Jaime Spak
Para Lampadia
Una de las mejores películas que filmo Tarantino en el año 1994 se llamó justamente Tiempos Violentos.
Si hacemos una comparación entre lo visto en esta excelente película y la realidad, llegamos a la conclusión que “la realidad supera a la ficción”.
Los peruanos somos gente pacífica.
Lo único que deseamos es que nos dejen trabajar, progresar y nos protejan de la violencia.
La época de los 80 en donde Sendero Luminoso y el MRTA prácticamente nos tomaron de asalto, se producían todo tipo de hechos sangrientos permanentemente.
Estos grupos terroristas, secuestraban, asesinaban a sangre fría a políticos, policías, militares, empresarios, dirigentes sindicales, pero en el caso de Sendero la mayoría de sus víctimas eran pobladores de las regiones más pobres del país.
Si ellos no comulgaban con sus ideas extremistas o sospechaban que estaban colaborando con las fuerzas del orden, pues ingresaban a los poblados y mediante lo que llamaban “juicio popular “, los mataban sin miramientos.
Miles de familias tuvieron que abandonar el lugar donde vivían para refugiarse en otra provincia o venirse a Lima, donde se podían sentir más seguros.
Una de las cosas que debemos de reconocer es que a partir del gobierno del recientemente fallecido presidente Fujimori, se dio un respaldo muy importante a la policía y se lograron en un par de años la desarticulación de los movimientos que mantuvieron en zozobra a la población durante casi 15 años.
La toma de la embajada de Japón en 1996 fue el último de los más mediáticos sucesos terroristas.
Hemos tenido durante un par de décadas posteriores a esos sucesos, un periodo de paz y de tranquilidad, pero siempre con hechos delictivos propios de los países que viven en democracia.
Hecho este preámbulo, actualmente estamos viviendo una época de violencia nunca vista en el país.
Estamos siendo atacados de nuevo por terroristas urbanos.
Sin ninguna ideología, pero solo con el deseo de ganar dinero gracias a la extorsión, secuestros, prostitución, minería ilegal y muchas otras lacras que nos tienen de nuevo atemorizados.
Esta vez son delincuentes extranjeros que han ingresado al país y con la ayuda del hampa local, se han dedicado a tener territorios liberados para el crimen.
Lo peor del caso es que la mayoría de los agraviados por esta situación, son gente humilde.
El dueño de una pequeña bodega de barrio recibe amenazas de tener que entregar una suma semanal para que puedan trabajar tranquilos.
Las compañías de transporte urbano e interprovincial, sino pagan un cupo diario, los matan a mansalva, sin ninguna justificación.
Los dueños de pequeños restaurantes, mototaxistas, peluquerías, boticas, salas de internet son conminados a pagar cupos, sino atentan contra sus locales.
Varios distritos del país son zonas de nadie, donde las mafias tienen sus tentáculos en tráfico de drogas, prostitución clandestina, etc.
No hay día que no salga una nefasta noticia, de algún atentado contra esta gente humilde.
Es decir, estas lacras humanas están yendo en contra del progreso de gente que con su arduo trabajo están saliendo adelante para tener una mejor vida para ellos y sus familias.
A la fecha más de 3,000 pequeñas bodegas han tenido que cerrar.
Nos preguntamos como el programa televisivo “el chapulín colorado “, ¿Y ahora quien podrá defendernos “?
Tendrían que ser las fuerzas del orden.
Los logros de la policía empezaron a caer de una manera impresionante, desde la época en que el presidente Sagasti, dio de baja a una docena de altos funcionarios, que por trayectoria y por méritos debían asumir puestos dirigenciales, para nombrar a gente de su entorno.
Luego el desastroso gobierno de Castillo, en donde se vendían los ascensos a grados superiores, seguramente la mejor gente que no disponía de dinero no fue ascendida.
Con la presidenta Boluarte no ha habido mejora alguna, en tres años de gobierno de Castillo-Boluarte, hemos tenido cambios de ministros del interior en un promedio de cada tres meses.
Ustedes creen que, en ese lapso, alguien puede generar alguna estrategia para mejorar la calidad de la seguridad.
La respuesta cae de madura.
La presidenta Boluarte esta más preocupada en salvar su pellejo con el escándalo de las joyas, con la intervención de su hermano para nombrar en puestos importantes a gente de su entorno, que en dar un respaldo a la policía.
Su principal interés es que su actual ministro descabece la Diviac, en lugar de mejorar el sistema de inteligencia institucional.
Estamos viviendo tiempos violentos, como nunca se ha visto, uno no puede hablar por celular en la calle, pues la posibilidad que venga un motorizado y lo arranche, son cada vez más frecuentes.
Lamentablemente no vemos la luz al final del túnel y eso es muy grave en un país como el Perú, donde la pujanza de su gente ha logrado cosas muy importantes.
Señora Boluarte póngase firme, y haga un cambio radical para superar la inseguridad.
Sino el Perú será una nueva versión del viejo Oeste americano. Lampadia