Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
Los brazos de las izquierdas más radicales llegan una y otra vez a los mejores medios de prensa internacionales, apoyando posiciones políticas contrarias a las que los caracterizan.
No estoy hablando de El País de España, que le ha entregado su corresponsalía en el Perú a un personaje irresponsable, que miente sin vergüenza, en pro de una agenda política muy alejada del buen periodismo.
Estoy hablando de The Economist y del Financial Times, que también tienen en el Perú, corresponsales que muchas veces filtran nuestras noticias con lentes ideológicos o inclusive en el marco de juegos de poder locales.
En esta ocasión debemos criticar a The Economist, y peor aún al Economist Intelligence Unit (EIU), que increíblemente se está prestando al juego de las izquierdas más radicales, -apoyadas por el diario La República-, quienes justamente vienen saboteando el proceso de elección de los magistrados del Tribunal Constitucional (TC), para tratar de infiltrar personajes altamente politizados que faciliten el desmontaje de la economía social de mercado establecido por la Constitución. Exactamente lo contrario de lo que afirma el EIU en el artículo que glosamos líneas abajo.
Es muy importante analizar la situación de TC y el proceso de elección de los nuevos magistrados. Veamos algunos puntos importantes:
- 5 de 6 magistrados se mantenían el tribunal casi 8 años, cuando la Constitución fija solo 5 años.
- A pesar de ello, algunos magistrados complotaban para alargar su mandato. Por ejemplo, a última hora del proceso, desde el TC se pretendió crear una nueva instancia para evaluar las tesis de los candidatos.
- Este es el tercer proceso de selección, después de dos fallidos.
- El proceso ha tomado 8 meses y los currículos de los postulantes han sido ventilados ampliamente.
- La longitud de este proceso y lo tediosos del mismo complota contra la participación de los juristas más renombrados y capacitados.
- El TC es el baluarte de la defensa de la Constitución, que justamente pretende ser cambiada por las fuerzas de izquierda radical. De ahí el interés de dichos grupos por capturarlo, como lo tuvieron cuando el TC convalidó el auto golpe de Estado de Vizcarra con el cierre del Congreso.
- Los grupos radicales pretendían que después del proceso establecido, se haga un debate público que solo serviría para alimentar un ambiente inquisitorial y destructivo, quién sabe, si con el afán de alargar aún más la permanencia de los magistrados de mandatos vencidos.
- Según algunos constitucionalistas de renombre, tal vez los magistrados elegidos no sean los más ilustres, pero se considera que harán un buen papel.
Más allá de las tareas cotidianas del tribunal, es muy probable que los magistrados tengan que intervenir en temas muy importantes para nuestra democracia, como una eventual vacancia del presidente de la República y los procesos consiguientes; la intención del gobierno de Castillo y Perú Libre de imponer una asamblea constituyente; y la eventual disolución del Congreso de la República.
En estas condiciones no se podía mantener un tribunal precario y largamente excedido en su mandato.
Los magistrados elegidos han recibido altas votaciones, de muchos grupos políticos, algo muy importante para validar el proceso.
Esperamos que la campaña destructiva que está desarrollando la izquierda radical y sus socios de conveniencia, fracase palmariamente. Mientras tanto, tenemos que alertar a la opinión pública local e internacional, que lo que está en juego es la estabilidad de nuestra democracia, y no podemos quedarnos callados ante maniobras anti patriotas.
Lean el juego político del EIU.
¿Qué ha pasado?
Congreso aprueba nuevos jueces para el máximo tribunal de Perú
Economist Intelligence Unit
16 de mayo, 2022
Traducido y glosado por Lampadia
El 10 de mayo, el Congreso votó para aprobar seis nuevos jueces para formar parte del Tribunal Constitucional (TC) de siete miembros, después de que cada candidato recibiera al menos 87 votos (una mayoría de dos tercios) en la legislatura unicameral de 130 miembros. Las votaciones se realizaron sin debate previo, lo que pone de manifiesto una preocupante falta de transparencia.
¿Por qué eso importa?
El TC juega un papel importante en la política peruana: es el árbitro final en la relación a menudo conflictiva entre los poderes ejecutivo y legislativo, ya que dictamina sobre la constitucionalidad de las leyes. Como resultado, la elección de los nuevos miembros del TC (cada uno de los cuales cumplirá un mandato de cinco años) será muy importante para la formulación de políticas. Este fue el tercer intento del Congreso de cubrir los puestos desde 2019, cuando expiraron los mandatos de los jueces salientes. El primero fue en septiembre de 2019, cuando el legislativo nombró nuevos magistrados en contra de la voluntad del entonces presidente Martín Vizcarra (2018-20), quien respondió disolviendo el Congreso. El segundo fue en julio de 2021, cuando tres candidatos no lograron obtener una mayoría de dos tercios.
Esta vez, el Congreso decidió acelerar el proceso votando sin debate sobre los seis candidatos, pero los opositores a las nominaciones en el Congreso y los grupos de la sociedad civil afirmaron que el proceso de selección estuvo indebidamente politizado y careció de transparencia. Los nuevos miembros del TC son ampliamente vistos como jueces conservadores alineados con los partidos de derecha; Es probable que esto extienda la polarización política de Perú al máximo tribunal y debilite la confianza en las frágiles instituciones democráticas del país.
[Increíble que The Economist, y peor aún el Economist Intelligence Unit, se presten al juego de las izquierdas más radicales, apoyadas por el diario La República, que justamente vienen saboteando el proceso de elección de los magistrados para tratar de infiltrar personajes politizados que faciliten el desmontaje de la economía social de mercado establecido por la Constitución].
Una escisión en el partido gobernante significa que la legislatura está aún más fragmentada
Aunque muchos de los magistrados tienen afinidades con partidos de derecha, la dirigencia del gobernante Perú Libre (PL) de extrema izquierda intentó azotar a sus miembros para que los apoyaran. Sin embargo, diez legisladores del PL, conocidos informalmente como el bloque de maestros, criticaron el liderazgo y abandonaron el partido para formar un nuevo caucus. El PL ha perdido a 15 de sus 37 miembros desde agosto de 2021 y ahora es solo el segundo partido más grande en el Congreso (Fuerza Popular tiene 24 representantes). No esperamos que la división en el PL afecte el apoyo al presidente, Pedro Castillo, entre los representantes de centro-izquierda en el Congreso, aunque sí representa una creciente insatisfacción con el líder y fundador del partido, Vladimir Cerrón.
¿Qué sigue?
La nueva composición de tendencia derechista del TC y la mayor fragmentación de los partidos de centro-izquierda en el Congreso refuerza nuestra opinión de que la formulación de políticas bajo la presidencia de Castillo no se desviará hacia la izquierda; en cambio, los políticos darán prioridad a las políticas populistas para reforzar sus índices de aprobación extremadamente bajos. Un TC de tendencia derechista también sugiere que los planes del gobierno para la reforma constitucional se han convertido en una posibilidad aún más lejana. Es probable que un tribunal más politizado que esté estrechamente alineado con los intereses partidistas socave los esfuerzos para mejorar la transparencia e implementar medidas anticorrupción, lo que plantea riesgos para la estabilidad política.
[Juzgue usted lector, si estos comentarios están preñados de seriedad o teñidos de politiquería].
Lampadia