El Perú se ha convertido en una de los diez primeros países proveedores de alimentos en el mundo y su agricultura creció a un promedio de 3.2% anual entre 2011 y 2014. Este sector se ha convertido en una de las principales actividades económicas que impulsan el desarrollo del Perú, acompañando a la minería en la generación de empleo formal rural y divisas para nuestro país.
La exportación de frutas y hortalizas frescas a lugares tan distantes como la China, es una actividad muy sofisticada, con altísimo contenido de tecnología y valor agregado. Hasta hace relativamente pocos años, los alimentos frescos solo viajaban entre países limítrofes. Uno de los pioneros en exportarlos a grandes distancias fue Chile, del que empezamos un proceso de aprendizaje desde los años 90. Poco a poco fuimos adoptando la tecnología y creando nuestros propios desarrollos para aprovechar las condiciones naturales favorables de nuestro territorio. Chile era el mayor exportador de espárrago fresco hasta que el Perú lo desplazó del mercado, hoy exportamos nuestro espárrago a Chile. Con la exportación de uva fresca está por suceder algo similar.
Este gran desarrollo significa una importante diversificación de nuestras exportaciones y la creación de pleno empleo en varias regiones. Empleo formal, con seguro de salud y demás beneficios laborales en el sector rural. El fenómeno ha transformado la costa peruana, generando incluso un crecimiento del área agrícola muy importante. Ver en Lampadia: La verdad sobre la concentración de la tierra. Pero no se ha quedado en la costa, además, la sierra viene incorporándose al proceso de manera importante. Por ejemplo, el éxito de la quinua peruana en los mercados internacionales es el pasaporte para el desarrollo exitoso de la exportación de los demás granos andinos y mañana de los tubérculos y raíces. Ver en Lampadia: La Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo.
Además, la agricultura familiar es muy importante para el país, dado que produce el 70% de los alimentos que consumimos los peruanos. Es importante darle atención a los pequeños productores y a los productos autóctonos, quienes han transmitido de generación en generación sabiduría y técnicas para desarrollar sus productos, muchos de ellos medicinales, para una alimentación sana. Por este motivo fuimos el primer país en Latinoamérica que valorizó la cocina autóctona, llevándonos a la cima de la gastronomía mundial.
Una de las características más importantes de esta pequeña agricultura, ubicada principalmente en el ande peruano, es que da empleo al 79% de la Población Económicamente Activa (PEA) del sector agropecuario. Asimismo, las unidades agrarias menores a 10 hectáreas son más de un millón y medio del total o un 90% del territorio agrario, sin embargo no cuentan con suficiente apoyo gubernamental que las integre de manera más eficiente a las cadenas de valor.
El desarrollo de la agricultura en el Perú es un segundo brazo de la revolución de la gastronomía, pues sin nuestros ingredientes locales, esta no podría haber llegado a generar una oferta tan singular y valiosa.
Por eso, es importante apoyar a este sector que tiene tanto potencial. Además, se podrían aprovechar los avances tecnológicos que están cambiando la industria y las tendencias del futuro.
Durante años, las tecnologías usadas para la producción de los alimentos más importantes eran basadas en el tamaño de escala. Respondían a la pregunta: ¿Cómo podríamos alimentar a una población en rápido crecimiento con menores gastos? Al hacer todo lo más grande posible: los alimentos cultivados en las granjas (gigantes) eran vendidos por las grandes corporaciones mundiales a las cadenas de supermercados.
Sin embargo, muchas de las tecnologías alimentarias de hoy parecen estar moviéndose en la dirección opuesta, hacia métodos y productos que son más económicos para las granjas pequeñas. Esto no significa el fin del “Big Food”, dado que se proyecta que la población del planeta alcance los 9.6 mil millones de personas para el año 2050, y la agricultura y la producción de alimentos todavía tiene que crecer más para alcanzar una escala masiva, con la ayuda de la tecnología y la investigación innovadora. Sin embargo, las tecnologías, incluyendo sensores de bajo costo, dispositivos móviles y análisis de data, han ayudado a una creciente variedad de empresas de alimentos, minoristas y productores a reducir sus costos y competir en muchos mercados especializados.
Estas tecnologías de software y análisis de datos podrían hacer que la agricultura sea más asequible para las operaciones de todos los tamaños. Hoy en día cada tractor de marca ‘John Deere’ viene equipado para proveer información de manera inalámbricasobre dónde se encuentra, qué ha sembrado, y más. Al combinar esta información con los datos generados por sensores de suelo y los informes del tiempo, los agricultores podrían encontrar maneras de utilizar el agua, las semillas y los fertilizantes de forma más eficiente, reduciendo sus costos lo suficiente para cubrir la inversión en tecnología, mejorando sus rendimientos.
Los productores de ganado a pequeña escala han sido algunos de los primeros partidarios del “Vital Herd”, una tecnología que mide y transmite información importante de la salud bovina cada 15 minutos: los latidos cardiacos, la respiración, la temperatura, etc. Hoy en día la salud de la manada se controla en gran medida por la observación de los agricultores. Pero con este nuevo flujo de datos, ellos podrían identificar un animal enfermo antes de que se propague la enfermedad, reduciendo así al mínimo el uso de antibióticos.
Estos avances han proliferado mucho en los Estados Unidos con el aumento de las redes inalámbricas en regiones agrícolas y la popularidad de los teléfonos inteligentes que pueden entregar información a los agricultores que trabajan en el campo. Los principales fabricantes de tractores están incluyendo cientos de sensores de bajo costo en sus equipos, por lo que es posible recoger datos como la topografía y la ubicación y profundidad de cada semilla plantada.
Los drones y los satélites más pequeños también prometen continuar con la generación de datos por lo que es cada vez más posible capturar imágenes frecuentes y de alta calidad de pequeñas secciones del campo, a un costo mucho más bajo que la fotografía tradicional de un avión pilotado.
En el Perú, la ya hay desarrollos empresariales que ofrecen sistemas de agricultura de precisión, lo que conllevará a la reducción de costos debido a una menor utilización de elementos químicos como fertilizantes.
Esto podría ser el comienzo de un repotenciamiento del sector agrícola,reflejando una mayor competencia e innovación que el modelo de escala industrial que ha dominado durante décadas. Si se adoptasen estas tecnologías, junto con un programa de apoyo para facilitar procesos de desarrollo de capacidades de la pequeña producción campesina, como el de Sierra Productiva, se podría avanzar muchísimo, ya que, según el Censo Nacional Agropecuario del 2012, solo el 10% de los productores agropecuarios recibieron asistencia técnica, asesoría empresarial o capacitación.
Aprovechemos la oportunidad de mejorar exponencialmente la agricultura peruana en todos sus formatos. En vez de seguir repartiendo dinero a ciegas (la ministra del sector asistencial dice que no conocen los resultados de sus programas. Ver en Lampadia: En el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo), concentrémonos en asistencia técnica al pequeño productor para traerlo a los mercados que les permitan superar su pobreza. En vez de reinventar los desarrollos privados malogrando su efectividad, apoyemos programas como el de Sierra Productiva en una alianza entre el Estado y el pequeño agricultor, que hasta ahora no se concreta. Lampadia