Hay espacio para diseñar un plan que vuelva a impulsar las inversiones a fin de mejorar la confiabilidad y no perder la competitividad en las tarifas, dijo el también director de Edelnor, Ignacio Blanco Fernández. La entrevista fue relizada por Luis Hidalgo Suárez
¿Cuál es la situación actual del sector eléctrico?
Lo primero es que, siendo el sector intensivo en capital, necesita un marco general del país que dé tranquilidad a la inversión, y eso se está dando en el Perú.
¿Qué indicadores le dicen eso?
El Perú es un país admirado en Europa y Estados Unidos; Perú es un país donde todos quieren invertir porque tiene una situación política estable, un marco económico adecuado y sostenido en el tiempo. A esa estabilidad se suma la disminución importante de la pobreza en los últimos seis años (30 puntos). También hay un marco jurídico muy estable y adecuado en energía en los últimos 20 años, incluido este Gobierno.
Entonces, la inversión en el sector goza de un ambiente adecuado….
Así es, y de manera recíproca, el sector energético, y el eléctrico, en particular, es un piñón fundamental en la lucha contra la pobreza y el subdesarrollo. Todavía hay 4 millones de peruanos que no tienen servicio de luz (de 8 millones que había) y tenemos que avanzar más en ello.
De otro lado, el sistema eléctrico del Perú tiene una tarifa muy competitiva a nivel de la región (7.48 centavos de dólar/kW.h), donde es superado por países cuyo sector eléctrico está intervenido (por el Estado).
¿Es adecuada la regulación?
Ha habido una buena gestión, hay un organismo regulador técnico e independiente, y eso también es fundamental para que el sector se venga desarrollando, prueba de ello es el crecimiento de las inversiones (ver gráfico) a una tasa media anual de 30% desde el 2003 (cuando se reformó la ley para la generación eficiente). Entonces, el marco político y regulador adecuado y estable ha hecho que crezcan las inversiones con una tarifa muy competitiva.
¿Cómo es la comunicación entre regulador e inversionistas?
El diálogo ha sido fluido entre el ministerio, regulador y los inversionistas. Nuestro reto es mantener esta tendencia en los próximos años.
Una denuncia recurrente en los últimos años es que el sistema eléctrico es inestable y que puede colapsar. ¿Existe ese riesgo?
El sistema eléctrico nacional es confiable. Aunque se diga lo contrario, el margen de reserva en generación, por ejemplo, es suficiente para enfrentar cualquier contingente que se pueda presentar (sequías y demás). Yo diría, además, que tenemos una generación de energía eléctrica suficiente hasta el 2018. Y en transmisión y distribución las inversiones también están creciendo de acuerdo con la demanda (ver gráficos).
¿Aun con el riesgo que existe en el suministro de gas natural frente a un siniestro y las demoras que podría suscitar eso en la reposición de la energía?
Siempre hay que hacer pequeños ajustes específicos. Un tema clave es que el gasoducto de Camisea tiene que ampliarse porque el año que viene se saturará por crecimiento de la demanda. Estamos esperando que se amplíe para el 2015, pero por las conversaciones que tenemos con TGP (consorcio que tiene a su cargo el ducto de Camisea) se está trabajando bien en ello. La propia empresa está comprometida con ese plazo y las entidades estatales están dando el apoyo respectivo para dar seguridad.
¿No ve un riesgo de que esto pueda tener un impacto futuro en las tarifas eléctricas?
Es verdad que el próximo año, si la saturación del ducto de Camisea ocurre, puede haber un desajuste (en el suministro), pero no escasez de energía sino problemas en el sistema de fijación de precios por zonas. Vemos que puede haber un problema de subida de tarifas en determinadas zonas, como el sur, o para determinados clientes libres. Pero es un problema que se puede solucionar de una manera relativamente fácil.
¿Cómo así?
Ese problema tarifario, que sería, en todo caso, transitorio, podría quedar solucionado con alguna medida regulatoria transitoria para el 2014 – 2015 (eso lo estamos viendo y conversando también con el Gobierno).
¿Y de qué medida estaríamos hablando?
Es un tema probabilístico, no sabemos exactamente qué demanda de gas habrá en el 2014, depende mucho de qué tipo de año sea. Si es más húmedo (lluvias) no habrá tanta repercusión y si es más seca sí podrían ser subidas importantes, de 30% a 40% para un cliente libre, que es lo que estamos buscando eliminar, precisamente, suprimiendo esas distorsiones a determinadas áreas del mercado.
¿Cuál ha sido el comportamiento de la demanda de electricidad?
La demanda ha venido creciendo entre 6.5% y 7% anual en los últimos 8 o 9 años (salvo el 2009, por la crisis financiera internacional) y este año, tras algunas caídas de la demanda tanto en potencia como en energía (ver tablas) en febrero y marzo (ocasionado por las diferencias en número de días del mes), luego se ha recuperado a sus niveles alrededor de lo anterior.
Vemos que continúa el crecimiento de la demanda de energía eléctrica en el país, y también que en Lima está creciendo menos, y ahora crece más en provincias.
¿En cuánto crecerá la demanda al cierre de este año?
Espero que estemos entre 6% y 7%. En general, la demanda de energía está dinámica porque aun cuando algunas empresas exportadoras han bajado su consumo (por las menores exportaciones) las que se dedican al mercado interno siguen aumentando su demanda.
Volviendo al tema del gasoducto de Camisea, ¿le preocupa que se pueda interrumpir el suministro si no se amplía oportunamente o por cualquier otra contingencia?
Se ha venido trabajando (para enfrentar esa contingencia). La reserva fría se pensó desde el 2008 para mitigar esa contingencia, pero también para que en el futuro, cuando el Perú tenga una red de gasoductos por todo el país, esas centrales térmicas (duales) de reserva puedan trabajar con gas natural.
Entonces, ¿descarta un colapso energético?
La seguridad absoluta (al 100%) no existe en ningún sistema, pero se puede dar un mensaje de tranquilidad a la población, por las inversiones realizadas y las que se siguen realizando, y porque la solución a las contingencias se viene trabajando hace tiempo.
¿Cuáles son las perspectivas del sector eléctrico?
Como dije, hasta el 2018 estamos cubiertos razonablemente, y ahora tenemos cierto espacio para conversar entre los actores, hacer números, contrastar posibilidades y diseñar un plan (como se hizo en el 2003) para volver a impulsar las inversiones con dos objetivos: aumentar más la confiabilidad (estamos bien, pero a medida que la sociedad se moderniza pide más calidad) y no perder la competitividad (en las tarifas).
¿Cuáles son los retos a futuro?
Después de ampliar el ducto de Camisea, el reto será viabilizar el ducto al sur, tema que está impulsando el Gobierno y para ello ha contratado a una consultora. En la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), estamos trabajando conjuntamente los temas de gas y electricidad para tener una planificación a largo plazo. Hay algunas distorsiones que vienen del pasado (ver recuadro).
También se dice que puede haber cortes porque las líneas de transmisión no son suficientes. ¿Hay ese riesgo?
Las cifras indican que la inversión en transmisión ha crecido de manera sustancial (ver tabla) y se siguen realizando. Desde el 2002 que se interconectó a nivel nacional el sistema, y sobre todo desde el 2004 en adelante se han venido haciendo las inversiones que requiere el sector. Hoy cada seis meses se licita una línea de transmisión y esperamos que esa tendencia continúe.