Carlos Gonzales
Gerente General de ENERCONSULT
Para Lampadia
Publicado el 12 de abril de 2024
La demanda mundial de petróleo sigue en aumento a pesar del creciente aporte de otras fuentes de energía como el Gas Natural y las renovables.
En 1990 la demanda mundial de petróleo era de 62 millones de barriles diarios y el 2023 alcanzó los 102 millones. Ello explica por qué la mayoría de los países en el mundo siguen explorando y explotando petróleo, sin descuidar el desarrollo de sus energías renovables.
En resumen, el petróleo seguirá siendo el principal energético en el mundo por muchos años y sin duda, más allá del año 2050 en el que se supone el mundo alcanzará la emisión cero (Cero Neto) según el Acuerdo de París.
¿Y qué pasa en el Perú?
En el Perú nuestro drama es el petróleo. En cuanto al Gas Natural su demanda interna está garantizada gracias a las reservas del Lote 88 (Camisea).
Se puede afirmar que en cuanto al petróleo, el Perú está en crisis.
Producimos apenas 40 mil barriles diarios y consumimos más de 250 mil, entre petróleo y derivados. El año 2023 importamos petróleo a razón de 111 mil barriles por día a un costo promedio de 8.8 millones de dólares. En el año 2023 importamos un total de 40.6 millones de barriles a un costo de 3,209 millones de dólares. Peor no podemos estar y nunca hemos estado en esta situación.
Si el Perú fuera un país sin petróleo, no nos quedaría otra que resignarnos y seguir importando lo que no podemos producir. La realidad es otra. En el Perú hay petróleo, pero también mucha indiferencia del Gobierno para incentivar la exploración de hidrocarburos; especialmente la de petróleo en la selva, en el zócalo y en la costa del Noroeste.
La última vez que el Poder Ejecutivo dio una norma legal de incentivo a la exploración y explotación de hidrocarburos fue en el año 2003, cuando se dio el Decreto Supremo 017-2003-EM que introdujo en el reglamento de regalía 2 nuevas metodologías para determinar la regalía en los contratos que suscribe Perupetro, con una regalía mínima de 5%. Esa modificación permitió atraer muchos inversionistas.
Por el lado del Congreso, la última vez que se dio una ley promotora de la inversión fue también en el año 2003, cuando se aprobó la Ley 28109, conocida como Ley de Reservas Marginales, que propició un incremento de producción en Talara de casi 10 mil barriles diarios. Desde entonces (hace 21 años) ni el Ejecutivo ni el Legislativo se han preocupado por el Subsector Hidrocarburos. Diagnósticos de nuestra deplorable realidad petrolera hay muchos. Recetas de lo que debe hacerse también abundan. El problema está en la falta de interés del Gobierno, tanto Ejecutivo como Legislativo.
La estadística petrolera que publica PERUPETRO da cuenta de cifras nada alentadoras. Tenemos apenas 6 contratos de exploración de los cuales 2 están en fuerza mayor. El último pozo exploratorio perforado en el Perú fue en el año 2021, en el Lote IV (UNNA), año en el que se perforó un solo pozo exploratorio a nivel nacional. Los viejos petroleros contestaban a la pregunta ¿Dónde está el petróleo? diciendo: El petróleo está donde se le encuentra. El asunto es que sólo el que busca encuentra y sin exploración (búsqueda), no vamos a encontrar nuevas reservas.
Si cotejamos las cifras a diciembre de 2023 comparándolas con las de diciembre 2013, veremos los resultados de la desidia del Gobierno con relación a la producción de hidrocarburos en el Perú.
El 2013 teníamos 74 contratos, el 2023 solo 32.
El 2013 producíamos 66 mil barriles diarios de petróleo, el 2023 apenas 40 mil.
El 2013 los lotes productores de petróleo eran 21, el 2023 solo 15.
El 2013 se perforaron 7 pozos exploratorios, el 2023 ninguno.
La demanda interna de petróleo seguirá creciendo y si no reaccionamos, la producción de petróleo seguirá declinando, haciéndonos más dependientes de la importación de petróleo y derivados. Si no se toman medidas urgentes, en un futuro muy cercano la refinería Talara será para unos cuantos, motivo de orgullosa ostentación, pero será una refinería que procesará crudo ecuatoriano solo y exclusivamente por la negligente indiferencia de los gobernantes, que no hicieron nada por reactivar el “upstream” petrolero en el Perú.
El escenario se irá tornando más deprimente aún, cuando veamos el impacto negativo que tendrá haber adjudicado 3 lotes a Petroperú por 2 años, lo que significa haber postergado inexplicablemente las inversiones en esos lotes.
Indiscutiblemente, lo ofrecido por las empresas que ganaron la licitación de los lotes V y VII de Talara demuestra lo equivocados que estuvieron en el Ministerio de Energía y Minas y en Perupetro, cuando optaron por los contratos temporales de 2 años para los lotes I, VI y Z-69. Lampadia