Jorge López-Dóriga
Director Global de Comunicaciones y Sostenibilidad de Grupo AJE
Para Lampadia
De todos los puestos que ocupa el Perú, hay uno que resulta muy relevante y merece tener la atención de todos. Me refiero a nuestra posición clave en biodiversidad. Estamos entre los cinco países con mayor biodiversidad del planeta y somos el segundo país con mayor cobertura de bosques amazónicos. De hecho, el 53% de nuestro territorio está cubierto por bosques, lo que nos da una ventaja única respecto a otros países.
La cuenca amazónica no es un territorio aislado. Es el origen del oxígeno que respiramos y del agua que bebemos en la costa. Las lluvias en el Amazonas permiten que en la sierra los caudales de los ríos se formen con el deshielo de la nieve de las montañas, haciendo posible la llegada de este valioso recurso natural a la costa, del cual dependemos todos.
Hace poco, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se hizo la pregunta de qué pasaría con el Perú si no existieran bosques amazónicos. La respuesta fue contundente: sin estos pulmones verdes, 25 mil millones de toneladas de CO2 ingresarían a la atmósfera; aumentaría gravemente la temperatura local y global y muchas especies de animales y plantas desaparecerían. Simplemente no habría civilización, ni empresas, ni un futuro para el ser humano.
Proteger el bosque en pie es un desafío que nos compete a todos. La creciente amenaza de la deforestación nos debe llamar a buscar nuevas formas de generar el desarrollo económico, dando prioridad al enfoque de sostenibilidad. Hoy en día, los bionegocios se han convertido en una salida válida y efectiva para mantener los bosques amazónicos en pie y promover el potencial económico y ambiental que ofrece nuestra selva.
Desde hace varios años, en Grupo AJE viramos a un modelo sustentado en la Revolución Natural, donde creamos cadenas de valor sostenible, empoderando a las comunidades y apoyando en la conservación de nuestra biodiversidad.
Uno de nuestros proyectos se llama “Superfrutos que conservan bosques”, un modelo que se ha convertido en un ejemplo a nivel mundial.
A través de nuestra marca BIO AMAYU, generamos cadenas de valor sostenible para especies como el aguaje, camu camu y acaí, los cuales son recolectados por comunidades amazónicas, quienes se comprometen a mantener el bosque en pie y reciben unos ingresos justos por ello.
Gracias a esta cadena de valor, hemos logrado un impacto positivo en la naturaleza, poniendo en valor al bosque en pie y su valiosa biodiversidad, y generando bienestar en más de 200 familias de 24 comunidades amazónicas. “Superfrutos que conservan bosques” comenzó en Perú y se ha extendido a Ecuador, Colombia y Tailandia, volviéndose un ejemplo escalable que podría replicarse en otros países biodiversos.
En Grupo AJE creemos firmemente que este modelo de bionegocio puede servir de inspiración a muchas otras empresas peruanas y globales preocupadas por la sostenibilidad y la defensa del bosque en pie.
Esta Revolución Natural es la respuesta del mundo actual a la Revolución Industrial. Por 150 años hemos vivido bajo el hechizo de la Revolución Industrial que transformó a las personas en consumidores. Hemos agotado los recursos de la Madre Tierra y esto nos ha llevado a la crisis planetaria en la que estamos ahora. Con la Revolución Natural, ha nacido una nueva era, un nuevo usuario consciente de su bienestar y de su entorno, que se pregunta antes de consumir algo, si es bueno para mí, es bueno para la sociedad y es bueno para la Madre Tierra.
Las empresas estamos llamadas a seguir ese camino. Necesitamos nuevos modelos de negocio que no solo se centren en la persona y en la satisfacción de las necesidades, sino que vean en la biodiversidad una ventaja competitiva, una oportunidad para propiciar el desarrollo de la Amazonía y del país, tomando como inspiración el bosque y la sabiduría ancestral de las comunidades. Debemos defender el “bosque en pie”. De eso depende nuestra supervivencia como planeta. Lampadia