos mencionado anteriormente, es por lo menos cinco veces el de Chile. Por lo tanto, nuestro maravilloso país podría exportar productos forestales por unos US$ 40,000 millones por año.
Más sorprendente aún, a pesar del enorme potencial que tiene el Perú para la producción de madera en bosques naturales, en el 2013 pasado tuvimos que importar 47,566 toneladas de madera aserrada, de las cuales 40,202 toneladas fueron compradas a Chile.
El mayor obstáculo para el crecimiento del sector ha sido el absurdo marco normativo vigente hasta hace muy poco, la falta de información, supervisión y el escaso control debilitaron la seguridad sobre los derechos forestales, lo que ha impedido desarrollar una industria competitiva orientada al largo plazo y ha fomentado la informalidad y la tala ilegal. Se calcula que el 90% de la venta maderera de Iquitos proviene de transacciones ilegales, lo que habría reducido sustancialmente las exportaciones loretanas al no poderse demostrar el origen legal de la madera. Además, la informalidad ha generado altos niveles de deforestación, habiéndose acumulado al 2012 unos 8 millones de hectáreas deforestadas.
Hasta antes de la reciente reforma, los bosques eran considerados propiedad del Estado, una herencia del desastroso velasquismo. Para trabajar una hectárea había que llenar 600 hojas en trámites. Hoy día, los recursos forestales son considerados un cultivo, tal como es en Noruega, Finlandia, Nueva Zelanda, Canadá, Chile, Brasil y todos los países que han sabido aprovechar esta importante riqueza.
Así como en su momento criticamos al Ministro de la Producción Piero Ghezzi por su gestión de la pesca y el enfoque anti minero e intervencionista del plan de diversificación productiva, hoy debemos celebrar su compromiso con el desarrollo del sector forestal que hemos destacado muchas veces como uno de los motores productivos más importantes de nuestro infinito país.
Efectivamente, uno de los mayores logros del Gobierno actual es haber promulgado los reglamentos que permiten la vigencia de la Ley Forestal y de Fauna Silvestre N° 29763, que impulsará el sector forestal en los próximos años, acción política que celebramos por todo lo alto.
Vale la pena destacar los beneficios de esta normativa, que marca un hito histórico y nos impulsa hacia la multiplicación de nuestra riqueza. Lo más importante es notar que las nuevas normas permitirán impulsar la ‘activación’ del sector forestal que espera duplicar las exportaciones de productos maderables de US$150 millones a US$300 millones anuales en dos años. Además se espera reducir las importaciones en 50% al 2021. En 6 años se podrán cosechar los primeros cultivos. Asimismo, se espera que contribuyan a controlar la tala ilegal mediante el fomento del mercado de madera formal, así como el impulso a iniciativas como el Pacto Nacional por la Madera Legal. Ver en Lampadia: Una nueva gran riqueza productiva para los peruanos.
Además, el ministro de la Producción, Piero Ghezzi, desarrolló una Mesa Ejecutiva Forestal (en conjunto con el sector privado) con el fin de coordinar las acciones necesarias para impulsar los avances del sector mediante la simplificación de trámites. Estas mesas convocan a los representantes de todas las instituciones vinculadas al sector, lo cual permite acciones focalizadas y oportunas. Ver en la sección Documentos de Lampadia: Mesa Ejecutiva Forestal – Metodología y Logros:
El Ministro Ghezzi informó que para el caso del sector forestal se identificaron 22 barreras con 35 problemas asociados a estas, de las cuales, a marzo de este año, se han solucionado 20 problemas y están en proceso de solución las otras 15. Afirmó que “las barreras están vinculadas a una regulación inadecuada, procesos engorrosos, difícil acceso a la titulación y registros de propiedad, escaso capital humano, limitado acceso al financiamiento, entre otros”.
Un ejemplo excelente del desarrollo de una empresa peruana que hace de reforestación sostenible es el de ‘Reforestadora Amazónica’, fundada en el 2007 con la finalidad de recuperar los bosques amazónicos. Ellos operan en Huánuco, Pasco, Ucayali y Madre de Dios, manejan 12,000 ha de tierras propias y administradas, ya tienen sembradas 4,000 hectáreas, mayormente de bolaina y capirona (variedades nativas de buena calidad) y han creado una integración vertical que, por ejemplo, ya les ha permitido ofrecer al mercado las maderas tratados con soluciones de cobre para la instalación de los sofisticados parronales usados en los sembríos de uva, que antes teníamos que importar de Chile. Ver más información sobre su extraordinario desarrollo en el siguiente video:
Así como en los años 90, luego de la dación del nuevo código de minería atrajimos a los mayores y mejores operadores mineros globales y generamos un poderoso motor de desarrollo, en el tema forestal debemos invitar a las mejores empresas del mundo que hasta hoy no nos tienen en sus mapas. Debemos invitar a empresas de Finlandia, Noruega, Canadá, Brasil y Chile, haciéndoles conocer nuestro potencial. Por ejemplo: el Perú puede poner en el mercado madera de muy buena calidad en ocho años, mientras que a Chile le tomaría 23 años.
Es hora que empecemos a desarrollar esta industria y que apuntemos a ser una potencia maderera. Como es el caso de la explotación de otros recursos naturales, este desarrollo permitiría múltiples encadenamientos con otros sectores, una gran demanda de empleo de calidad, mayores exportaciones y recursos fiscales. Sigamos destrabando nuestro futuro con más medidas como esta. Lampadia