Como ya hemos destacado en anteriores ocasiones, el desarrollo maderero y la reforestación (diferente al cuidado de los bosques), son en nuestra opinión una gran oportunidad de desarrollo productivo y ambiental. Por ejemplo, solo en la sierra peruana tenemos 7 millones de hectáreas con capacidad de reforestación. Con sembríos industriales de árboles podemos compensar no solo nuestras propias emisiones actuales y futuras, sino también, seguramente, las de buena parte del resto del planeta. Los bosques jóvenes, a diferencia de los maduros, tienen un alto metabolismo, es decir una alta capacidad de absorber y de fijar el carbono de la atmósfera por muchos años. Ver en Lampadia: Madera: Fabulosa reserva productiva.
El Perú ha desaprovechado la riqueza de sus bosques. Basta ver el mapa del Perú con cierto detenimiento para descubrir que el 50% de nuestro territorio está cubierto de bosques naturales (68 millones de hectáreas). Somos el segundo país Latinoamericano con esta riqueza y décimo primero a nivel mundial. A pesar de ello, hemos despreciado este inmenso potencial como se ve expresado en que nuestras exportaciones no llegan ni al uno por ciento de la demanda global por recursos forestales. Como hemos señalado en Lampadia, este es un desperdicio sin nombre, que las regulaciones actuales no llegan a corregir y se ve agravado por la tala ilegal que sufre la selva amazónica al punto de poner en riesgo de extinción especies como la caoba.
Esta es la razón por la que queremos destacar el gran trabajo de la empresa nacional Reforesta Perú, la cual obtuvo el reconocimiento especial del año «Mérito a la Innovación: Innóvate 2017» en diciembre del año pasado, otorgado por el Ministerio de la Producción (PRODUCE), a través de Innóvate Perú, por promover la recuperación y puesta en valor de las tierras degradadas de la amazonia peruana, a través de una tecnología de mejoramiento genético de las plantaciones forestales clonales.
“Si nosotros reforestamos 3 millones de hectáreas de los 10 millones de hectáreas que ya están deforestadas en la Amazonía, seremos una potencia mundial en forestales. De manera que estamos muy vinculados a las políticas públicas del Ministerio de Agricultura y del Ministerio de la Producción porque la cadena productiva empieza en la ciencia, a biotecnología y la genética, y termina en muebles, partes y piezas para exportar al mundo”, declaró Enrique Toledo, gerente general de Reforesta Perú.
Reforesta Perú recibió el cofinanciamiento de Innóvate Perú para desarrollar protocolos para la producción de plantones clonales de siete especies maderables nativas amazónicas, como la caoba, cedro, tornillo, capirona, marupa, estoraque, quinilla, en base a semilla vegetativa de árboles plus en la Región San Martín.
La innovación desarrollada por esta empresa tiene un alto impacto en el medio ambiente, genera mayores puestos de trabajo e impulsa el desarrollo sostenible de las comunidades aledañas. Para saber mas sobre este gran proyecto, compartimos un video muy informativo:
El entonces ministro de la Producción, Pedro Olaechea, indico que «la labor de Reforesta Perú permite el desarrollo de un bosque cultivado de rápido crecimiento que, además de producir madera legal y capturar carbono, reduce la pérdida de suelos por erosión y permite el retorno de la fauna silvestre». Asimismo, indicó que esta innovación tiene un alto impacto en el medio ambiente e impulsa significativamente la productividad de las áreas forestales y genera un alto número de empleos en el Perú.
Promovamos el sector forestal
Ya se ha demostrado que la rentabilidad de la producción maderera que proviene de plantaciones forestales es muy superior a la producción en bosques naturales. “Tanto es así que en una hectárea de bosques naturales la producción maderera genera una rentabilidad de entre 20 a 100 dólares, mientras que en una hectárea de plantaciones forestales se obtiene una rentabilidad de entre 1,500 a 1,800 dólares”, según publicó Gestion.
Nuestro país vecino, Chile, tiene instalado casi tres millones de hectáreas de plantaciones forestales y genera exportaciones en este rubro por más de US$ 8,000 millones mientras que el Perú no supera las 100 mil hectáreas a nivel nacional y sus exportaciones forestales anuales están por debajo de los US$ 400 millones.
Como hemos señalado en Lampadia, “el potencial de desarrollo del sector forestal en el Perú debería ser del orden de cinco veces el de Chile, y constituye un buen ejemplo de una magnífica oportunidad que se está desperdiciando para generar una producción forestal” de más de 40,000 millones anuales, dando empleo de calidad a toda la población de la selva y a buena parte de la de la sierra.
Como afirma Gestion ¨Una de las tareas del presidente Vizcarra en materia agraria debería ser la de instalar un millón de hectáreas de plantaciones forestales al año 2021. Si se logra alcanzar esta meta, se estima un aumento de hasta US$ 1,800 millones en las exportaciones madereras permitiendo adicionar anualmente hasta 1.7 puntos porcentuales al crecimiento del PBI agrario y generar más de 500 mil nuevos puestos de trabajo.”
Como señaló en Lampadia, antes de su sensible fallecimiento, Antonio Brack Egg, uno de los mayores problemas que impiden el desarrollo de la industria forestal es que “el estado no garantiza los derechos de los inversionistas y eso empezó antes del 2006, cuando un grupo de personas, cerca de Atalaya, invadió un campamento forestal con una inversión española calculada en 36 millones de dólares, quemó el campamento, se robó todo lo que podía llevarse, y gente política del gobierno de aquel entonces los apoyó. Eso paralizó enormemente. Tenemos que ser conscientes: El sector forestal en el Perú puede ser un sector económicamente poderoso, fuerte, pujante, pero tenemos que dar el marco y el control para que eso se verifique, y dar confianza al inversionista”.
Por lo tanto, si queremos desarrollar este sector, es necesario que el gobierno promueva inversiones privadas rentables de largo plazo, además de reducir regulaciones engorrosas y disuasivas de su desarrollo.
Es hora de que empecemos a desarrollar esta industria y que apuntemos a ser una potencia maderera. Como es el caso de la explotación de otros recursos naturales, este desarrollo permitiría múltiples encadenamientos con otros sectores, una gran demanda de empleo de calidad, mayores exportaciones y recursos fiscales. Lampadia